Fue la Organización de las Naciones Unidas la que en 1987 introdujo el término por primera vez. A través de la Comisión Mundial para el Desarrollo y el Medio Ambiente, publicó entonces el reporte Nuestro futuro en común, que sentaba las bases para el desarrollo mundial sustentable. Un modelo de desarrollo socioeconómico sustentable es aquel en el que se pueden satisfacer las necesidades de las generaciones presentes sin comprometer las posibilidades de las del futuro. Generar un plan y desarrollar acciones para que una empresa, un país y el planeta entero se desarrolle de esa manera no es una tarea sencilla.
En la Argentina son muchas las industrias -construcción, cosmética, alimentos, tecnología, entre otras- que comenzaron a trabajar este concepto. El desarrollo de la estrategia de sustentabilidad no está limitada a un sector de la empresa, sino que cuenta, por lo general, con representantes de todas las áreas. Sabina Zaffora, gerenta de Asuntos Corporativos y Sustentabilidad de Natura, explica: «La sustentabilidad dentro de nuestra compañía es una directriz transversal en sus procesos y forma parte de la planificación general. Los principales indicadores socioambientales integran las metas estratégicas de la empresa y también son desdoblados para todas las unidades de negocio y procesos con objetivos de corto y largo plazo.» La compañía, que empezó a producir localmente a mediados de 2010, reemplazó en 2007 los aceites minerales por aceites alternativos vegetales y este año cambió los repuestos de vidrio de sus líneas por envases de plástico verde.
También desde la industria tecnológica se trabaja en la localización de las estrategias de cuidado ambiental globales. «Uno de los cuatro objetivos de nuestra estrategia global es cuidar de nuestra gente y de nuestro planeta e inspirar a la próxima generación. Por ejemplo, la segunda generación de procesadores Intel Core redujo un 25% en el consumo de energía y durante los últimos tres años Intel ha sido el más grande comprador de energía ecológica de Estados Unidos», presenta Mariana Iribarne, gerenta de Asuntos Públicos de Intel Argentina. La alemana SAP, que se dedica al desarrollo de software, implementó a escala global un programa de prácticas de negocio más sustentables. Este año, anunció que espera lograr en 2020 los volúmenes de emisión de gases de efecto invernadero alcanzados en 2000. En 2010 estos gases se redujeron un 6% en comparación con 2009, sin afectar la facturación de la empresa, que tuvo un crecimiento del 17%. ¿Cómo se logró? Menor uso de la electricidad, provisión de transporte de los empleados e incremento de la compra de energía renovable, que ayudó a reducir la huella global en un 11%, lo que le valió a la compañía ser catalogada por cuarto año consecutivo como líder del sector de software en el Indice Mundial de Sustentabilidad Dow Jones.
Otra tendencia que puede percibirse cada vez más en el país, en especial en las ciudades de Buenos Aires y Rosario, es la de la construcción bajo parámetros sustentables. Gnvgroup es la compañía que creó el edificio Malecón -en el extremo sur de Puerto Madero-, considerado un ícono en la construcción de edificios inteligentes y arquitectura sustentable. Ahora, la empresa está trabajando en el complejo Madero Harbour. «El complejo ubicado en Puerto Madero cuenta con paneles solares, recupero de aguas de lluvia y de condensados de aire acondicionado para riego y limpieza. Ventanas de doble vidrio hermético con control solar, lámparas de bajo consumo en espacios comunes. Estamos trabajando en la implementación de técnicas para la separación de residuos. Instalamos bicicleteros y vestuarios», describe Mercedes Ginevra, directora de Gnvgroup.
Eugenia Testa, directora política de Greenpeace Argentina, se muestra escéptica sobre el avance local real en estrategias sustentables: «El uso de la sustentabilidad como concepto es en muchos casos sólo una estrategia de marketing. No basta con que se piense en el concepto, se debe producir de acuerdo con ello. Hay actividades que son intrínsecamente no sustentables, como la minería, pero hay otras que pueden, a través de la reconversión de sus procesos productivos, del diseño de sus productos, de los materiales y sustancias que utilizan tender hacia la sustentabilidad y vemos que en las empresas argentinas la estrategia central sigue siendo el lucro», opina.
