Transitar hacia una economía baja en carbono es una demanda que el planeta necesita. La acción más urgente es la reducción de Gases de Efecto Invernadero (GEI), en este contexto ha arribado una noticia que podría cambiar el panorama de líderes a nivel global: aumentar el precio del carbono.
El aumento en el costo de este combustible es central, ya que, tan solo en 2020, las emisiones de CO2 alcanzaron 413,2 partes por millón (ppm). Además, este gas contribuye al 66% del calentamiento global, por lo que es posible que el aumento de precio impacte en la reducción de los GEI.
Aumentar el precio del carbono
De acuerdo con el portal Impactalpha, la noticia de aumentar el precio del carbono llevaría a las empresas a reconsiderar muchas de sus decisiones financieras, de producción, inversión, cadenas de suministro, y a adquirir bonos de carbono.
Pero… ¿por qué afecta el costo de este generador de energía? Primero hay que tener claro que los bonos de carbono —mecanismo internacional para reducir las emisiones contaminantes— no son una novedad y representan la posibilidad de que las emisiones de GEI sean neutralizadas.
De hecho, la fijación del precio del carbono tampoco es reciente, en 2014 Barack Obama (presidente de Estados Unidos en ese momento) afirmó que esta estrategia podría ser una manera de resolver el cambio climático. Además, se ha pensado sobre un impuesto a dicho elemento, es decir, que se establezca directamente una tasa impositiva sobre las emisiones de GEI.
Tal mecanismo implicaría tener un impuesto sobre las emisiones de GEI y con ello «incentivar» u obligar a que empresas y organizaciones reduzcan sus contaminantes. Hasta el momento esto no es una realidad, sin embargo, si lográramos aumentar el precio del carbono ¿estaríamos frente a una estrategia perfecta para lograr el cero neto y la sostenibilidad?
El aumento del precio del carbono supondría que las compañías, al no poder costearlo, preferirían reducir sus emisiones. De hecho, a las empresas petroleras les sería más rentable no extraer ese petróleo que pagar por la reducción de sus emisiones.
Esta situación ya se anticipaba en 2009, cuando Rafael Correa (entonces presidente de Ecuador) solicitó un pago por no extraer petróleo de su nación. Aunque la estrategia no llegó a un buen puerto, parecía buena idea para contribuir a hacer un planeta más sostenible.
Hasta aquí parece que el aumento del precio del carbono es la clave para la sostenibilidad, la transición al cero neto y al desarrollo sostenible. Entonces… ¿por qué no se han realizado estas decisiones antes? ¿Por qué no se ha impulsado la descarbonización afectando a las finanzas empresariales?
Escenarios
Lamentablemente, la respuesta no es tan sencilla, de acuerdo con la investigación de BloombergNEF: Long-Term Carbon Offset Outlook 2022 inaugural, el precio del carbono podría alcanzar 120 dólares por tonelada o 47 dólares en 2050. Esta variación en el precio dependerá de «qué tipos de suministro son elegibles para cumplir con el universo en rápida expansión de los objetivos de sostenibilidad».
La variabilidad en el precio del carbono implica sobreabastecimiento de bonos de carbono sin verdadero valor o encarecimiento de los mismos, debido a que la oferta será insuficiente, además estos incrementos dañarán la liquidez de las empresas.
Se presentarán dificultades de crecimiento en los próximos años a medida que las partes interesadas intenten comprender cómo hacer crecer de manera sostenible el mercado de compensación de carbono y determinar a quién servirá.
Si se hace correctamente, su paciencia podría verse recompensada con un mercado valorado en más de 550 mil millones de dólares a mediados de siglo. Los proveedores, compradores de compensaciones, comerciantes e inversores deberán equilibrar lo que es idealista y lo que es realista. De lo contrario, corren el riesgo de que el mercado de compensaciones se agote justo cuando está comenzando.
Kyle Harrison, jefe de investigación de sostenibilidad de BloombergNEF.
El estudio realizado por BloombergNEF señala que hay tres posibles escenarios sobre cómo aumentar o disminuir el precio del carbono:
1. Mercado voluntario
Supone que el mercado del carbono actual continua igual, es decir, la demanda solo proviene de empresas u organizaciones con objetivos de sostenibilidad. Bajo esta lógica, se permiten todo tipo de suministros, incluidas las compensaciones (que evitan las emisiones en lugar de eliminarlas) como la energía limpia y disminuir la deforestación.
Esta falta de regulación implicaría que la oferta sería cuatro veces mayor a la demanda, ello traería precios más bajos del carbono y, por lo tanto, no reduciría las emisiones de GEI, sino que se compensarían con los bonos de carbono de dudosa procedencia, la regulación sería laxa y no se incrementaría el mercado de carbono con altos estándares.
2. Eliminación
Este escenario limita el suministro a compensaciones —la reforestación y tecnologías incipientes como la captura directa de aire— para lograr objetivos de cero neto. Además, aborda el exceso de oferta del mercado voluntario, lo cual implica un mercado desabastecido para 2029 y con precios de hasta 224 dólares por tonelada.
En 2050, incluso con tecnologías como la captura directa de carbono cada vez más adoptadas, solo habrá suficiente oferta para el 90% de la demanda y los precios se ubicarán en 120 dólares por tonelada. La ventaja de estos altos costos son dos:
- Mejorar la calidad de las compensaciones.
- Incentivar a las corporaciones y organizaciones a reducir sus emisiones.
La desventaja de este escenario es el déficit en el suministro de los bonos de carbono, en especial cuando las corporaciones se regirán por objetivos climáticos.
3. Híbrido
El escenario híbrido contempla la evolución del mercado de compensaciones de forma gradual, al tomar como referencia el mercado voluntario actual a un mercado para corporaciones y finalmente uno principalmente de países hacía 2050.
Esto implicaría un mercado global de carbono que permite a países comprar y vender reducciones de emisiones verificables similar al artículo 6 de la COP26. Esto implica precios de 48 dólares por tonelada para 2030, luego un aumento que alcanza los 217 dólares para disminuir a 99 dólares en 2050. Este modelo si bien aumenta el precio de carbono parece ser el más estable para la transición a la sostenibilidad en los próximos años.
Dichos escenarios muestran cómo aumentar el precio de carbono y las consecuencias tanto monetarias como ambientales que traería. Esto conlleva a dos situaciones que compete a la responsabilidad corporativa: verificar las fuentes y la confiabilidad de los bonos de carbono.
Además, las organizaciones y empresas que se dediquen a emitir bonos de carbono tienen un área de oportunidad, tanto en garantizar sus fuentes para asegurar las compensaciones como en un futuro más sostenible.
Excelente artículo, muy bien explicado.
Muchas gracias