En punto de las 20:30 horas, la «Hora del Planeta» dejó a oscuras los sitios emblemáticos de la capital de la República: monumentos; edificios públicos y privados; construcciones antiguas y modernas; religiosas y paganas; desde los rascacielos hasta marquesinas del Metro.
Por primera vez la Ciudad de México se sumó al mensaje de las principales metrópolis del mundo en contra del cambio climático en el planeta. Si en París apagaron la Torre Eiffel, en el DF se apagó el Ángel; si en Río de Janeiro dejaron a oscuras el Cristo Redentor, aquí se apagaron las luces que iluminan la Catedral, y si en Nueva York apagaron el Empire State, aquí se hizo lo propio con la Latino y la Torre Mayor.
Reforma, Ciudad, p. 1 y 3