Suena como una frase del complejo dialecto empresarial, el «consumo colaborativo» es una idea simple que está cambiando drásticamente la manera en que vivimos.
Detrás de la jerga está la antigua lección que cada niño y la mayoría de los adultos han encontrado difícil de entender: compartir es mejor.
Aunque puede parecer un ideal hippy, el consumo colaborativo y las empresas que defienden esta idea están teniendo un gran impacto y actualmente reportan grandes beneficios en todo el mundo.
No importa si el producto es un litro de leche, un automóvil o una casa vacacional. Existe un número creciente de grupos, comunidades y empresas que han adoptado este nuevo modelo de distribución para obtener beneficios personales, sociales y corporativos.
Una de esas empresas es Zipcar, una compañía estadounidense que alquila automóviles a sus abonados por períodos que pueden llegar a ser hasta de tan sólo15 minutos.
Creada hace 11 años en la ciudad universitaria de Cambridge, Massachusetts, Zipcar funciona sobre la base de un modelo de suscripción.
Los miembros pagan una pequeña cuota de inscripción cuando se registran en internet o cuando lo hacen por teléfono. Pueden localizar los vehículos a través del uso de mapas en internet o de una app especial para teléfonos inteligentes y abrirlos con un llavero especial.
La compañía, que cotiza en Nasdaq desde el mes pasado, superó las expectativas del mercado cuando sus acciones se vendieron 60% más altas que su precio de oferta de US$18.
El año pasado Zipcar adquirió su equivalente británico, la compañía Streetcar, por un estimado de US$50 millones, y la empresa continúa su expansión en el Reino Unido.
Autos BMW para todos
Las empresas de alquiler de vehículos no son las únicas que se adhieren a la idea de compartir sobre la propiedad privada, los fabricantes de automóviles también han comenzado a explorar el mercado.
En 2008, Daimler -los fabricantes de Mercedes-Benz – puso en marcha un proyecto piloto en la ciudad de Ulm en Alemania, y un año más tarde amplió el servicio a Estados Unidos. En la actualidad cuenta con más de 35.000 miembros en todo el mundo.
En 2009, Peugeot hizo lo mismo, y en marzo de este año BMW lanzó una empresa de automóviles compartidos que podrá a disposición de sus abonados en Munich y Berlín, 800 vehículos BMW y Minis.
La automotriz BMW espera usar el modelo para atraer a un millón de clientes nuevos para el año 2020.
La asesora Rachel Botsman cree que la tendencia hacia el consumo colaborativo significa que empresas como éstas pasarán de ser empresas basadas en productos a centrarse en modelos de servicios.
Su nuevo libro, «Lo mío es tuyo: Cómo el consumo colaborativo está cambiando la forma en que vivimos», explica por qué este tipo de economía compartida es un fenómeno muy moderno.
«Estamos viendo un resurgimiento de la comunidad tanto en el mundo virtual como en el real», le dijo a la BBC.
Al tiempo que la tecnología avanza, nos proporciona cada vez más plataformas a través de las cuales podemos compartir información y recursos: redes sociales, mercados en línea y tecnología de sistemas de posicionamiento global -o GPS- han tenido un gran impacto.
Junto con esto está la idea ampliamente aceptada de que existe una necesidad ambiental urgente de limitar el consumo. La producción de más productos -aunque sean más ecológicos- no es la respuesta.
Otro factor importante es la recesión mundial, que ha tenido un profundo efecto en la manera en que gastamos.
«La gente está realmente evaluando lo que los hace felices y cómo ellos mismos pueden determinar lo que quieren y necesitan», agregó Botsman.
Espíritu comunitario
Y no es sólo la industria del automóvil la que está adoptando la tendencia.
Los sitios en internet de alquiler de películas se están volviendo cada vez más populares. El canal de videos por internet YouTube recientemente se unió a iTunes, Netflix y Amazon con un nuevo servicio de alquiler de películas bajo demanda o a la carta.
Los sitios vinculados a la moda que permiten que los clientes tomen prestados diferentes artículos de diseñadores de moda famosos también continúan creciendo en popularidad. En el Reino Unido, el sitio en internet Girl Meets Dress fue puesto en marcha en 2009, y su éxito ha inspirado a otros sitios en internet tales como deseos Wish Want Wear que fue lanzado este año.
Grupos sin fines de lucro también tienen un modelo similar. StreetBank en el Reino Unido es una plataforma en línea donde los miembros pueden ofrecer intercambiar bienes y servicios. Fue fundada por Sam Stevens.
«Vi a alguien con un cortacésped y pensé que debía cortar el de mi jardín», explicó Stevens. «Pero yo realmente no tuve el coraje de pedirle que me lo prestara».
«Entonces pensé: ‘es una locura que cada casa en la cuadra tenga que tener un cortacésped’.»
El objetivo del grupo no es sólo compartir herramientas, sino cambiar la actitud de consumo de las personas a la vez que se fomentan las relaciones entre vecinos.
Parece que ahora de adultos podríamos estar obligados a aprender a compartir de nuevo.
Empresas como Zipcar están demostrando que hay algo más que ganar que la comunidad, y nadie entiende esto mejor que Botsman.
«Suena como si yo fuera una predicadora», indicó, «pero desde el punto de vista capitalista, muchos de estos empresarios y estas empresas están empezando a hacer cantidades serias de dinero».
«No por nada son los niños mimados del mundo de los capital de riesgo», concluyó.
Fuente: Bbb.co.uk
Por: Jack Lamport.
Publicada: 21 de mayo de 2011.
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