El gran reto que enfrenta Sudáfrica como una de las sociedades más desigualitarias del mundo es la pobreza, y una vía para contrarrestarla es otorgándole mayor poder económico a la población negra, según Dave W. Steward.
El problema es cómo llevar a la práctica lo que en inglés se conoce como «black empowerment«, añadió el director de la Fundación Frederik W. de Klerk, organismo que lleva el nombre del ex presidente que contribuyó al fin del apartheid en el país africano, donde el 80 por ciento de los habitantes son negros.
Steward defiende la posibilidad de que los negros se conviertan en socios de las grandes empresas mineras de Sudáfrica, de las que hasta ahora se ha enriquecido una elite, pero se opone a la ley cuyo fin es la redistribución de tierras.
«Queremos que las negociaciones beneficien a los trabajadores, que la gente que labora en esas compañías comparta un porcentaje de las acciones», reconoció el ex embajador ante las Naciones Unidas.
Reforma, Cultura, p. 7