Sigue siendo una moda que al final y comienzo del año proliferen los repasos a lo ocurrido o se hagan pronósticos y listas sobre las tendencias en el nuevo año en la responsabilidad empresarial o sostenibilidad. La mayoría de las veces los pronósticos y listas para el futuro no son sino extrapolación de lo que ha venido sucediendo y pocas veces añaden algo. En cuanto a la mirada al año que acaba de terminar, se suelen destacar eventos que son poco transcendentales, no porque no se haga un buen repaso, sino porque no los hay o son muy pocos.
Pero el 2015 ha sido un año muy rico en eventos que pueden significar un cambio importante en el rumbo de la responsabilidad empresarial. Cuando se analicen estos eventos dentro de algunas décadas se podrá determinar si en efecto fueron significativos, o como en casi todo, si nos esforzamos mucho en la definición y descuidamos la implementación. Estos son los eventos más destacados, sin orden especial (así el lector puede cambiarlo).
Avances
Después de muchos años de frustraciones y negociaciones entre los países del planeta, a mediados de diciembre se logró el llamado Acuerdo de París que pretende guiar las acciones de los gobiernos y empresas en la mitigación y adaptación al cambio climático. El Acuerdo incluye recomendaciones (1) sobre los planes nacionales para la reducción de emisiones de gases de efecto invernadero que deberían implementar los países, (2) para la financiación de las medidas necesarias para la adaptación a los cambios (desastres naturales, subida del nivel del mar, cambios en la productividad de la agricultura, ganadería y pesca, etc.) que son inevitables y, (3) mecanismos para la información sobre las medidas tomadas y sus efectos.
Si bien este Acuerdo es vinculante para los países que lo ratifiquen, el documento está redactado de tal manera que no adquieran obligaciones legales. Aun cuando el objeto del Acuerdo son los países, gran parte de las medidas que se tomen afectarán a las empresas en su relación con el medio ambiente, de allí que impacten directamente su responsabilidad empresarial. Para mayores detalles ver mi extenso análisis en Acuerdo de París: sencillamente analizado y explicado.
- Los Objetivos de Desarrollo Sostenible
También después de extensas discusiones, tratando de complacer a la mayoría de los participantes en el proceso, el 27 de septiembre del 2015 los países miembros de las Naciones Unidas acordaron los Objetivos de Desarrollo Sostenible, ODS (17 objetivos y 169 metas) para guiar las acciones de todos los participantes en ese desarrollo. Aun cuando no son dirigidos a nadie en particular, ni se establecen responsabilidades, el ámbito recae mayormente en los gobiernos aunque se espera y se necesita que las empresas hagan su contribución a su logro.
Buena parte de las actividades para el logro de los ODS recaen en las empresas que son las que ejecutan la mayor parte de la actividad económica y pueden contribuir, por ejemplo, a reducir la pobreza a través de la creación de empleos dignos y mejorar sus oportunidades de participación, a mejorar la salud y la educación a través de actividades directas e indirectas, a la reducción de los impactos ambientales, a la generación de energías limpias, entre múltiples otras contribuciones económicas, sociales y ambientales, en un marco de políticas y regulaciones conducentes bajo la responsabilidad de los gobiernos.
Para mayores explicaciones sobre lo que son y no son los ODS ver mi artículo Objetivos de Desarrollo Sostenible y sus implicaciones para la responsabilidad de las empresas ante la sociedad. Ia. Parte: ¿Pueden cumplir su objetivo? y para ver las implicaciones para las empresas ver la IIa. Parte: ¿Qué pueden/deben hacer las empresas?.
- Encíclica Laudamo Si: Sobre el cuidado de la casa común
El papa Francisco emitió una Encíclica sin precedentes dedicada el tema del medio ambiente y su impacto sobre la pobreza y dignidad de las personas. Fue una encíclica que inmediatamente fue objeto de mucha discusión, tanto por las reacciones positivas generalizadas como por algunas negativas, mayormente de parte de los que niegan el cambio climático, que ven una disyuntiva entre el cuidado del medio ambiente y el desarrollo económico y, los más extremistas, que piensan que la Iglesia Católica no debe inmiscuirse en estos temas controversiales y terrenales. Muchas veces estos últimos tienen una visión cortoplacista del desarrollo y no se preocupan de su sostenibilidad, además de no entender que el objetivo de la Encíclica es abogar por un entorno planetario más favorable al desarrollo personal y con menor impacto sobre las poblaciones vulnerables.
