Después de que un iceberg de 5.800 kilómetros cuadrados se desprendiera del segmento Larsen C del continente, en la Antártida la NASA captó, con ayuda del Sensor Infrarrojo Térmico, una nueva imagen del enorme iceberg.
De acuerdo con la NASA, este iceberg de un billón de toneladas ya comienza a romperse en pedazos.
La imagen anterior fue tomada por el satélite entre el 14 y 21 de julio. Se puede apreciar que el iceberg principal, A-68, ya ha perdido varias piezas pequeñas, además de mostrar un grupo de tres pequeños icebergs aún no liberados en el extremo norte.
An iceberg about the size of Delaware has split off from Antarctica – scientists wonder: what happens next? https://t.co/atdtCKtUyy pic.twitter.com/pl0bOXTAMc
— NASA ICE (@NASA_ICE) 12 de julio de 2017
La imagen completa mostrada por el satélite Landsat, monitoreó la evolución del fenómeno desde que era una grieta que inició en febrero de 2016 y hasta el 21 de julio de 2017, cuando el iceberg finalmente se separó de la plataforma de hielo.
Según la NASA, el A-68 en estos momentos está siendo transportado por corrientes hacia el norte.
¿Qué consecuencias puede tener el desprendimiento?
De acuerdo con el experto ambientalista Manuel Rodríguez Becerra, el derretimiento del bloque de hielo no aumentará el nivel del mar.
«Mucha gente ha dicho que se aumente el nivel del mar, pero es falso. Esta es una gran masa de huelo que está flotando, en el mar. Es una masa de 300 metros de grosor, que es muy grande, pero cuando se derrite un hielo que está en un vaso de agua el volumen de agua de ese vaso no aumenta», aclaró.
Investigadores de @NASA monitorearán el gigantesco iceberg #LarsenC. https://t.co/dEWdqTOI9c pic.twitter.com/1OX1LEEhRm
— US Embassy Bogota (@USEmbassyBogota) 13 de julio de 2017
¿Qué causó su desprendimiento?
Paul Johnson, dice que la actividad humana pudo ser un factor importante en la explicación de este fenómeno, “El deshielo de la Antártida es la alerta roja del planeta sobre los peligros del cambio climático.
El desprendimiento de este iceberg es el tercero de los últimos años, probablemente una señal del impacto global del cambio climático.