Ida era un feroz huracán de categoría 4 cuando tocó tierra recientemente en Luisiana. Con vientos sostenidos de unos 240 km/h, la tormenta arrancó tejados de edificios y partió postes eléctricos. Empujó una pared de agua lo suficientemente poderosa como para arrastrar casas desde los cimientos, desprender barcos y barcazas de sus amarres. ¿Pudo ser esto un efecto del cambio climático?
Aumenta peligrosidad de huracanes
De acuerdo con NPR, el cambio climático contribuyó a que Ida ganara fuerza rápidamente justo antes de tocar tierra. En unas 24 horas, pasó de ser una tormenta de categoría 1 a una de categoría 4 al desplazarse sobre aguas anormalmente calientes en el Golfo de México.
El océano tenía la temperatura del agua de una tina: unos 85 grados Fahrenheit. Según las mediciones de la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica, esta temperatura es superior a la media.
El calor extra actuó como combustible para la tormenta. El calor es energía, y los huracanes con más energía tienen velocidades de viento más rápidas y marejadas más grandes.
Según los científicos, a medida que la Tierra se calienta, es más probable que se produzcan huracanes de gran intensidad como el Ida.
La tendencia es particularmente evidente en el Océano Atlántico, que incluye tormentas como Ida que viajan sobre las aguas cálidas y poco profundas del Mar Caribe. Un estudio de 2019 descubrió que los huracanes que se forman en el Atlántico son más propensos a volverse poderosos muy rápidamente.
Los residentes de la Costa del Golfo en Estados Unidos llevan años conviviendo con esa realidad climática. El huracán Harvey en 2017, el huracán Michael en 2018 y el huracán Laura en 2020 se intensificaron rápidamente antes de tocar tierra. Ahora Ida se suma a esa lista.
Aún más riesgo
Los huracanes como Ida son extra peligrosos porque hay menos tiempo para que la gente se prepare. Para cuando la fuerza de la tormenta es evidente, puede ser demasiado tarde para evacuar.
El agua anormalmente caliente también aumenta el riesgo de inundación por los huracanes. Los huracanes absorben la humedad cuando se forman sobre el agua y luego la vierten en forma de lluvia. Cuanto más caliente esté el agua —y más caliente el aire— más vapor de agua se absorbe.
Incluso las zonas alejadas de la costa corren el riesgo de sufrir inundaciones. Los meteorólogos están advirtiendo a los residentes en la trayectoria de Ida hacia el noreste del Atlántico Medio que deben prepararse para cantidades peligrosas de lluvia. Partes del centro de Mississippi podrían recibir hasta 30 cm de lluvia.