Power to the people
John Lennon
En agradecimiento a
Manuel Ortiz Escámez
Por: Emilio Guerra Díaz
Como Jorge Luis Borges, Fuentes no recibió el Nobel de Literatura. La academia quiso mirar hacia escritores no tan eruditos y obra no tan basta como la de estos dos genios latinoamericanos. Quizá por sus posturas políticas. Como la pena de muerte, ese oprobio (por la no asignación del galardón) no tiene marcha atrás. Arrepentirse no tiene sentido. En cambio recordar y re-aprender de las lecciones dictadas por el Maestro Fuentes es mejor. Alguien le preguntó: “¿Y el Nobel, Maestro? Él respondió: “al dárselo a Gabo, me lo dieron también”.
Fuentes fue un excelso novelista pero su obra ensayística también no tiene desperdicio y como señaló Federico Reyes Heroles en sus funerales al ser un mexicano universal, ocupado de impulsar el desarrollo de la sociedad civil, “encarnó la convicción de llevar México al mundo y traer más mundo a México”, en literatura, cultura, vida cotidiana y responsabilidades cívicas.
Su visión respecto no a la “Sociedad Civil”, sino a las sociedades civiles que co-habitan en una comunidad con un pie en el modernismo y otro en la tradición; como un poder que en América Latina estaba en ciernes, estimuló a muchas personas a consagrar su vida profesional a esta labor, en lo personal a mi#### desde el valor de la filantropía, parte integral del denominado Tercer Sector.
Como crítico pero más como un hombre de profunda y larga visión, dedicó parte de su trabajo político a enseñarnos a ser ciudadanos. Amigo de Don Manuel Arango fue invitado a participar como consejero en el Centro Mexicano para la Filantropía.
Desde la tribuna de la sociedad civil pugnaba porque ésta se organizara y viese su propia riqueza en la diversidad, la pluralidad y la confluencia de puntos de vista distintos, contrarios, antagónicos pero propositivos, creativos, generadores de participación que nos llevasen de un estadío de súbditos a otro superior para que como ciudadanos nos humanizarnos más.
Participó como orador, guía y faro del desarrollo de la sociedad civil en varios foros y encuentros nacionales e internacionales. Fuentes compartió su visión en alguna reunión anual del Cemefi (2001), pero también en algún Encuentro Iberoamericano del Tercer Sector (Argentina, 1998).
Nos legó su visión de la sociedad civil en varios textos de sus conferencias, ensayos y artículos periodísticos, por citar algunos: “Tres discursos para dos aldeas” (Fondo de Cultura Económica, 1993); “Por un Progreso Incluyente” (Instituto de Estudios Educativos y Sindicales de América, 1997) -libro que por cierto, es el único que tengo autografiado por Don Carlos, gracias a mi queridísimo amigo Manuel Ortiz Escámez, actualmente un brillante profesor de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM-; el apartado Sociedad Civil en “En esto creo” (Seix Barral, 2000); “Impacto Social y Económico de la Acción Solidaria en México” (Conferencia, 2001); “Los Cinco soles de México” (planeta, 2002) , etc.
La sociedad civil (siempre en plural) es vista por Fuentes como un medio para enfrentar los desafíos locales y aminorar las desigualdades sociales resultado de la globalización. Su fortaleza consiste en dar cabida y desarrollar a las organizaciones de la sociedad civil, un sector pequeño en relación a la proporción que éste tiene en países desarrollados de occidente. Por ello siempre se le escuchaba citar a Alexis de Tocqueville.
Así, en Buenos Aires, advirtió que el siglo XXI sería el inicio del surgimiento y consolidación de la sociedad civil organizada, en particular, espacio donde las mujeres habrán de liderar y protagonizar cambios sociales tendientes a la humanización, la fraternidad y un lugar para cada cual. ¿Por qué por las mujeres? Porque tradicionalmente han venido desempeñando sin reconocimiento alguno tareas de gestoría, altruismo, economía informal, etc. lo que les hace verdaderamente los pilares de las familias en Latinoamérica.
En 2001 ante las organizaciones convocadas por el Centro Mexicano para la Filantropía en su Reunión Anual dijo: “La función del tercer sector, lo saben todos ustedes, es reanimar los valores del trabajo, la salud, la educación y el ahorro, es decir, devolverle su centralidad al capital humano. ¿Es posible entonces socializar la economía global? Yo creo que sí, por más arduo y exigente que sea el esfuerzo”.