A pesar de tener una visión relativamente macro del planeta y la sociedad, la encíclica contiene muchas implicaciones para la responsabilidad a nivel de las empresas, como por ejemplo su contribución a la reducción de las emisiones, la protección del medio ambiente, promoción del consumo responsable y la incorporación de esas poblaciones al círculo de intercambio económico entre otras. Ver mi análisis enEncíclica Laudamo si: Implicaciones para la responsabilidad de las empresas ante la sociedad.
- Código de Buen Gobierno en España
En España el 4 de febrero de 2015 entró en vigencia el Código de Buen Gobierno para las empresas cotizadas en las bolsas españolas, lo que además de ser aplicable a esas empresas puede ser de inspiración para la reforma de los códigos de otros países de habla hispana. El Código incluye recomendaciones para el gobierno de las empresas, que por su naturaleza son de carácter voluntario, bajo el principio de “cumplir o explicar”. Tiene referencias explícitas a temas de responsabilidad empresarial y cubre por ejemplo el involucramiento del Consejo en la gestión de la responsabilidad empresarial, la sugerencia de aumentar la participación de las mujeres en los Consejos a no menos del 30% y ofrece sugerencias para las remuneraciones para los directores en sus partes fijas y variables.
Lamentablemente también enfatiza la “maximización del valor económico” como parte de las responsabilidades de los Consejos, lo que, interpretado estrictamente, conspira con las medidas de responsabilidad social y ambiental. Tampoco menciona la necesidad del nexo entre las remuneraciones de los consejeros y su responsabilidad social y ambiental. Para un análisis más detallado de las implicaciones para la RSE de las empresas ver la serie de cuatro artículos con Helena Ancos: (1) ¿Gobierno Corporativo o RSC? ¿Quién gana en el Código de Buen Gobierno? (2) RSC en el nuevo Código de Buen Gobierno: Lo bueno, lo malo y lo feo (3) Código de Buen Gobierno: Cuotas para mujeres en los Consejos y, (4) Código de Buen Gobierno: Remuneraciones de los Consejeros).
- Desarrollos en la información sobre la responsabilidad empresarial[i]
El Global Reporting Initiative, GRI, cambió de presidente (Chief Executive) a mediados de 2104 y anunció una nueva estrategia por la que se pondría más énfasis en el “empoderamiento de las decisiones sobre sostenibilidad” (léase mejorar la relevancia de la información sobre sostenibilidad), que en la preparación de la información, que había sido su objeto. En el 2015 la estrategia se movió hacia hacer del GRI una institución que prepararía estándares de reporte, al nivel de estándares de contabilidad o de los estándares del ISO, más que lineamientos como lo venía haciendo hasta ahora. Ello requiere la separación de la función de preparación y gestión de los estándares de las demás actividades tradicionales del GRI, para lo cual se creó un consejo independiente, el Global Sustainability Standards Board, GSSB (cualquier parecido con el nombre de abajo, su competidor, es coincidencia).
Está todavía por determinar la separación e independencia de estas actividades. Ver mi análisis en Nueva estrategia del GRI: ¿Cambio de dirección o pérdida de rumbo?
El Sustainability Accounting Standards Board, SASB, es una institución dedicada a establecer indicadores para el reporte de los resultados de sostenibilidad de las empresas. También pretende que sus indicadores se conviertan en estándares para los reportes, en particular pretenden estandarizar la información que se reporta a laSecurities and Exchange Commission de EE.UU., (Comisión de Valores y Bolsas) como parte de los requisitos de reporte anual de información no financiera de las empresas (formularios 10-K y 20F) que son sujeto de su supervisión. Son de aplicación voluntaria y en principio no aplican a otras empresas del mundo, aunque constituyen buenas guías de referencia y es de esperar que sean adoptadas por muchas multinacionales. Han sido objeto de extensa discusión, en un contexto riguroso. Hasta fines del 2105 se habían publicado indicadores para 9 sectores y cerca de 70 industrias. Solo falta el sector de infraestructura (con industrias como servicios de energía, agua, vivienda, ingeniería y construcción entre otras), que estarán disponibles en el primer trimestre del 2016. También está disponible una Guía de implementación para empresas (disponible al registrarse en www.sasb.com).
