En las últimas semanas el escándalo provocado en la NBA gracias a comentarios racistas por parte del dueño de los Clippers y el surgimiento de la campaña «Todos somos monos» invadiendo las redes sociales de selfies solidarias, han colocado el tema de la diversidad racial y la discriminación en boca de todos. Desde las trincheras musicales la lucha contra este tipo de prácticas no se ha hecho esperar y deja una condena social contra la cantante Avril Lavigne cuyo más reciente sencillo «Hello Kitty» le ha valido innumerables críticas por su contenido estereotípico de la cultura japonesa.
En el video, la cantante aparece al frente de algunas cuatro bailarinas asiáticas que comen sushi y saludan a sus fans mientras caminan por las calles de Japón. Algunos medios de comunicación califican la actuación de las bailarinas como robótica, asegurando que esta constituye el primer argumento racista del clip.
Ante la polémica, la cantante ha declarado a través de su cuenta de Twitter que el clip no pretende ser racista, ya que ama la cultura japonesa y su material ha sido grabado con una disquera, coreógrafos y director japoneses.
RACIST??? LOLOLOL!!! I love Japanese culture and I spend half of my time in Japan. I flew to Tokyo to shoot this video…
— Avril Lavigne (@AvrilLavigne) abril 24, 2014
…specifically for my Japanese fans, WITH my Japanese label, Japanese choreographers AND a Japanese director IN Japan.
— Avril Lavigne (@AvrilLavigne) abril 24, 2014
Si bien el clip presenta una visión algo superficial de la cultura popular japonesa, y destaca los estereotipos que la identifican al rededor del mundo, la clasificación de material racista no ha sido generalizada en las redes sociales, donde incluso algunos los usuarios a quienes desagrado el clip se han mostrado confundidos por las acusaciones.
Oye, que el vídeo de Hello Kitty de Avril Lavigne sea ridículo vale,
pero racista?
Os pasáis
— Ray Williams. (@Aleatory2k10) Mayo 1, 2014
La enorme polémica que gira en torno al mensaje racista de Hello Kitty no ha traído aún consecuencias negativas para la cantante, por el contrario le ha otorgado a su sencillo una visibilidad creciente en las redes y lo ha llevado ya a más de 15 millones de reproducciones en Youtube muchas de las cuales probablemente sean de curiosos que buscaban los elementos presuntamente racistas dentro del mismo.
Así, lejos de convertirse en la condena de una cantante, las diversificadas opiniones sobre el material y su contenido ofensivo o sencillamente superficial se han convertido en una herramienta fundamental en la promoción del sencillo.