No hay que esperar a que los efectos del cambio climático sobre la salud de la población se presenten. Ya llegaron.
De acuerdo con una evaluación de la Organización Mundial de la Salud (OMS), señala que el calentamiento registrado desde los años 70 estaba provocando un ascenso de mortalidad, calculado en 140 mil defunciones anuales.
Las repercusiones sanitarias por el cambio climático son visibles en el aumento de los fallecidos por olas de calor, por los riesgos derivados de desastres naturales, como inundaciones y cambios en la distribución de padecimientos transmitidos por vectores.
Y México no está exento de esta realidad. El jueves pasado, el secretario de Salud, José Ángel Córdova Villalobos, dijo que el dengue dejó de ser una enfermedad estacional, debido a que el cambio climático provocó que el mosquito transmisor se adapte a alturas de hasta mil 800 metros sobre el nivel mar, circunstancias en las que antes no sobreviviría.
Las inundaciones en Nuevo León, Tamaulipas y Coahuila, a causa del fenómeno meteorológico Alex son otro ejemplo. Sin bien estos desastres de origen natural no son algo nuevo, la intensidad y la frecuencia con la que se presentan es también resultado de no cuidar el medio ambiente. Y esto pone en riesgo la salud de los habitantes, pues es latente la posibilidad de que se desaten epidemias.
«Las aguas que se van estancando por este tipo de fenómenos tienen un impacto negativo y sí, es una consecuencia del cambio climático», dijo Pedro Ramos, jefe de la División de Apoyo en Contingencias y Desastres del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS).
El informe Acción Humanitaria, del Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef) reportó que entre 2005 y 2007 esta agencia había atendido unas 276 situaciones de emergencia, la mitad por desastres de origen natural. El mismo reporte concluyó que durante los próximos diez años las mujeres y los niños serán los más afectados por desastres climáticos.
Ramos habla de cuatro condiciones que se acrecientan con estos fenómenos y que exponen a la población de sufrir daños en la salud: temperaturas extremas de frío o de calor, agua y aire contaminado.
En el caso de las temperaturas bajas, explica, aumenta el riesgo de la presencia de infecciones en las vías respiratorias, según el IMSS. En el extremo contrario, con las altas temperaturas incrementan las enfermedades diarréicas.
Si se habla del agua estancada, originada por inundaciones derivadas de fenómenos naturales se observa la frecuencia de enfermedades digestivas, en la piel, ojos, e incluso en los genitales, debido a la proliferación de microbios por el líquido contaminado.
La contaminación del aire por los gases del efecto invernadero, ocasiona enfermedades respiratorias y se calcula que la contaminación atmosférica urbana causa aproximadamente 1. 2 millones de defunciones al año.
El aumento de las temperaturas y la variabilidad de las lluvias, prevé la OMS, reducirán la producción de alimentos básicos en muchas de las regiones más pobres, hasta 50% para 2020 en algunos países africanos. La consecuencia será el aumento de la malnutrición y desnutrición, que causan 3.5 millones de muertes anualmente. Las enfermedades de origen infeccioso y parasitario, que se pueden expandir rápidamente por la transformación de los sistemas ecológicos son la segunda causa de muerte, a escala mundial, al registrar 12 millones y medio de defunciones al año.
La OMS aseguró que muchas de las enfermedades más mortíferas son muy sensibles al clima. Y el cambio climático agrava la situación.
Datos del Centro Nacional de Prevención de Desastre (Cenapred), en 2007 se superó la cifra de daños registrados en 2005, con la presencia de los huracanes Emily, Stan y Wilma que sumaron cuatro mil 248 millones de dólares, pero no sólo eso, además ocurrieron las inundaciones en Tabasco, uno de los mayores desastres de los últimos veinte años. Por lo que se pide a la población abordar el tema, ya que es responsabilidad de todos, no sólo de las instancias gubernamentales, combatir el cambio climático.
Fuente: Excélsior – nacional, p. 21
Autor: Laura Toribio
Publicado: 25 de julio 2010
