La obesidad infantil es un tema que aqueja a muchos países alrededor del mundo, y es que con los alimentos altamente procesados que tenemos y la gran cantidad de azúcar añadida que hay en ellos, es casi imposible evitar que los niños lleguen a consumirlos.
Es por ello que varios países y ciudades han implementado ciertas medidas para reducir la obesidad en sus comunidades, por ejemplo, la ciudad de Ámsterdam, en Holanda, es la más grande en índices de obesidad dentro del país ya que en los últimos años ha crecido hasta en un 12%, ahí el gobierno ha puesto en marcha un programa de salud que ya ha logrado un descenso de la obesidad y sobrepeso en menores de edad.
Los niños de Ámsterdam son monitoreados regularmente sobre su peso y se les realizan pruebas de agilidad y equilibrio, sin embargo, el problema de la obesidad infantil en Ámsterdam se concentra en las zonas más pobres de la ciudad, entre las comunidades de inmigrantes del norte de África, Turquía y Surinam.
Es ahí donde el programa de peso saludable de la ciudad enfoca sus recursos y es aquí donde la baja de la obesidad ha sido mayor.
Cabe mencionar que entre 2012 y 2015, el porcentaje de niños con sobrepeso disminuyó de 21% a 18,5%, lo cual contribuyó a la reducción de 12% registrado en toda la ciudad.
Los niños de Ámsterdam son monitoreados regularmente sobre su peso y se les realizan pruebas de agilidad y equilibrio
De acuerdo con BBC, las autoridades de la ciudad son cautelosas sobre los números, pero la tendencia es alentadora.
En un centro comunitario en el norte de Ámsterdam, las mujeres están cortando vegetales y cocinando sopa de pollo. La mayoría son de Marruecos, Siria o África Occidental, ahí está un nutricionista dando consejos sobre cómo cocinar más saludable.
El presupuesto del programa de peso saludable de Ámsterdam es de poco más de US$7 millones por año. Con este programa, se trabaja con el personal que se tiene en las escuelas, tanto maestros, enfermeras, trabajadores sociales, como líderes comunitarios, para transmitir un mensaje de estilo de vida saludable.
De acuerdo con Karen den Hertog, subdirectora del programa, dice que han logrado construir todo un sistema integral de aproximación al problema.
«En la vida cotidiana de los niños y sus padres, logramos transmitir un mensaje saludable y ayudamos a las personas a tener un estilo de vida más saludable», dice.
Dentro de las escuelas primarias «Jump-In», donde solo permiten que frutas, agua y alimentos saludables ingresen al centro y fomentan el ejercicio, se enfrentaron algunos obstáculos de los padres. Sin embargo, las quejas pronto se desvanecieron, dice Pascal Reit, director de la escuela Pro Rege.
«Hubo algunas protestas de algunos padres que piensan que no deberíamos decirles cómo criar a sus hijos. Ahora todos lo aceptan. Ya no hay ningún problema».
Para mantener su mensaje de bienestar de manera consistente, la ciudad ha prohibido a las compañías de comida chatarra anunciarse en el metro o patrocinar eventos deportivos.
Las autoridades también trabajan con tiendas y supermercados para promocionar la venta de alimentos frescos.