“Todos nuestros sueños se pueden hacer realidad, si tenemos el coraje de perseguirlos”. Walt Disney
Luchar por cumplir un gran sueño no es propio de películas como Billy Elliot o La La Land; cerca de nosotros hay miles de historias de personas que se esfuerzan todos los días por alcanzarlos. Esta es la historia de David Martínez.
Mientras ensamblaba su saxofón, David nos confesaba lo emocionado y nervioso que se encontraba por su próximo viaje a Holanda. Iría a Ámsterdam a tomar clases con un profesor que conoció en Junio pasado, líder de un cuarteto de saxofones, que le ofreció la oportunidad de estudiar con él. David, de cuna humilde, estaba a punto de cumplir uno de sus sueños, ¿cómo fue que llegó hasta aquí?
La vida de David Martínez, de 23 años, ha sido marcada por una gran pasión, que primero fue sueño, y ahora, una realidad: la música. David es la tercera generación de una familia de músicos; su abuelo fue saxofonista y su padre percusionista; sus tíos también se dedicaban a la música, por lo que desde pequeño se vio rodeado de instrumentos y notas musicales.
Su padre, que es campesino en una comunidad de Oaxaca, desde siempre ha sido una fuerte influencia en su vida. A los siete años de edad le enseñó a tocar las percusiones; a los 12, Martín comenzó a tomar clases de solfeo y a los 18, decidió estudiar música de forma profesional; fue entonces que se mudó a la Ciudad de México para entrar a la mejor escuela del país, el Conservatorio Nacional de Música.
Actualmente David estudia el séptimo año de la licenciatura, y decidió especializarse en saxofón clásico. “Pienso que es un instrumento que puede adaptarse a prácticamente cualquier tipo de música. En la actualidad, los saxofonistas profesionales pueden hacer música contemporánea, y también de la que se escribió hace 100 o 200 años, incluso pueden hacer música que se escribió cuando el instrumento no había sido inventado”, comparte David Martínez Zarate.
David acepta que el camino no ha sido fácil y uno de los mayores retos ha sido el económico, ya que su familia no cuenta con los recursos necesarios para que él estudie en otra ciudad y ha tenido que hacer sacrificios para realizar sus sueños.
Gracias a su esfuerzo y dedicación, David fue acreedor a una beca que otorga Fundación Gigante como parte de las iniciativas de responsabilidad social de Grupo Gigante; la beca se entrega a los mejores estudiantes de los últimos semestres de la licenciatura. Cada año esta fundación lanza una convocatoria en el Conservatorio Nacional de Música y posteriormente se hace una audición para elegir a los ganadores.
“La audición es fría: uno solo entra, dice su nombre, toca una pieza y se acabó… el jurado no dice nada hasta que se publican los resultados en una lista.” Confiesa además, que estaba muy nervioso el día de la presentación.
Trabajando por su cuenta y con el apoyo de su familia es como ha logrado pagar los gastos de su educación. La beca de Fundación Gigante le permitió ahorrar para comprar su boleto de avión y tener la oportunidad de ir un mes a Holanda a aprender de alguien de su admiración.
“Para estudiantes como yo, que no tenemos las posibilidades económicas de ir por nuestros propios medios a otros países, prácticamente el factor económico es determinante. El apoyo que da Fundación Gigante es muy bueno para nosotros.” Afirmó.
Hace un mes David regresó de la que afirma ha sido la mejor experiencia de su vida. “Siempre había soñado con conocer Holanda. Tuve la oportunidad de conocer y tomar clases de saxofón con maestros como Johan Van Der Linden, David Cristóbal Litago, Lobro Mercep, Juan Pedro Luna y Arno Bornkamp, el maestro del Conservatorio Van Amsterdam, todo gracias al apoyo que recibí.”
Desde hace diez años, Grupo Gigante a través de su Fundación ofrece 10 becas a alumnos de excelencia académica del Conservatorio de Música. Se ha convertido en una de las becas más importantes y de mayor competición dentro del instituto.
Anteriormente, una vez que los alumnos ganaban la beca, la fundación los apoyaba el resto de la licenciatura, pero debido al nivel de interés y participación que ha tenido en la comunidad académica, se decidió hacerlo solo por un ciclo escolar, para dar oportunidad a que más estudiantes pudieran gozar de este apoyo; sin embargo los ganadores pueden volver a aplicar para la siguiente convocatoria, buscando siempre mantener un alto nivel.
“El camino es difícil pero muy satisfactorio, (…) si algo he aprendido es que ningún sacrificio es en vano cuando se trata de música, todo se recompensa”.
Así como la historia de David Martínez, hay muchas otras historias y sueños de los que Fundación Gigante ha sido parte. Aproximadamente 50 alumnos han sido beneficiados con este apoyo en los últimos diez años.
Entre los ejes que Fundación Gigante apoya se encuentra el de educación; a través de financiamiento educativo permite a jóvenes comenzar y/o concluir sus estudios de licenciatura, maestría o doctorado. Tan solo en 2016 se ofreció financiamiento a 80 alumnos.
Además de esta institución académica, Fundación apoya con más becas a la Universidad Tecnológica del Valle de Chalco y a La Curtiduría de Oaxaca. De esta manera la empresa no solo contribuye a la formación de estudiantes, sino a la de artistas y conservación de la cultura.