A la hora de rendir cuentas
Dentro de las acciones que empezaron a desplegar las empresas locales durante 2010 y 2011, está la presentación de los primeros reportes anuales de sustentabilidad. Nacen como los hermanos mayores del ya conocido Balance de Responsabilidad Empresaria, que existe en nuestro país desde fines de los 90. Mucho más abarcativo, según los protagonistas, intentan reflejar todas las dimensiones de la compañía atravesada por una decisión de crecimiento sostenible. Ese es el caso de PepsiCo que acaba de lanzar su primer Reporte de Sustentabilidad y busca mostrar cómo se trabaja hacia adentro y fuera de la organización. «Desde PepsiCo global se definen líneas de acción corporativas que permiten alinear las actividades que se realizan en todos los países en donde la compañía está presente. Todas nuestras plantas propias operan bajo las normas internacionales. Trabajamos, por ejemplo, en la búsqueda de formas innovadoras de reducir el uso de energía, agua y materiales de nuestros empaques», explica Diego Cifone, director de Asuntos Legales y Corporativos de PepsiCo Cono Sur, que también tiene una fundación homónima desde 2006. A través del lema «Desempeño con propósito», la compañía asume el compromiso de promocionar la sustentabilidad.
En tanto, por segundo año consecutivo Carrefour publica su reporte Contribuyendo al desarrollo sostenible: ayer, hoy y mañana. «Presentamos información de nuestro desempeño económico, social y ambiental a todos nuestros grupos de interés porque creemos que es de suma importancia la rendición de cuentas ante la sociedad», asegura Carlos Velasco, director de Comunicaciones y RSE de Carrefour Argentina.
La consultora KPMG destaca la importancia de que exista este tipo de reportes y advierte que es esencial que reflejen información clara y contrastable. En un estudio lanzado en noviembre último KPMG analizó cuál es la comunicación que hacen en la actualidad las empresas de consumo masivo sobre sus planes de sustentabilidad. En una muestra de 135 líderes mundiales se ve que mientras que el 80% de las empresas que operan en los mercados de consumo masivo afirma que ya cuentan con una estrategia de sostenibilidad corporativa, sólo el 35% emite informes públicos sobre sustenibilidad. Incluso, un porcentaje aún menor informó sobre los objetivos y resultados específicos y medibles de las acciones sostenibles llevadas a cabo. Se observaron también diferencias considerables en cuanto a la calidad y la cantidad de la información incluida. «Los líderes de las industrias y las partes interesadas están cada vez más de acuerdo en que los informes de sustentabilidad deben ser más estandarizados y uniformes; sin embargo, el progreso en este sentido ha sido lento», comenta Guillermo Calciati, de KPMG. La investigación revela que si bien se confeccionan informes extensos y de calidad, en el mercado abundan los informes contradictorios que incluyen una gran cantidad de datos de diferente clase. «Si las compañías no comunican de manera clara y adecuada las acciones sostenibles que llevan a cabo, el impacto de dichos programas sobre la marca y la percepción de los clientes se ve ampliamente disminuido», dice Calciati.
En el mundo, y cada vez más en la Argentina el usuario está comenzando a pensar -y a consumir- de una manera más responsable. Ya no es sólo el precio o determinada calidad la que marca la elección en una compra, sino que se busca un compromiso de la empresa elegida con una serie de valores que exceden lo comercial. Desde hace ya varios años las compañías consideran que la producción responsable y el cuidado de la comunidad en la que se opera son parte fundamental del negocio.
EL PAPEL DEL ESTADO
En la Argentina no existe aún una legislación común sobre la estrategia de sustentabilidad a la que deban responder las empresas. Si bien hay indicadores que colaboran para llevar a cabo acciones sostenibles dentro de las empresas (ISO 26.000, ISO 14001, GRI, normativas del Organismo para el Desarrollo Sustentable, entre otros), lo que se hace para contribuir a un desarrollo sustentable depende entonces de la voluntad de cada organización. «Es el gobierno el que tiene el deber de asumir un papel clave en la promoción de tecnologías más limpias y productos menos agresivos para el ambiente. Los ciudadanos no tienen fácil acceso, por ejemplo, a la información sobre los niveles de contaminantes emitidos por la chimenea de una fábrica vecina. Esto no es sólo un derecho básico de cualquier ciudadano, sino que ha demostrado servir de estímulo para disminuir la contaminación de ciertas industrias», dice Eugenia Testa, de Greenpeace.
Fuente: Lanacion.com.ar
Por: Martina Rua
Publicada: 29 de enero de 2012.