El cambio de la energía que producen los combustibles fósiles por las energías renovables en el planeta costaría entre 1 y 2% del Producto Interno Bruto (PIB) mundial, señaló el Premio Nobel de Química 1995, Mario Molina.
La medida combatiría el calentamiento global, el cual podría aumentar de cuatro hasta seis grados centígrados la temperatura de la Tierra en las próximas décadas, dijo el científico mexicano en la Universidad Iberoamericana (Ibero), de acuerdo con un comunicado.
Al participar en la Mesa de Análisis de Sustentabilidad «Responsabilidad social y sustentabilidad», Molina aseguró que es más costoso no hacer nada, porque en caso de que la temperatura aumente existe el riesgo de desastres “extraordinarios”.
Indicó que una buena parte del planeta no podría vivir en ciertas latitudes y “serían cambios que ya no se pueden calcular en dólares, sino en fallecimientos de personas, pero sería un desastre por completo para la economía”.
De acuerdo con las proyecciones del Premio Nobel de Química, para 2030 se tendrían que reducir las emisiones de los combustibles fósiles a la mitad, para ello, propuso quitar sus subsidios.
Además planteó la posibilidad de que los costos de la energía renovable, como la energía eólica y solar, continúen a la baja para reducir las emisiones de bióxido de carbono.
Molina mencionó que para lograr este objetivo es fundamental la cooperación internacional, pues algunas acciones se podrían aplicar de manera simultánea, como usar la energía con más eficiencia en el transporte o la construcción.
El químico reconoció que una de las trabas más importantes para cambiar el paradigma social del uso de energía limpia, lo representa el poder económico que se refugia en 3% de la comunidad científica, que afirma que los cambios en el clima no tienen relación con la producción industrial.
Para rebatir esto, el científico dijo que cada vez las lluvias son más intensas, los huracanes más poderosos y los deshielos del polo norte son también muestras claras del cambio climático.
Reconoció que hay mucha incertidumbre acerca de cuánto más cambiará la temperatura del planeta en las próximas décadas, en caso de no hacer nada y se continúa con las emisiones de bióxido de carbono.
Fuente: Dinero en Imagen