El gobierno de Estados Unidos anunció que las nuevas perforaciones en aguas profundas deberán pasar por una evaluación ambiental, lo que implica, al menos por el momento, el fin del tipo de permisos ecológicos que permitieron a British Petroleum (BP) perforar sin mayor escrutinio el pozo en el que ocurrió la explosión en el Golfo de México.
El Departamento del Interior informó sobre la nueva política luego de que el Consejo de la Casa Blanca sobre Calidad Ambiental aseguró que BP obtuvo permisos ambientales basados en datos de hace décadas.
La dependencia aseguró que la medida se aplicaría mientras se realiza una evaluación general de cómo se están otorgando los permisos.
Ken Salazar, secretario del Interior, afirmó que “nuestra toma de decisiones debe ser informada, al entender las consecuencias ambientales de las acciones federales que permitan el desarrollo de perforaciones de crudo y gas en alta mar”.
Por el momento, existe una moratoria sobre las perforaciones en aguas profundas en el Golfo de México. Una vez que ésta se retire, la nueva política podría hacer que las compañías se tarden más en desarrollar proyectos en aguas profundas, pues se requerirían evaluaciones ambientales a medida que avanzan.
Las perforaciones en aguas poco profundas también estarán sujetas a una supervisión ambiental más estricta.
Luego de la explosión del 20 de abril de la plataforma Deepwater Horizon, en la que murieron 11 trabajadores y desencadenó el pero derrame petrolero en la historia de Estados Unidos, se criticó mucho que BP haya obtenido permisos ambientales del Servicio de Administración Mineral, dependencia del Interior eliminada tras el derrame.
Impacto
Mientras tanto, los camaroneros regresaron a las aguas de Luisiana para la primera temporada comercial de pesca desde el derrame petrolero, sin estar seguros sobre cuánto crudo sigue en el mar y qué precio podrán conseguir por su captura si los consumidores se muestran preocupados por una posible contaminación.
El vertido de crudo ha golpeado duramente el sector pesquero en un estado que se primero en la Unión Americana en la producción de camarón, cangrejo azul y ostras, una industria de 318 millones de dólares al año en Luisiana.
Sin embargo, pese a afirmaciones del estado y el gobierno federal de que los mariscos que están en el mercado no están contaminados, la demando cayó y los precios bajaron hace un mes, aseguró Harlon Pearce, director de la junta promotora de pescados y mariscos de la entidad.
Fuente: El Financiero – internacional, p. 25
Publicada: 17 de agosto 2010
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