Así como en la Ciudad de México ha impactado la muerte de «Bantú», el gorila de Chapultepec, a los argentinos les indignó el fallecimiento de «Arturo», el oso polar del zoológico de Mendoza, el pasado 3 de julio.
El enojo creció, en parte, por las precarias condiciones en las que se encuentran este y otros zoos del país, lo que volvió a impulsar la idea de transformarlos en ecoparques, como ya está ocurriendo en Buenos Aires.
En Argentina, hay poco más de 100 zoológicos y acuarios, pero un estudio de la Fundación Azara revela que 90 por ciento de ellos no cuentan con planes de bienestar animal.
Además de «Arturo», en el zoo de Mendoza han muerto otros 70 animales en lo que va del año.
El pasado 23 de junio, el Jefe de Gobierno porteño, Horacio Rodríguez, anunció el cierre del zoológico de Palermo para convertirlo en ecoparque; los animales serán enviados a reservas y santuarios.
En el centro hay cerca de mil 500 ejemplares y se está haciendo un relevamiento para ver las características de cada uno y planear su traslado a hábitats naturales.
La semana pasada, 46 aves rapaces nacidas en cautiverio fueron liberadas en una reserva natural urbana cerca del Río de la Plata. Cuatro lechuzones, además, ya están siendo adiestrados para cazar su propio alimento y volar en espacios amplios.
Por ciertas condiciones de salud y sanitarias, se prevé que entre 50 y 100 animales no puedan ser llevados a las reservas.
En esos casos, se buscará que vivan lo mejor posible dentro del recinto.
«Estamos todavía en etapa de inventario, pero no creemos que podamos derivar a la mayoría de los animales en un plazo menor a dos años. Cada derivación implica un montón de trabajo con el animal puntual, no hablamos solo de meterlo en un container y trasladarlo», explicó Javier Goldschtin, de la Fundación Banco de Bosques que trabaja junto con el Gobierno y la Fundación Naturaleza para el Futuro en la transición del zoo de Palermo.
Aun faltan detalles sobre cómo será el ecoparque de Buenos Aires, pero ya se dijo que será un espacio de educación ambiental.
No habrá animales habitándolo de forma permanente -salvo los casos especiales mencionados- y se trabajará en la recuperación y liberación de animales silvestres heridos o rescatados del tráfico ilegal.
Goldschtin considera que es fundamental transformar los recintos que hoy en día los seres humanos le proponen a los animales y espera que el cierre del zoológicos de Palermo, uno de los más emblemáticos de Latinoamérica, impulse a otros.
Por ahora, el zoológico argentino de La Rioja ya se sumó a la iniciativa y la organización #SinZoo trabaja para cambiar el paradigma de otros parques.
La triste partida de «Arturo»
«Arturo», el último oso polar de Argentina murió hace unas semanas en medio de pésimas condiciones en el zoológico de la ciudad de Mendoza.
Para los ambientalistas era más que un animal; lo consideraban un símbolo.
Tenía casi 31 años. Para su especie estaba viejo, era la quinta generación de osos nacidos en cautiverio y desde 2012 se le conocía como el animal más triste del mundo, ya que antes había fallecido su compañera, «Pelusa», y se quedó solo.
Entonces, organizaciones ecologistas juntaron firmas para trasladarlo a una reserva canadiense, pero no fue posible por su mal estado de salud.
Este año, «Arturo» empeoró. Perdió el apetito, bajó de peso y su visión y olfato disminuyeron. Los veterinarios estaban analizando si era mejor sedarlo para reducir su agonía, pero murió antes de que se tomara una decisión.
«La gran pregunta es qué hacía un oso polar en una ciudad como Mendoza donde en verano hay (temperaturas de hasta) 40 grados (centígrados)», cuestionó Malala Fontán, integrante de #SinZoo.
«La muerte (de ‘Arturo’) se da dentro de una situación muy caótica dentro del zoológico. Venía transitando una transformación (hacía un proyecto de convertirlo en ecoparque) pero desgraciadamente hay muchos intereses que están en juego ahí. Se dice que gente contraria a esa transformación ha llegado al punto de matar a los animales», denunció Andrei Chtcherbine, ambientalista que participó en la propuesta para transformar el zoológico de Buenos Aires en ecoparque y también miembro de #SinZoo.
En el olvido
Los recintos para animales en Argentina no cumplen con las normas de higiene y conservación, según un estudio de la Fundación Azara, ONG sobre conservación de la naturaleza.
Urge atención
– La Fundación Azara observó en 2014 maltrato animal y contacto directo entre visitantes y mamíferos.
– Infraestructura, normas de seguridad, higiene, sanidad y bienestar animal precario e improvisado.
– Malas prácticas de manejo, contención, enriquecimiento ambiental, nutrición y bioseguridad.
– Poblaciones cautivas endogámicas, reproducción de animales emparentados y entrecruces de razas de diferentes áreas geográficas, lo que genera especies genéticamente más débiles.
Fuente: Reforma