El secretario general de la ONU, Ban Ki-Moon, recordó este martes a los 190 países presentes en las negociaciones sobre el calentamiento global en Doha la realidad de la «crisis» climática y les pidió un «compromiso» para lograr un acuerdo sobre Kioto II y la ayuda financiera al sur.
A los equipos que negocian desde el 26 de noviembre, empezaron a unírseles este martes los ministros de Medioambiente, Energía y Asuntos Exteriores, encargados de cerrar las negociaciones a pocos días del final de la reunión.
«No nos hagamos ilusiones. Esto es una crisis, una amenaza para todos nosotros, nuestras economías, nuestra seguridad y el bienestar de nuestros hijos y quienes vendrán después de ellos», declaró Ban Ki-moon a los delegados y los ministros.
«Las señales de peligro están por todas partes», prosiguió. «Las emisiones de gases de efecto invernadero han alcanzado un nivel récord. Nosotros, colectivamente, somos el problema».
El secretario general de la ONU ha instado a las delegaciones a «mostrar un espíritu de compromiso». «Cuento de verdad con un fuerte compromiso de vuestra parte», recalcó.
Las negociaciones versan sobre el protocolo de Kyoto II y la ayuda financiera a los países del sur, muy vulnerables al cambio climático. El asunto se ha convertido en un foco de crispación en los últimos días.
Los países en desarrollo piden 60.000 millones de dólares antes de 2015 para financiar la transición entre la ayuda de emergencia, de un total de 30.000 millones de dólares para 2010-2012, y la promesa de 100.000 millones de dólares anuales antes de 2020.
Ban pidió «una ayuda a medio plazo, antes de 2015», y «que se complete» el nuevo Fondo Verde con 100.000 millones de dólares.
De momento, la Unión Europea (UE) y Estados Unidos se han negado a comprometerse con el desembolso de cantidades precisas. El Reino Unido, en cambio, anunció este martes que desbloqueará 1.800 millones de libras (2.800 millones de dólares) en 2014-15.
El otro asunto principal de estas negociaciones es el acto II del protocolo de Kioto, único instrumento legalmente vinculante para los países industrializados, con la excepción notable de Estados Unidos, que no lo ratificó. El protocolo obliga a los países firmantes a reducir sus emisiones de gases de efecto invernadero.
Su alcance es en realidad simbólico, ya que los compromisos, principalmente los de la UE y Australia, tras el desistimiento de Japón, Rusia y Canadá, representan apenas el 15% de las emisiones globales de gases de efecto invernadero.
Sin embargo, los países en desarrollo insisten en mantener vivo este instrumento legal, que obliga a los países del norte a actuar en nombre de «su responsabilidad histórica» en el cambio climático.
Muchos países del sur, empezando por los archipiélagos, insisten en que Kyoto II debe durar cinco años y no ocho, como quiere la UE, para no mantener demasiado tiempo vigentes unas ambiciones de reducción de las emisiones que consideran muy modestas.
Ban Ki-Moon ha pedido también a la comunidad internacional que mantenga el carácter vinculante del protocolo y que se sumen a él los principales países emisores como China y Estados Unidos.
Un estudio del economista británico Nicholas Stern, entre otros autores, hecho público este martes indica que aunque los países industrializados dejaran de emitir gases de efecto invernadero en 2030, los países en desarrollo tendrían que reducir los suyos para que el aumento de la temperatura no sea superior a +2°C.
Fuente: AFP