Bill Gates no perdió su título como el hombre más rico del mundo en 2010: lo regaló al entregar miles de millones a su organización caritativa. La carta manifiesto del matrimonio Gates arroja luces sobre su visión de la filantropía.
Nuestro amigo y coadministrador Warren Buffet nos dio una vez un consejo magnífico sobre la filantropía: «No se limiten a proyectos seguros: apuesten por problemas complejos».
Y estamos muy de acuerdo. Nuestra fundación colabora con asociaciones a nivel mundial para hacer frente a grandes retos: desde pobreza extrema y salud deficiente en países en desarrollo hasta grandes fracasos del sistema educativo estadounidense. Nos limitamos a algunas problemáticas porque pensamos que es la mejor manera de lograr un mayor impacto, y nos centramos en estas problemáticas concretas porque creemos que constituyen los mayores obstáculos que impiden a muchas personas disfrutar de una vida plena.
Para cada problemática en la que trabajamos, financiamos ideas innovadoras que acaben con tales obstáculos: nuevas técnicas para ayudar a los agricultores de los países en desarrollo a producir más alimentos y aumentar sus ganancias, nuevas herramientas para prevenir y tratar enfermedades mortales, nuevas metodologías de enseñanza para ayudar a alumnos y docentes.
Sin duda alguna, algunos de los proyectos que financiamos fracasarán. Es algo que no solo aceptamos, sino que esperamos, ya que estamos convencidos de que, en materia de filantropía, es crucial apostar por soluciones prometedoras que los gobiernos y las empresas no pueden permitirse. A medida que aprendemos qué apuestas merecen la pena y cuáles no, tenemos que afinar nuestras estrategias y compartimos los resultados para que redunden en beneficio de todos.
Los dos somos personas optimistas. Creemos que haciendo este tipo de trabajo (centrarnos en una serie limitada de grandes metas y colaborando con nuestros asociados para lograr soluciones innovadoras) podemos contribuir a que todo el mundo pueda vivir una vida sana y plena.
Fuente: Forbes México