Retrocesos
En el frente negativo se suceden continuamente eventos sobre irresponsabilidades de las empresas pero que suelen tener transcendencia en el corto plazo y eventualmente son olvidados. Algunas veces hay eventos que tienen un impacto significativo sobre el rumbo de la responsabilidad empresarial. En el 2015 ocurrió uno de estos, que se recordará por mucho tiempo y que muchos esperamos que tenga efectos muy positivos para el avance de la responsabilidad empresarial. Es el conocido caso del fraude de Volkswagen que, para estimular ventas, manipuló el control de los indicadores de emisiones, para que cuando los vehículos fueron sometidos a control de emisiones diesen mejores resultados que cuando fueran usados bajo condiciones normales.
Ello ha tenido ya costos para la empresa en las decenas de miles de millones de dólares (o euros) y continuará teniéndolos por algún tiempo más hasta que se resuelvan las indemnizaciones y los juicios. Pero, ¿es este evento un retroceso o un avance? Esperemos que las empresas aprecien la importancia de la responsabilidad. Ver mis artículos: (1) Rankings de RSE y el fraude de Volkswagen y, (2) La maldición de la RSE: El VWatergate.
- Balance de género en los Consejos
Finalmente la Unión Europea no aprobó, el 7 de diciembre, la obligatoriedad de las cuotas para mujeres en los Consejos Directivos, algo que venía proponiendo con fuerza desde el 2012. El asunto es muy complejo ya que hay muy buenos argumentos a favor y en contra. Por una parte los que creen que sin las cuotas las empresas tendrán un progreso voluntario muy lento y que son necesarias para el progreso, en general, de la mujer dentro las posiciones ejecutivas, además de producir beneficios tangibles al aprovechar la diversidad. Por otra parte hay quienes creen que ese progreso será artificial, no sostenible y que se degrada a la mujer ya que parece que no logra el progreso por méritos propios.
Un caso paradigmático de esta disyuntiva es el de Alemania, que votó en contra de las cuotas a nivel de la Unión Europea pero que hizo obligatorias en su país. El argumento de Alemania es que esto debe ser algo que se adapte a las realidades nacionales, que cada país apruebe las leyes y regulaciones que crea pertinentes. Para algunos es un retroceso, o por lo menos una oportunidad perdida. Ver mi artículo más reciente sobre el tema Balance de género en los Consejos: Otra vez las cuotas y la serie de artículos con Helena Ancos.
Ni lo uno ni lo otro sino todo lo contrario
No, mejor no me meto en política, que no es mi fuerte.
- Mis publicaciones
Y aquí abuso de ser el autor de este artículo para recordar mis publicaciones. Son de poca importancia para el mundo, pero de mucha para mí ya que son la culminación de extenso estudio y trabajo. Durante 2015 se publicaron un par de libros (ambos obtenibles de forma gratuita):
Mirada crítica a la Responsabilidad Social de la Empresa en Iberoamérica Volumen III
Gestión de la responsabilidad de la empresa ante la sociedad
Como me dijo su secretaria una vez que un profesor me pidió que escribiera mi propia carta de recomendación para su firma: “no necesitas a tu abuela para que te alabe”.
Y mi gran deseo para el Año Nuevo…y todos los que vendrán
Que todos entendamos que “La RSE no es ni voluntaria, ni obligatoria, ni es ir más allá o más acá de la ley. Es un criterio para la gestión empresarial global. Nada más, nada menos”. Puedes usar este buen criterio, puedes usar otros menos buenos para la sociedad.
Antonio Vives
Con un Ph.D. en Mercados Financieros de Carnegie Mellon University y con una trayectoria como profesor en 4 escuelas de negocios, Antonio Vives es actualmente catedrático y consultor en la Stanford University. Socio Principal de Cumpetere. Ex-Gerente de Desarrollo Sostenible del Banco Interamericano de Desarrollo. Creador de las Conferencias Interamericanas sobre RSE. Autor de numerosos articulos y libros sobre RSE y del blog Cumpetere en español.