La importancia de la naturaleza para los seres humanos es indudable. Los ecosistemas nos brindan una variedad de bienes y servicios que no sólo determinan nuestra calidad de vida, sino que también hacen posible la producción económica y, por ende, permiten el desarrollo saludable de nuestras comunidades.
Para todos es más o menos claro que la naturaleza nos provee de bienes necesarios para nuestro bienestar, por ejemplo, alimento y materiales para construcción. Sin embargo, quizá sean menos obvios otros beneficios que obtenemos de ella y que son imperativos para nuestra supervivencia.
Entre estos están la purificación del aire y del agua, la mitigación de inundaciones y sequías, y la generación y renovación del suelo. Un ecosistema nos proporciona servicios ecosistémicos gratuitos y duraderos. Por ejemplo, un bosque saludable desacelera el escurrimiento del agua y, en combinación con suficientes planicies de inundación, ayudan a proteger contra inundaciones.
Cuando se pierde la cobertura boscosa y se llenan las planicies de inundación, las inundaciones corrienteabajo aumentan. Los daños causados por una inundación representan pérdidas para individuos, gobiernos y empresas. Ante la degradación de la naturaleza, estas entidades deberán incurrir en costos para reparar o reemplazar los servicios ambientales que un ecosistema saludable nos proporcionaría gratuitamente.
Paradójicamente, el valor que le damos a los ecosistemas tiende a estar muy por debajo de su valor real. En otras palabras, el precio que puede tener una superficie con vegetación natural tiende a ser menor que el de una transformada sin reflejar el valor de las funciones que sostiene nuestro bienestar. Así, cuando hay que tomar una decisión en donde el futuro de un ecosistema está en juego, generalmente lo hacemos sin ningún parámetro de cuánto estamos perdiendo con su transformación.
Esto ha desencadenado en la pérdida de un sinfín de recursos naturales y en el aumento en los costos relacionados con el reemplazo de los servicios de ecosistemas perdidos.
Valorar la naturaleza sin duda es controversial, pero también inevitable. Algunas preguntas que pueden surgir sobre el tema son: ¿El valor debe estar dado en pesos y centavos? ¿Cómo calcular este valor? ¿Quién debe dárselo? Dar respuesta a estas preguntas no es fácil; sin embargo, pensamos que evadir está discusión pone en riesgo la permanencia de los ecosistemas. En este sentido, por lo menos deberíamos poder discernir sobre cuáles son los ecosistemas que más nos interesan y poder llegar a acuerdos que garanticen su mantenimiento.
En el proceso de valoración también existen dificultades técnicas. Una de ellas es la disponibilidad y procesamiento de datos que nos permitan identificar, entender y valorar los servicios ecosistémicos que ofrece la naturaleza, así como entender cómo se dan estos procesos de valoración.
Afortunadamente, hoy en día, la capacidad de almacenamiento de datos en forma digital, así como distintos métodos de valoración y la experiencia de expertos en distintas ramas como la ecología la economía y el cómputo, permiten atender estas dificultades.
En conjunto, estos avances tecnológicos y científicos se traducen en herramientas sumamente útiles para los tomadores de decisión y la sociedad en general. Una de estas herramientas es ARIES.
El proyecto ARIES (Inteligencia Artificial para los Servicios Ecosistémicos) fue financiado inicialmente por la National Science Foundation en Estados Unidos y es una herramienta que facilita el mapeo de servicios ambientales. Con ella, podemos entender y cuantificar el valor del medio ambiente y cuáles son los factores que determinan dicho valor en una región geográfica determinada.
Utilizando una base de datos muy diversa y pertinente al ecosistema en cuestión, ARIES diseña un mapa en donde se expone la interacción entre factores económicos y ambientales. Esta herramienta facilita la visualización de lo que son los servicios ambientales, sus beneficiarios y el flujo de los mismos a través de una zona. ARIES utiliza un software de agentes de “inteligencia” para recopilar, analizar y sintetizar conocimiento de diferentes fuentes. Los agentes de inteligencia son más que programas convencionales debido a que estos reaccionan a cambios de priorización y las selecciones del usuario, utilizando el razonamiento de la máquina para modificar la forma de operación e ir adaptando así el desarrollo del caso en estudio.
A diferencia de otros sistemas de evaluación basados en modelos determinísticos, ARIES utiliza modelos probabilísticos (redes de Bayes) cuyos resultados “honestos” incrementan la confiabilidad de las decisiones. Además, la clasificación de servicios ecosistémicos propuesta por ARIES, enfocada sobre todo a identificar a los beneficiarios de los servicios ecosistémicos, facilita una mejor comunicación entre academia, tomadores de decisión y sociedad en general.
El pasado 17 y 18 de febrero, el grupo de colaboradores de ARIES, constituido por: Conservation International, el Instituto de Ecología, A.C. (Centro Público SEP-Conacyt), la Universidad de Vermont, Earth Economics y el Basque Centre for Climate Change, organizaron en la ciudad de Xalapa el taller Inteligencia ARtificial para Servicios Ecosistémicos (ARIES): Evaluación del Flujo de Servicios Hidrológicos en la cuenca de la Antigua, donde se presentaron las ventajas de este sistema a través de un estudio de caso en la cuenca de la Antigua, Veracruz.
En el taller participaron aproximadamente 60 personas de distintas instituciones académicas, gubernamentales y de la sociedad civil, quienes expusieron los principales problemas de suministro de agua que atañen a la cuenca de La Antigua. Como parte de los objetivos próximos del equipo ARIES dentro del estado de Veracruz, está extender el análisis a otros servicios ambientales, por ejemplo, el control de inundaciones y el incremento en la calidad de agua. El espacio del taller sirvió además para compartir ideas que promoverán la salud y prosperidad de las comunidades y sistemas naturales de la Antigua por los años venideros.
ARIES se realiza siguiendo el paradigma de fuente abierta de software. Por lo tanto, se abrirá gratis para todos los usuarios no lucrativos, como ONG’s, academia, o instituciones de gobierno.
Los usuarios no lucrativos deberán compartir las modalidades de datos de la mejor forma que esto refleje sus compromisos, contribuyendo a mejorar el sistema en el tiempo.
* Departamento de Red de Ambiente y Sustentabilidad Instituto de Ecología, A.C.
Fuente: Crónica, academia, p. 21.
Publicada: 4 de marzo de 2011.