Por cada 14 mil 76 kilómetros cuadrados de hielo perdido en el Ártico, la Antártida gana 2.59 kilómetros cuadrados
El hielo parece llegar al infinito en esta planicie blanca, extendiéndose más lejos que nunca antes. Y aun así, en esta desconcertante región del mundo, ese incremento de los hielos pudiera ser una torcida señal de cambios climáticos causados por el hombre, dicen los científicos.
Esta es la Antártida, el polo opuesto del Ártico.
Mientras que el Polo Norte ha estado perdiendo hielo desde hace años, las aguas junto al Polo Sur han estado ganándolo. La capa de hielo de la Antártida alcanzó en septiembre un récord de 19.45 millones de kilómetros cuadrados (7.51 millones de millas cuadradas). Eso ocurrió apenas días después de que se reportase la mayor pérdida de hielo ártico en la historia conocida.
Los críticos de las teorías del cambio climático han aprovechado el crecimiento del hielo antártico para decir que el mundo no se está calentando y que los científicos están haciendo caso omiso al continente sureño porque no es conveniente. Pero los científicos dicen que esos escépticos están malinterpretando lo que sucede y por qué.
Cambios en los patrones de los vientos y el enorme hueco en la capa de ozono sobre la Antártida en esta época del año, ambos fenómenos relacionados con la actividad humana, son las causas probables del incremento de los hielos, dicen los científicos. Ese crecimiento sutil de la capa de hielos marinos en el invierno desde que los científicos comenzaron las mediciones en 1979 fue inicialmente sorprendente, pero tiene sentido mientras más se le estudia.
«Un mundo en calentamiento puede tener consecuencias complejas y a veces sorprendentes», dijo el Ted Maksym esta semana desde un barco científico australiano rodeado por hielos en los mares de la Antártida. Maksym trabaja con el Instituto Oceanográfico Woods Hole en Massachusetts.
Muchos expertos concuerdan. Ted Scambos, del Centro Nacional de Datos de Nieve y Hielo, en Colorado, añade: «Parece contrario a la intuición, pero al Antártida también es parte del calentamiento».
En un tercer continente, David Vaughan del Centro Británico Antártico, respondió afirmativamente, que lo que sucede en la Antártica conlleva las huellas de cambio climático causado por el hombre.
«Científicamente el cambio no es en ningún otro lugar más substancial que lo que vemos en el Ártico», señala el jefe científico de la NASA, Walid Abdalati, un experto en hielos. «Empero eso no significa que no debamos prestar atención a lo que sucede y que no deberíamos hablar al respecto».
Siempre hay deshielos sobre el mar cerca de un polo mientras que crece por el otro. Pero la tendencia general año tras año es considerablemente menos hielo en el Ártico y ligeramente más en la Antártida.
Eso se nota más en septiembre, cuando el hielo norteño está en su nivel más bajo y el del sur en su nivel más alto. Durante los últimos 30 años, el Ártico en septiembre ha estado perdiendo como promedio de 14 mil 76 kilómetros cuadrados de hielo por cada 2.59 kilómetros cuadrados de hielo marino ganado en la Antártida.
La pérdida de hielo en el Ártico puede afectar a la gente en el Hemisferio Norte, causando problemas como mayores riesgos de fenómenos climáticos extremosos a causa de cambios en la corriente de chorro, dicen científicos. Las peculiaridades climáticas de la Antártida, en cambio, no tienen mucho efecto en la civilización.
Bien pasada la medianoche de la Antártida, cuando el frío es intenso, Maksym describe en una rara llamada telefónica de barco a tierra desde el R.V. Aurora Australis lo que significa el hielo extra en términos de cambio climático. Y lo que es estar estudiándolo durante dos meses, a 2 mil 414 kilómetros de la ciudad más cercana.
«Solamente están tú y los pingüinos», dice. «Es realmente un paisaje sorprendentemente hermoso y desnudo. A veces un poco fantasmagórico».
Mientras que el Ártico es océano abierto rodeado de tierra, la Antártida es una masa enorme de tierra rodeada por mar, lo que deja más espacio para la expansión del hielo marino. Esa geografía marca una enorme diferencia entre los dos climas polares.
El hielo ártico responde más directamente al calor. En la Antártida, el motor es el viento, dicen Maksym y otros científicos. Cambios en la dirección del viento están empujando ahora el hielo más hacia el norte.
Esos cambios en el viento están conectados de una forma complicada a cambios climáticos generados por los gases de invernadero, dicen Maksym y Scambos. El cambio climático ha creado básicamente una pared de viento que mantiene el clima frío embotellado en la Antártida, dijo Abdalati.
El viento se combina con el hueco en la capa de ozono, el enorme agujero en la capa protectora de la Tierra que usualmente aparece sobre el Polo Sur y es mayor que América del Norte.
Es causado por los contaminantes cloro y bromo producidos por el hombre que son diferentes de las emisiones de combustibles fósiles que causan el efecto invernadero. El hueco hace a la Antártida más fría en esta época del año porque la capa de ozono usualmente funciona como una manta que mantiene cálido el planeta.
Y ese efecto enfriador hace que los vientos cerca de la superficie se vuelvan más fuertes y constantes, empujando el hielo hacia fuera, dijo Scambos.
La investigadora de la Universidad de Colorado Katherine Leonard, que está a bordo del barco junto con Maksym, dice en un mensaje electrónico que la capa de hielo de la Antártida se está incrementando porque el cambio climático ha permitido que el aire lleve más humedad.
El hielo invernal en la Antártida ha crecido aproximadamente 1 por ciento en una década. Si eso parece poco es porque se trata de un promedio. Como el continente es tan grande, es un poco como poner juntas las temperaturas de California y del nordeste de Estados Unidos, dice Vaughan.
Mark Serreze, director del centro de datos sobre nieve y hielos, dice que los modelos computarizados desde hace tiempo han predicho que la Antártida no iba a responder de la misma forma que otros lugares al calentamiento global. Dese 1960, el Ártico ha sido la región que más se ha calentado en el mundo, y la Antártida la que menos, de acuerdo con datos de la NASA.
Científicos en el barco con Maksym pasan entre ocho y 12 horas diarias en el hielo, en medio de fuertes vientos. Es un trabajo peligroso. Rajaduras pueden formarse en el hielo en cualquier momento. Apenas hace unos días, una fisura repentina varó a un equipo de científicos hasta que fueron rescatados mediante un puente inflable.
«Es un paisaje traicionero», dijo Vaughan.
Fuente: Reforma