Los filántropos Bill y Melinda Gates vislumbraron un futuro optimista para los pobres y los enfermos del mundo, en la que critican apasionadamente tres mitos que, aseguran, lastran los esfuerzos para sacar gente de la pobreza, salvar vidas y mejorar las condiciones de vida.
En su sexta carta anual, que en el pasado se ha concentrado exclusivamente en las actividades anuales de la Fundación Bill y Melinda Gates, los copresidentes de la mayor fundación de caridad del mundo tratan de disipar las nociones de que los países pobres están condenados a seguir siendo pobres, que la ayuda externa es un desperdicio y que salvar vidas llevará a la sobrepoblación.
«Las tres reflejan una visión sombría del futuro, una que dice que el mundo no está mejorando, sino que sigue pobre y enfermo, y se está sobrepoblando», escribe Bill Gates en la carta de 16 páginas. «Vamos a argumentar lo opuesto, que el mundo es cada vez mejor, y que en dos décadas será mejor todavía».
Gates dice que el PIB per cápita, con cifras ajustadas por inflación a dólares de 2005, muestra que muchos países como Brasil, China, India e incluso Botswana, que antes se consideraban pobres, tienen ahora economías en crecimiento.
«Soy tan optimista acerca de esto que estoy dispuesto a hacer una predicción», escribió. «Para 2035, prácticamente no habrá ningún país pobre en el mundo».
Gates también refuta las afirmaciones de que la ayuda exterior es un desperdicio, porque es demasiado costosa, porque se la roban los funcionarios corruptos o porque los países que la reciben se hacen dependientes.
Sostiene que en Noruega, el donante de ayuda exterior más generoso del mundo, la cantidad de su presupuesto destinado a ayuda exterior es apenas el 3%.
En Estados Unidos es menos del 1%, o unos 30,000 millones de dólares anuales, de los cuales 11,000 millones se gastan en vacunas, mosquiteros y otras causas sanitarias.
Vacunas contra el sarampión, erradicar la viruela, controlar la tuberculosis en China y un plan para eliminar la poliomielitis en América Latina son esfuerzos de salud pública logrados gracias a la financiación de ayuda exterior.
«La ayuda en salud es una inversión fenomenal», escribe. «Cuando miro la inferior cantidad de niños que mueren con respecto a hace 30 años, y cuántas personas viven vidas más largas y más sanas, me pongo bastante optimista sobre el futuro».
Su esposa, Melinda, escribió una sección de la carta que ataca el mito de que salvar vidas en todo el mundo dará lugar a la superpoblación. Ella apunta a países como Brasil, donde tanto la mortalidad infantil como las tasas de natalidad han disminuido.
Cuando más niños sobreviven, asegura, los padres tienen familias más pequeñas.
En una entrevista realizada el martes en la ciudad de Nueva York, Gates se explayó sobre su carta y su tono optimista, al sostener que los titulares que tradicionalmente se asocian a los países pobres -que están plagados por desastres naturales, inestabilidad política y corrupción- han impedido que la gente comprenda cuánto progreso se ha logrado.
La Fundación Bill y Melinda Gates, con sede en Seattle, de Washington, es la mayor fundación caritativa del mundo. Ha canalizado 28,300 millones de dólares en donaciones desde su creación hace 13 años.
Fuente: El Economista