Como parte de los esfuerzos que diversas ciudad latinoamericanas están llevando a cabo para adoptar políticas y medidas de economía circular, la Fundación Ellen MacArthur ha dado a conocer que São Paulo es la ciudad más reciente en adoptar la economía circular como marco crítico para abordar sus compromisos climáticos. La ciudad, que es signataria del programa Deadline 2020 como parte de la campaña Race to Zero Cities y la reciente Declaración de París, ha anunciado una asociación estratégica con la Fundación Ellen MacArthur para ayudar a escalar las soluciones de economía circular.
Casi la mitad de las emisiones que causan el cambio climático provienen de la forma en que se fabrican y se consumen productos y alimentos. Existe una creciente comprensión de que, para arreglar el clima, es necesario arreglar la estructura de la economía. Una economía circular ofrece soluciones escalables para reducir las emisiones y regenerar la naturaleza; es inclusiva, diversa, distribuida y tiene tres principios, impulsados por el diseño: eliminar los desechos y la contaminación, mantener los productos y materiales en uso, y regenerar los sistemas naturales.
Un análisis de la Fundación Ellen MacArthur indica que la energía renovable no es suficiente, pues las emisiones de gases de efecto invernadero no están cayendo lo suficientemente rápido para lograr los objetivos climáticos y cambiar a energías renovables solo puede reducirlas en un 55%. Es necesario que haya un cambio fundamental en el enfoque global para abordar el cambio climático y la economía circular puede desempeñar un papel esencial.
A medida que las ciudades buscan recuperarse de los efectos de la pandemia de COVID-19 y abordar desafíos importantes como el cambio climático, la economía circular ofrece un marco de soluciones de sistemas para desbloquear beneficios económicos, ambientales y para toda la sociedad. Otras ciudades latinoamericanas ya están mirando hacia la economía circular a medida que asumen ambiciosos compromisos climáticos:
En su documento “Contribución Determinada a Nivel Nacional, actualización 2020”, el Gobierno de México refrendó los compromisos asumidos en 2015 ante la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (CMNUCC), así como su interés de trabajar de manera colaborativa con la comunidad internacional para mantener el incremento de temperatura a nivel global por debajo de los 2°C, al establecer compromisos en materia de adaptación al cambio climático y mitigación de Gases y Compuestos de Efecto Invernadero (GyCEI) en el mismo nivel de importancia.
Cabe destacar que este documento contempla, como parte de sus acciones, el desarrollo de una Estrategia Nacional de Economía Circular, con un enfoque sistémico de la actividad industrial.
Asimismo, en la Estrategia de Acción Climática 2021-2050, la Ciudad de México contempla, entre sus ejes de acción, estrategias de economía circular para la reducción, reúso, reciclaje y aprovechamiento de residuos, así como la mitigación del cambio climático, el desarrollo urbano ordenado y la innovación tecnológica.
Salvador, miembro de la iniciativa Alimentos de la Fundación, publicó recientemente su Plan de Acción Climática, que identifica la economía circular como un pilar clave para la resiliencia urbana e incluye varios objetivos 2032 para estimular la actividad de la economía circular a través de actividades de apoyo empresarial y pautas de compras públicas. También incluye planes para apoyar a los agricultores en la transición a prácticas regenerativas y aumentar la proporción de comidas escolares provenientes de la agricultura orgánica y agroecológica.
Bogotá declaró una emergencia climática en diciembre pasado, delineando planes de adaptación y mitigación en los que la producción de alimentos juega un papel central. Como miembro de nuestra iniciativa de Alimentos, está trabajando para construir una economía circular regenerativa para los alimentos a través de iniciativas de la ciudad como el proyecto Ecobarrios.
Buenos Aires es otra ciudad latinoamericana que firmó la Declaración de París, al igual que São Paulo, adhiriéndose a los términos del Acuerdo de París y la campaña «Cities Race to Zero» previa a la COP26. La ciudad es signataria del Compromiso Global para la Nueva Economía del Plástico de la Fundación y se ha comprometido con los ambiciosos objetivos de 2025 para construir una economía circular para los plásticos.
Comunicado de prensa.