De acuerdo con The New York Times, después de casi una década de conversaciones, las naciones del mundo se comprometieron el pasado 7 de octubre de 2022 a reducir drásticamente las emisiones de Gases de Efecto Invernadero (GEI) de los aviones en todo el mundo, para 2050, un hito en los esfuerzos para aliviar los efectos climáticos de un sector de rápido crecimiento.
Actualmente la industria del transporte aéreo es responsable del 2.5% de las emisiones globales de CO2. Y, si bien los especialistas apuntan que la aviación será cero neto, requerirá inversiones de 1.5 millones de dólares entre 2022 y 2050 e intensificar las acciones climáticas. Sin embargo, ambientalistas han criticado el acuerdo de naturaleza no vinculante, es decir, sin acción legal de no cumplirse el objetivo.
Aviación será cero neto
El sector ha enfrentado una creciente presión para hacer frente a su papel ante la crisis climática, pero el acuerdo alcanzado durante la 41a Asamblea de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) promete que la aviación será cero neto para 2050.
«El objetivo para el transporte aéreo descarbonizado, que sigue compromisos similares de grupos de la industria, contribuirá al impulso de implementación e innovación ecológica, que debe acelerarse en las próximas décadas para lograr, en última instancia, un vuelo propulsado sin emisiones».
Concejal Sr. Salvatore Sciacchitano, presidente de la Organización de Aviación Civil Internacional (OACI),
El objetivo de alcanzar las emisiones «netas cero», un punto en el que los viajes aéreos ya no emiten más dióxido de carbono a la atmósfera, requeriría que la industria de la aviación intensifique significativamente sus esfuerzos climáticos. Anteriormente, las empresas dependían de compensar el crecimiento de las emisiones de la aviación a través de programas de plantación de árboles o mediante tecnología aún por probar para eliminar el dióxido de carbono del aire.
Pero, para alcanzar el actual compromiso de cero neto, las empresas y los gobiernos requerirán invertir cientos de miles de millones de dólares en aviones cada vez más eficientes y combustibles más limpios para reducir drásticamente las emisiones de los viajes aéreos.
E incluso es poco probable que esas inversiones sean suficientes, lo que podría obligar a los países y las empresas a adoptar políticas para frenar los vuelos, eliminando los subsidios al combustible, deteniendo los planes de expansión de aeropuertos, o poniendo fin a los programas de viajero frecuente.
La aviación y su descarbonización
Lo anterior también pone la responsabilidad sobre los países más ricos del mundo, que representan la mayor parte de los viajes aéreos mundiales. El 20% más rico de las personas en todo el mundo toma el 80% de los vuelos, según estimaciones del Consejo Internacional de Transporte Limpio, un grupo de expertos sin fines de lucro. El 2% superior de los viajeros frecuentes toma alrededor del 40% de los vuelos.
Mientras, las emisiones de la aviación comercial global representaron alrededor del 3% de las emisiones globales en 2019, y habían aumentado más del 30% durante la década anterior antes de que llegara la pandemia de la COVID-19 y el tráfico se desplomara. Pero los viajes aéreos han regresado con fuerza, lo que hace que sea imperativo tomar medidas para abordar el aumento de las emisiones.
Y es que un acuerdo que señale que la aviación será cero neto ya se había tardado. En cambio, el organismo similar a las Naciones Unidas llamado Organización de Aviación Civil Internacional es quien ha supervisado y abordado las conversaciones sobre el clima. Las cuales se convirtieron rápidamente en un microcosmos de la política involucrada en las negociaciones climáticas globales, con las naciones menos ricas argumentando que no deberían enfrentar las mismas restricciones que las naciones más ricas.
No obstante, el objetivo de descarbonizar la industria viene sin garantía de éxito, dado que los objetivos de la OACI no vienen acompañados con ninguna autoridad para establecer políticas. Además, el acuerdo no asigna objetivos a países o compañías aéreas específicas, dejando la tarea de establecer reglas a los estados miembros pertenecientes a la OACI.
Europa a la cabeza en liderazgo climático
La contribución de la aviación al cambio climático ha sido puesta en el centro de atención en los últimos años por activistas climáticos como Greta Thunberg, la joven ecologista sueca que inspiró una campaña mundial de prohibición de vuelos.
La Unión Europea también ha tomado la delantera en la política, proponiendo una gran cantidad de cambios, como poner fin a las exenciones fiscales para el combustible para aviones y gravar las emisiones de carbono en su lugar. Los políticos franceses también han propuesto prohibir los vuelos de corta distancia. En Estados Unidos, la ambiciosa Ley de Reducción de la Inflación aprobada este año incluye subsidios para el combustible de aviación sostenible.
Aún así, se espera que la aviación permanezca en la mira de los grupos climáticos que ven el ejercicio como una cortina de humo. Por su parte Jo Dardenne, director de aviación del grupo Transport and Environment, con sede en Bruselas, dijo que el objetivo era mejor que no tener ninguno, pero denunció la falta de un plan para lograrlo.