Personas por la Ética en el Trato de los Animales (PETA), es la fuerza más grande y «probablemente la más conocida y poderosa organización dentro del movimiento para la defensa y protección de los derechos de los animales» (Yahoo! Internet Life, junio del 2000), con más de 750.000 miembros y seguidores internacionales.
PETA es una organización cuyo poder mediático radica no sólo en su fuerte activismo, que ha demostrado una y otra vez, encarando lo mismo a corporativos internacionales de alimentos que a gobiernos o espectaculos taurinos, sino en la pacífica agresividad con la que ejecuta sus protestas y la creatividad que pone en ello.
Quizás el rasgo más distintivo de esta poderosa OSC, sea su estilo de comunicación, que busca celebridades de todo el mundo que sean vegetarianas para mostrarse cuasi desnudas en sus anuncios. Esta línea ha hecho que cualquier anuncio de PETA se inconfundible.
El último caso es el de Bonnie-Jill Laflin, scout de la NBA quien luce su cuerpo al natural para demostrar los beneficios de una dieta vegetariana. El copy, cargado de toda la picardía y doble sentido dice: ¿Quieres mi cuerpo? Hazte vegetariano.
Para muchos, el caso de PETA puede resultar burdo o incluso rayando en lo ofensivo, sin embargo, lo que no podemos ignorar es que han entendido que un estilo constante y sólido de comunicación puede posicionar a una ONG en el mundo de las causas y por supuesto en la sociedad; baste decir que tan sólo en Twitter tienen más de 162.624 seguidores y en Facebook, más de 1.123.751, cifras que ya quisieran muchas marcas.
Sin lugar a dudas el fin no justifica los medios y esta campaña, como cualquier otra dirigida a alterar los hábitos alimenticios, por más que se sustituyan por otros alternativos, es una auténtica barbaridad.
Lo burdo, incluso ofensivo de tal campaña, no es la desnudez de una modelo que «bien vale un potosí», no obstante se incurra en el reclamo sexista de mujer desnuda, y no así lo realmente locuaz del claim de esta campaña; lo burdo, incluso ofensivo, es comunicar y querer contagiar una alteración en la dieta alimentaria de cualquier ser humano, en pro de la defensa de lso animales.
Cualquier médico especializado, nutricionista, entrenador físico, etc, lo puede confirmar, y cualquier especialista puede igualmente confirmar los mil y un desórdenes que se producen en el organismo negándole tales alimentos, o tales otros.
Como en toda política «responsable» que se precie, cualquier asociación que defienda a los animales lo que realmente debe hacer es denunciar aquéllos casos en que realmente se esté procediendo a una explotación masiva y masacre de cualquier especie, por sujetar una cadena de explotación alimenticia indiscriminada, irresponsable y sin control.
Como todo, y como en todo, se debe abogar por una «responsabilidad sostenible y sostenida» en la explotación cárnica, pero también en la agrícola, en la industrial, y en todos los órdenes de la vida colectiva en que todos, absolutamente todos, bien por acción, bien por omisión, somos responsables de lo que hacemos, no ya cara a generaciones futuras, sino frente a nosotros mismos y a nuestra generación más inmedita, nuestros propios hijos.
No Sres., no, si «el estilo constante y sólido de comunicación» de PETA es este, sinceramente, mal camino ha escogido, por más que lo adorne de «ganchos» típicos, llenos de tópicos!