En Cinco Soles escribió: “Estamos pasando rápidamente del concepto de población al de ciudadanía. Estamos trasladando nuestra cultura, nuestra pasión, nuestra historia, nuestro amor a las organizaciones de la sociedad civil, a los grupos ecológicos y de derechos humanos, a los sindicatos obreros y a las cooperativas agrarias, a las universidades y a la prensa, a los grupos empresariales y a las asociaciones de barrio”.
En el ensayo Por un Progreso Incluyente expresó: “En América Latina, el tercer sector se ha venido organizando con independencia a fin de atender los vacíos, tomar las iniciativas y trascender las ideologías de los otros dos sectores, dándole a la gente voz pública más allá de la política partidista”.
Justo este lunes 21 y martes 22 de mayo se está llevando a cabo el I Congreso de Sociedad Civil para proponer una agenda sobre diversos temas de interés para las organizaciones del tercer sector que serán presentadas a los 4 candidatos a la presidencia de la República. Se puede seguir las deliberaciones por Internet.
El evento que sentará bases para una relación mucho más productiva para el interés público lo cual se fundamenta en esta afirmación carlista “a veces, donde la burocracia es ciega, la sociedad civil identifica con seguridad y velocidad mayores las necesidades del desarrollo, los problemas de la aldea olvidada, del barrio invisible, de la mujer que es trabajadora y madre”. Y otras veces, donde la empresa privada sólo observa la ausencia de lucro, el sector social descubre o inventa las mejores maneras de emplear los recursos locales, poniendo en marcha actividades que le permiten a los pobres ayudarse a así mismos, guarderías, cooperativas, sistemas e crédito, medicamentos y médicos compartidos, limpia y aseo personales y públicos, apoyo a la escuela y donde no la hay, alfabetización de casa en cas si es preciso. Círculos de lectura e impulso al teatro popular…”
En su libro En esto Creo, señala sobre sociedad civil: “Tiene como función socializar tanto el sector público como al sector privado -iría más lejos: Los debe colonizar-; pero debe saber –la sociedad civil- que ella misma es constantemente colonizada por el estado y por la empresa… La sociedad civil necesita el techo protector de la democracia y la savia nutricia de la raíz cultural”.
La idea de la utilidad de sociedad civil es para Fuentes trabajar para que en América Latina se establezca un progreso incluyente. Mucho de este trabajo social debe iniciar en las instancias de educación (formal y no formal) como son la escuela y las organizaciones de sociedad civil. Su función es motivar una ciudadanía (en palabras del escritor) con un “concepto de politización, trasladándolo del concepto de poder sobre la gente al de poder con la gente”.
Un tipo de instituciones que integran al tercer sector es la fundación empresarial, instancia que crea lazos de inversión social entre beneficiarios, organizaciones operativas, autoridades públicas, líderes comunitarios y otras fundaciones y financiadoras. Mientras contemos con un mayor número de fundaciones empresariales que realmente financien proyectos para el desarrollo comunitario, la empresa estará aportando una parte de su benigna colonización del progreso incluyente fuentesiano donde confluye el talento empresarial con las iniciativas ciudadanas harto innovadoras.
Desde el Consejo Directivo
Un consejero recordó que quien desee conocer a profundidad el texto del discurso de Carlos Fuentes en la reunión anual del 2001 del Centro Mexicano para la Filantropía, lo solicite al Centro de Información Filantrópica que obra en su colección de Memorias.
Otro más señaló que si deseamos honrar al escritor debiésemos leer sus ensayos y novelas. Y otro más señaló también que podemos recordarlo haciéndonos voluntarios, participando activamente dentro de organizaciones civiles, que un corazón participativo sea un condominio donde hay un tiempo para promover y disfrutar la cultura, un tiempo para los deberes cívicos al ayudar a quien está en situación de desventaja, un tiempo para participar en la asamblea de la colonia o barrio, un tiempo que dedicar a la iglesia y otro más para la asociación de padres de familia…
Hoy es sin duda un tiempo de participación y dejar de ser espectador. Los cambios sociales habrán de entenderse como la demanda que hace el bienestar y progreso para que todos nos asumamos como ciudadanos artífices de los bienes públicos y no le confiramos esa responsabilidad sólo al estado (ni a sus partidos políticos, ni funcionarios) ni a la empresa.
Emilio Guerra Díaz
Emilio Guerra cuenta con amplia experiencia en la Gestión de la RSC, destacando su trabajo en el área de vinculación con la comunidad que potenciar la inversión social empresarial. Ha gerenciado fundaciones empresariales.