Aún cuando el café más caro del mundo esta rodeado de maltrato animal, y el inventor de las cápsulas, que posiblemente utilizas con regularidad, se arrepiente de su creación gracias al enorme impacto que éstas ejercen sobre el medio ambiente, beber una taza de esta popular bebida con notas de sustentabilidad no constituye una misión imposible.
De acuerdo información de The Guardian, las ventas de café de comercio justo sólo se incrementaron un 8% el año pasado; lo que es consistente con una tendencia a largo plazo que ha visto crecer las ventas de los minoristas un 25% entre 2004 y 2014. En este periodo también se ha visto una proliferación de otros sistemas de acreditación de café ético, incluyendo Rain Forest Alliance y UTZ.
De esta forma, el café parece estar frente a la misma tendencia que el mercado del té, en el que difícilmente encontraremos marcas sin ninguna certificación ética. Según investigaciones realizadas por Ethical Consumer, nueve de cada diez marcas de té cuentan con alguna acreditación, al igual que siete de cada trece marcas de café.
Sin embargo, a medida que la cantidad de productos éticos crece, se incrementa también el escrutinio al que son sometidos por los consumidores y diversos grupos activistas. El ejemplo más claro de ello es probablemente la reciente controversia sobre el comercio justo y el pago de un salario digno a los agricultores en Uganda y Etiopía.
Una investigación realizada por la Universidad de Londres, SOAS, encontró que la Fundación Fairtrade aún no cuenta con las herramientas necesarias para garantizar que todos los trabajadores a lo largo de la cadena de valor de una marca reciban un salario digno, debido a que es difícil vigilar lo que sucede en las pequeñas granjas. Sin embargo, esta importante controversia también muestra lo lejos que hemos llegado en la lucha por un mejor modelo de producción y consumo, arrojando a su vez luz sobre la creciente necesidad de ayudarles a mejorar lo que hacen.
Ahora mismo, la organización se encuentra en búsqueda de nuevas formas de mejorar sus informes y su sistema de rendición de cuentas impulsando mejores salarios para los trabajadores; sin mencionar que necesita conservar la confianza de los consumidores cada día más éticos.
Ahora es deber de los consumidores informarse sobre las prácticas de cada una de las marcas y tener claro el significado de las etiquetas y acreditaciones con las que cuenta cada una de ellas; algunas se refieren al desempeño ambiental de los productores, otras hablan sobre los derechos de los trabajadores y unas pocas exigen únicamente el cumplimiento de cierta cantidad de criterios por porcentaje de cultivos.
El sistema de acreditación UTZ cuenta con más de 120 criterios diferentes, aunque sólo 66 de ellos son obligatorios durante el primer año de certificación, número que aumenta a 113 en el cuarto ciclo. En comparación, Rainforest Alliance exige únicamente que el 30% de los cultivos sean producidos bajo sus estándares.
Al igual que cuando se trata de productos orgánicos, cada una de estas certificaciones puede incrementar en mayor o menor medida el precio final, lo que en algunos casos dificulta su expansión.
También hay dinero adicional pagado por el café orgánico más la Prima de Comercio Justo, que se utiliza por los productores para las inversiones sociales y económicas). Esto hace que sea muy difícil evaluar los diversos méritos de cada régimen y aún más difícil de evaluar sus impactos.
Tres marcas éticas que consumes
McDonald’s: Además de lograr adquirir el 25% de su suministro global desde fuentes sostenibles certificadas mayoritariamente por Rainforest Alliance, la empresa ha invertido ya más de seis millones de dólares en capacitación a los caficultores, y ha proporcionado 22 millones más en fondos para el desarrollo de sus comunidades
Smuckers: Dentro de los recientes esfuerzos de la compañía encontramos su colaboración con World Coffee Research para abordar las condiciones ambientales necesarias para la producción del café, entre las que se incluyen la altitud, la temperatura, la precipitación y la calidad del suelo. Así, la marca busca aumentar la disponibilidad de este recurso a partir de la investigación a favor del desarrollo sostenible.
Starbucks: Esta enorme compañía ha invertido hasta ahora unos 15 millones de dólares en el programa Conservation Coffee, una iniciativa en la que de la mano con la organización Conservation International, la empresa busca beneficiar la caficultura en México y Centroamérica.