El grupo terrorista Boko Haram habría cometido sus ataques más letales a inicios de este año, para muchos de los cuales usaría a jóvenes secuestradas.
El mes pasado, Zaharau Babangida, de 13 años, se negó a detonar los explosivos que llevaba encima, antes, su padre la había enviado a campamentos dirigidos por el grupo islamista nigeriano Boko Haram.
Babangida fue arrestada por la policía el 10 de diciembre después de que otras dos niñas mataran al menos a seis personas en un mercado textil en Kano, la ciudad más grande del norte de Nigeria.
Ella accedió a viajar de Bauchi a Kano luego de que los militantes “apuntaron a una zanja y me dijeron que me iban a matar ahí si me negaba”.
“Me preguntaron si quería cometer un atentado suicida y que si lo hacía entraría en el paraíso”, contó Babangida cuando fue presentada a la prensa el 24 de diciembre.
En el norte nigeriano, predominantemente musulmán, cada vez hay más niñas coaccionadas a participar en ataques suicidas como parte de las tácticas de Boko Haram para instaurar el régimen islamista en la mayor economía de África.
En la última semana, una pequeña de 10 años hizo estallar explosivos en un mercado en la ciudad de Maiduguri, matando al menos a 20. Otras dos detonaron bombas cerca de un mercado en el pueblo de Potiskum, cobrándose al menos siete vidas e hiriendo a 48.
“Boko Haram usa a mujeres y niñas para ejecutar ataques suicidas porque pueden infiltrarse fácilmente en los entornos urbanos concurridos y sortear los controles de seguridad sin levantar sospechas”, expuso Malte Liewerscheidt, analista para África de la consultora de riesgo Verisk Maplecroft.
“Pone de manifiesto la capacidad de Boko Haram de acceder, adoctrinar y utilizar todos los elementos de la sociedad”.
Nigeria, el país con la mayor población y la más pujante industria petrolera de África, celebrará elecciones generales el próximo mes en medio de una creciente violencia en el norte.
Tanto el presidente Goodluck Jonathan como el principal candidato de la oposición y exgobernante militar, Muhammadu Buhari, se han comprometido a detener la insurgencia, que ha matado a más de 13 mil personas desde 2009, según el gobierno.
“Es espantoso que un padre biológico tome a su niña y la reclute para cometer suicidio”, dijo Muhammad Faruk, conductor de autobús de 33 años y residente de Potiskum.
Secuestros
Boko Haram, cuyo nombre se podría traducir como “la educación occidental es pecado”, ha intensificado los secuestros desde que rapto a más de 200 alumnas en la ciudad de Chibok en abril, provocando la condena internacional. Otras 191 personas fueron raptadas el mes pasado en la remota aldea de Gumsuri.
Muchas de las niñas probablemente han sido adoctrinadas por los militantes para cometer los atentados, refirió Bawa Abdullahi Wase, analista de seguridad y colaborador de Network for Justice.
“La juventud de varias de las supuestas terroristas suicidas sugiere que fueron seleccionadas de entre las víctimas secuestradas por Boko Haram y obligadas a llevar a cabo los ataques mencionados”, afirmó la consultora británica de seguridad Drum Cussac.
“(Los atentados en Maiduguri y Potiskum) ponen de relieve la persistente intención y capacidad de los militantes para provocar un máximo de víctimas civiles en ataques terroristas”, agregó la firma.
Desafío electoral
El gobernante Partido Democrático Popular que abandera Jonathan se enfrenta a lo que podría ser su reto más difícil desde que llegó al poder al finalizar el régimen militar en 1999, pues tres de los principales partidos de oposición se fusionaron el año pasado para formar la coalición All Progressives Congress (APC).
El APC ha criticado el desempeño de Jonathan en materia de seguridad y afirma que es la prueba de que su gobierno ha fallado.
A inicios del año, Boko Haram lanzó ataques en la ciudad de Baga, cerca de la frontera con Chad, los cuales serían los más letales de su historia y cuyas víctimas se cuentan entre cientos y hasta dos mil, según diversas fuentes.
Sin embargo, el ejército de Nigeria señaló el lunes que los muertos no exceden los 150, de acuerdo con la evidencia inicial, que incluye vigilancia aérea.
“La proliferación de la violencia en el periodo preelectoral ha sobrepasado a las fuerzas de seguridad nigerianas”, advirtió Liewerscheidt.
“No hay duda de que el gobierno y el ejército han perdido el control de amplias zonas del noreste de Nigeria”.
Fuente: El Financiero