Frente a la naturaleza abierta de la red, volvemos a un “¿no pagas por mis canales? Lo siento, no puedes ver mis contenidos”. Un esquema caduco, anticuado, que únicamente interesa a quienes, incapaces de jugar con las reglas de la red, pretenden reinventarla de acuerdo a las que ellos proponen.
La red arde en comentariossobre el movimiento o mejor, la “movida” que dos gigantes del pasado, Murdoch y Microsoft, quieren perpetrar contra la naturaleza de la red, de la que ya hablamos hace cosa de una semana.
No, no nos equivoquemos: el movimiento de Murdoch y Microsoft no va contra Google, ni mucho menos debemos caer en el error de identificar a Internet con Google.
El acuerdo exclusivo para que el contenido de Murdoch solo pueda buscarse en Bing y no en otros buscadores es el recurso de dos gigantes que nunca se han encontrado cómodos en la red, que odian Internet y todo lo que Internet representa, y que lo que buscan es ni más ni menos que destruir su naturaleza, asemejarlo a algo que conocen muy bien: la televisión. Frente a la naturaleza abierta de la red, volvemos a un “¿no pagas por mis canales? Lo siento, no puedes ver mis contenidos”.
Un esquema caduco, anticuado, que únicamente interesa a quienes, incapaces de jugar con las reglas de la red, pretenden reinventarla de acuerdo a las que ellos proponen. Pero además, según veremos, un escenario imposible. Son, simplemente, dos viejas glorias del siglo pasado que se han encontrado: dios los da, y ellos se juntan.
Cualquier proveedor de contenidos es libre de decidir hacer, dentro de un orden, lo que quiera con sus contenidos. Si Murdoch quiere excluirse de Google porque no le paga por indexar sus contenidos, y encuentra además a un tonto que cree tener la capacidad de cambiar el mundo y que sí le paga por ello llamado Microsoft, adelante.
Si Microsoft cree que su buscador va a alcanzar una gran popularidad por ser “el único sitio donde puedes encontrar los contenidos de Murdoch”, igualmente, adelante.
A mí, personalmente, todo lo que me produce ésto son unas enormes ganas de ignorar completamente los contenidos que produzca el señor Murdoch (allá va mi suscripción al WSJ, la más antigua de las que tenía, y adiós al vínculo en mi lista de lecturas diarias) y de mantenerme mucho más alejado de Bing de lo que ya lo hacía habitualmente. Allá ellos con su torva visión de Internet. No coincide con la mía, y me provoca rechazo.
La naturaleza del pacto es la siguiente: Murdoch, a pesar de contar con numerosos sitios agregadores de noticias ajenasy con un MySpace que ha sido mantenido por Google en los últimos años, pasa a bloquear al motor de búsqueda en todos sus sitios, y vende a Microsoft el derecho exclusivo a indexar y mostrar sus contenidos en Bing, además de intentar convencer a otros medios para que hagan lo mismo. ¿Cuáles son los escenarios posibles que viviremos tras este pacto?
* En principio, el acuerdo significará una importante caída en visitas para todos los sitios que se excluyan de Google: a cambio, estos sitios recibirán algo de dinero de Microsoft.
Estos sitios pasarán a perder relevancia y visibilidad de manera rápida: pactar con quien tiene como máximo una cuota de mercado inferior al 9% en su mercado más importante y que, tras la subida debida al impacto de la campaña de lanzamiento, ya ha empezado a retroceder, es algo como mínimo arriesgado.
Por otro lado, la idea de una web dividida en porciones en lugar de universal es algo que va en contra de los usuarios. Tener que pensar en qué buscador tratar de encontrar qué contenidos es simplemente incómodo y contra natura.
* Dudo seriamente que la reacción de Google sea jugar a ese mismo juego. No veo a Google cerrando acuerdos de exclusividad, ni pagando por el derecho a indexar nada. Va completamente en contra de su filosofía. Lo que sí podría ocurrir sería la actitud contraria: que invocando la aplicación de leyes de fair use, decidiese, a pesar de los bloqueos, seguir indexando los contenidos.
Después de todo, un informativo puede informar de cualquier noticia: ¿no debería un buscador tener derecho a indexar cualquier cambio en la web? Sin duda, una decisión como esa forzaría una enorme discusión en lo tocante a la aplicación de las leyes de fair use al entorno de la red.
Por otro lado, no olvidemos un elemento más de complejidad en el escenario: la infinidad de sitios que copian titulares y noticias de medios de Murdoch, sitios que sin duda no van a impedir que Google les indexe bajo ningún concepto.
* Una Internet dividida en parcelas abriría la posibilidad para otro tipo de actor: el metabuscador. Un viejo conocido de la web, que intentaría presentar en una sola pantalla los resultados de los diferentes buscadores combinados, para evitar el engorro de tener que buscar en varios de ellos. Indudablemente, otro tema que plantearía problemas legales de ardua discusión, pero cuyo desarrollo iría en la dirección de anular la supuesta ventaja obtenida por Bing al poder tener acceso exclusivo a unos determinados contenidos.
* Una posibilidad adicional, de control prácticamente imposible: el desarrollo de aplicaciones y pluginsque permitiesen hacer eso mismo, buscar a la vez en varios buscadores y presentar los resultados combinados de una manera razonablemente cómoda para el usuario. Algo sencillo de desarrollar, que no precisa un modelo de negocio detrás, y que de nuevo atentaría contra esa supuesta ventaja de Bing, en esta ocasión con un “enemigo invisible” detrás contra el que no se puede luchar (los propios usuarios).
En todos los escenarios planteados se tiende a una erosión gradual o repentina de la ventaja que Bing adquiriría a Murdoch: o bien los contenidos de Murdoch van pasando a ser cada vez más irrelevantes, o bien pueden ser indexados de todas formas, erosionando dicha ventaja.
Un hipotético escenario en el que millones de usuarios deciden de golpe cambiar de buscador, abandonar Google y correr hacia un Bing convertido en una especie de “gran esperanza blanca” me parece simplemente absurdo, le asigno una probabilidad prácticamente nula.
¿Conclusión? Luchar contra la naturaleza abierta de Internet es un mal negocio.