Las predicciones de los científicos realizadas hace casi diez años ya son evidentes: entre 2020 y 2025 las lluvias disminuirán, se agravará la escasez de agua y las temperaturas extremas causarán estragos.
El sector alimentario será uno de los más afectados, e incluso habrá poca agua disponible para abastecer cultivos de riego, al ganado y seres humanos.
¿Te suena familiar?
Cambio climático afectará nuestra fuente alimenticia
El cambio climático afectará nuestra fuente alimenticia. Según el Panel Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático, que publicó su informe sobre La Tierra y El Cambio Climático, el clima está afectando el acceso a la nutrición y a la estabilidad de los alimentos.
Priyadarshi Shukla, una de las autoras del informe, confirma que la seguridad alimentaria se verá cada vez más afectada por el cambio climático futuro, a través de la disminución del rendimiento agrícola, especialmente en los trópicos con el aumento de los precios, la reducción de la calidad de los nutrientes y las interrupciones de la cadena de suministro.
«Veremos diferentes consecuencias en distintos países, pero habrá un impacto más drástico en los países de bajos recursos en África, Asia, América Latina y el Caribe».
Actualmente un tercio de la comida se pierde o se desperdicia, si esta situación se modificara, disminuiría las emisiones de gases de efecto invernadero en la inseguridad alimentaria.
Comparando con el estudio realizado en 2010, este nuevo estudio revela que la fecha se aproxima.
«Algunas dietas requieren más agua y tierra, y causan más emisiones de gases que aumentan el calentamiento global. Las dietas balanceadas con alimentos a base de granos, legumbres, frutas, verduras y con alimentos animales producidos de manera sostenible, presentan oportunidades para limitar el cambio climático».
Según la ONU, para reducir las vulnerabilidades en los sistemas de producción se puede aumentar la resiliencia de las comunidades ante los eventos extremos, lo que provoca un impacto en la seguridad alimentaria.
«Hacer cambios en la dieta y en los alimentos que se cultivan previene la degradación de la tierra.
Reducir la desigualdad, aumentar los salarios y asegurar el acceso a la comida en regiones donde la tierra ya no produce, también influye en la adaptación a los impactos negativos del cambio climático».
En su informe, habla acerca de la sobreexplotación de los recursos, combinada con la crisis climática, y señala que el cambio climático agravará todos los problemas que tenemos actualmente.
«Más del 10% de la población mundial ya está malnutrida, y algunos autores del informe de la ONU advirtieron en entrevista que la escasez alimentaria desatará una emigración más pronunciada».
Cynthia Rosenzweig, científica de investigación sénior del Instituto Goddard de Estudios Espaciales de la NASA y una de las autoras principales del informe, dice que un peligro en particular es que las crisis alimentarias se presenten al mismo tiempo en varios continentes: «El riesgo potencial de una falla en múltiples canastas está aumentando”.
¿Hay esperanza?
Según el informe, sí hay esperanza. Poco a poco, se pueden ir atendiendo las crisis alimentarias, así como el comportamiento de los habitantes de la tierra.
Tenemos que mejorar la productividad agrícola, disminuir el desperdicio de alimentos, y persuadir a la sociedad para que su dieta no dependa tanto del ganado y de la carne.
“Uno de los hallazgos importantes del trabajo es que muchas acciones que podemos tomar ya están disponibles”, dijo Rosenzweig. “Pero algunas de esas soluciones requieren de atención, apoyo financiero y que haya un espíritu propicio”.
Autores del informe también sugirieron que la escasez alimentaria va a afectar más a las zonas empobrecidas del mundo, lo cual desataría flujos migratorios que ya están redefiniendo la política de América del Norte, Europa y otras partes del mundo.
“La vida de las personas se verá afectada por una presión inmensa vinculada a la migración”, dijo Pete Smith, profesor de Ciencias de la Tierra de la Universidad de Aberdeen y uno de los principales autores del informe. “La gente no se queda a morirse. La gente emigra”.
Si se degrada la tierra, ésta se hace menos productiva y además reduce su capacidad de absorción de carbono, lo que influye en el cambio climático.
“En un futuro, con lluvias más intensas, aumentará el riesgo de erosión del suelo en las tierras de cultivo. La gestión sostenible de la tierra es una forma de proteger a las comunidades de los efectos perjudiciales de la erosión del suelo y deslizamientos de tierra. Sin embargo, hay límites para lo que se puede hacer, por lo que en otros casos la degradación puede ser irreversible».