Londres, una ciudad que posee gran riqueza cultural y una belleza inigualable, hogar de grandes artistas y sede de unos Juegos Olímpicos con alcances significativos en materia de sustentabilidad durante 2012, atractiva para millones de turistas alrededor del mundo y hoy por hoy una de las que encierra mayor contaminación gracias a Oxford Street.
Al ser una de las principales avenidas de la capital británica, Oxford Street se encuentra rodeada de numerosos restaurantes y comercios de interés popular, lo que incremente considerablemente el número de automóviles que transitan por ella a diario y con ello las emisiones contaminantes generadas a lo largo de sus caminos, por lo que concentra mayor cantidad de dióxido de nitrógeno.
De acuerdo con la investigación de un grupo de científicos dirigidos por David Carslaw, del King’s College London, Oxford Street concentra 463 microgramos de dióxido de nitrógeno por metro cúbico que hasta ahora, lo que coloca este espacio muy por encima de las concentraciones permitidas por la Unión Europea y a la cabeza de las cifras más altas del mundo.
No obstante, el alcalde Boris Johnson ha asegurado a ABC que las cifras pueden ser engañosas, por lo que duda que Londres tenga un índice de contaminación más alto que ciudades como Hong Kong, Moscú o Nueva York. ¿Acaso se trata una competencia sobre quien contamina más?
La constante exposición al dioxido de nitrogeno tiene serias consecuencias en la salud de las personas, ya que afecta directamente los pulmones y el corazón, causando desde tos, nauseas y cansancio contanstante hasta fuertes ataques de asma.
En otras ciudades como Beijing se ha convertido en una norma utilizar mascaras faciales para protegerse de los efectos de la contaminación, sin embargo, a pesar de los resultados arrojados por la investigación del King’s College London, la ciudad no ha tomado aún medidas adicionales para prevenir y contrarrestar los posibles efectos del dióxido de nitrógeno entre la población.