Tal parece que Brasil está viviendo en el pasado. Y es que después de que Jair Bolsonaro tomara protesta como presidente de ese país, de inmediato firmó una medida con la que retira a la población LGBT (Lesbianas, Gais, Bisexuales y Transexuales), de las políticas destinadas a la promoción, defensa y garantía de los derechos humanos en el país.
Se trata de una decisión que retrasa todos los avances en materia de derechos humanos y que además ésta no fue consultada por el Poder Legislativo y que además borra todas la referencias a la población LGBT en el organigrama ministerial y de las directrices de protección de derechos humanos del gobierno federal.
El documento señala los cambios en la estructura del Ministerio de la Mujer, Ministerio de la Familia y Ministerio de los Derechos Humanos.
Las políticas y directrices destinadas a la promoción de los derechos humanos incluyen a las mujeres, niños, adolescentes, jóvenes, ancianos, personas con discapacidad, población negra, minorías étnicas y sociales y personas indígenas. Mientras que las personas LGBT, las cuales eran incluidas en la estructura de la Secretaría Nacional de Promoción y Defensa de los Derechos de la Persona Anciana, fueron excluidas
Para defender su decisión sobre los territorios indígenas, Bolsonaro publicó en Twitter que: “Más del 15 por ciento del territorio nacional es demarcado como tierra indígena (…) y menos de un millón de personas viven en esos lugares aislados de Brasil”.
Agregó que dichas personas son “explotadas y manipuladas por organizaciones no gubernamentales”.
Cabe mencionar que después de que Bolsonaro resultara vencedor en las urnas del país, se armó de una retórica fascista y creó objetivos en contra, como la denominada “ideología de género”, término utilizado por los conservadores para denominar de manera despectiva la defensa de los derechos de las mujeres y de las personas LGBT.
Su postura conservadora ha sido constante en sus 30 años como político, en 1993 dijo estar a favor de la dictadura, calificó de irresponsable a la democracia brasileña y defendió el régimen militar.
Bolsonaro golpea a ONG, LGBT e indígenas
En 2017 dijo que si llegaba a la presidencia acabaría con las reservas indígenas; además, aseguró que los afrodescendientes que habitan estos lugares “no sirven ni para procrear”.
En sus discursos también ha arremetido contra las personas homosexuales. En una entrevista que otorgó para la revista Play Boy en 2011 aseguró que “sería incapaz de amar a un hijo homosexual”.
“El hijo empieza a mostrarse amanerado, gay, cambia su comportamiento, ¿verdad ?, ya oí de algunos aquí…, menos mal que me dieron unos chirlos (golpes) de chico, mi padre me enseñó a ser hombre”, declaró al hablar sobre la homosexualidad.
Dentro de su discurso, dijo que “Vamos a unir al pueblo, valorizar la familia, respetar las religiones y nuestra tradición judeo-cristiana, combatir la ideología de género, conservando nuestros valores”.
“No podemos dejar que ideologías nefastas destruyan valores y familias… Tenemos el desafío de enfrentar los efectos de la crisis económica, del desempleo récord, de la ideologización de nuestros niños, de la desvirtualización de los derechos humanos, de la deconstrucción de la familia”.
Palabras que fueron interpretadas como alentadoras al odio y la discriminación hacia las personas de la diversidad sexual y de género. Asimismo, indicaron que las posiciones del presidente son una alerta para los derechos de las minorías en el país.
“El discurso acaba siendo permisivo, la gente teme el aumento de la intolerancia”, dijo Thiago Barros, un joven activista LGBT que acudió a escuchar el discurso de toma de protesta en compañía de su amigo Alexandre Ferreira.