No importa en qué disciplina te hayas especializado o hace cuando tiempo concluiste tu carrera profesional, si has explorado la red en busca de oportunidades laborales seguramente más de una vez te has encontrado con anuncios de reclutamiento solicitando estudiantes o recién egresados con algunos años de experiencia, excelente nivel en uno o más idiomas, manejo de software especializado, disponibilidad de horario y muchas ganas de trabajar horas extra.
La práctica de ofrecer a estudiantes y recién graduados la oportunidad de colaborar con una organización a cambio de mera experiencia o de compensaciones que difícilmente alcanzan a cubrir gastos de transporte, se ha vuelto muy común en empresas de todos los sectores y de distintos tamaños, aunque bien podría calificarse como uno de los comportamientos irresponsables más aceptados en el mundo corporativo.
Con el objetivo de adquirir experiencia profesional y cumplir con las exigencias que las empresas solicitarán más tarde para cubrir un puesto formal dentro de sus equipos de trabajo, los jóvenes aceptan estas oportunidades en las que con frecuencia deben trabajar largas jornadas y realizar actividades que tienen poco que ver con su carrera profesional, como controlar archivos y servir café.
En 2013 la editorial Condé Nast cerró su programa de pasantías luego de que dos antiguos becarios presentaran demandas ante la Corte Federal de Distrito en Manhattan alegando incumplimiento de las leyes laborales federales y estatales, ya que la compañía presuntamente pagó a estos colaboradores menos del salario mínimo por turnos de más de doce horas.
Así, bajo la figura de prácticas profesionales, muchos recién egresados necesitan trabajar por meses o años antes de recibir la oportunidad de un puesto formal, para el que las empresas solicitan perfiles cada vez más altos y ofrecen salarios excesivamente bajos.
Si bien es cierto que los becarios tendrán una curva de aprendizaje amplia y carecen de mucha de la experiencia y las aptitudes que otros colaboradores han adquirido con el paso del tiempo, también es verdad que se trata de talento que tiene mucho que ofrecer a la compañía y que confía en ella para ayudarle a desarrollar sos habilidades y alcanzar su máximo potencial. Así es un salario más bajo, desde luego es justo, pero la ausencia de una remuneración es abusar de su necesidad de experiencia.
Esta práctica, además, excluye a los jóvenes que no pueden permitirse costear el transporte y otros gastos derivados de una pasantía no remunerada, abriendo las puertas del mercado laboral únicamente a aquellos que cuentan con los recursos económicos necesarios para comprar su pase al mundo corporativo y cerrando a las compañías la oportunidad de crear un equipo diverso y aprovechar los muchos talentos que quedan fuera de dicho criterio.
¿Qué hacer entonces?
Las empresas que deseen ofrecer oportunidades laborales a estudiantes y recién egresados, beneficiarse de su talento, moldearlos con base en su cultura organizacional y ayudarles a adquirir la experiencia necesaria para insertarse en formalmente en el mercado laboral, deben considerar que dichos espacios deben considerar que, tal como sucede con los colaboradores formales, las empresas tienen la responsabilidad de responder oportunamente a las necesidades de sus becarios, así que no se vale solicitarles un equipo de computo propio o dejar de proporcionarles el material necesario para realizar su labor.
Cuando incorporas estudiantes a tu equipo de trabajo también debes considerar que sus estudios son prioritarios para el desarrollo de sus habilidades profesionales, así que los líderes deben evitar interferir con los horarios de clase y las fechas de exámenes.
Además, las empresas que ofrecen experiencia a sus becarios deben asegurarse de que este propósito se cumpla de forma oportuna y satisfactoria involucrándolos en actividades relacionadas con su profesión e implementando programas de tutorías que les ayuden a desarrollar sus habilidades en un entorno seguro y agradable de aprendizaje constante.