Por Edgar López
Hoy, 28 de diciembre, Día de los Santos Inocentes, me encontré con una noticia que me hizo reflexionar. Como suele pasar en esta fecha, lo primero que hice fue comprobar que no fuera una de esas bromas que suelen circular. Pero no, esto no tiene nada de gracioso. BYD, uno de los nombres más grandes en movilidad eléctrica, está en el centro de una polémica en Brasil: 163 trabajadores chinos han sido identificados como víctimas de tráfico de personas, trabajando en condiciones degradantes en la construcción de una de sus plantas.
El concepto de sustentabilidad es mucho más amplio y complejo de lo que a menudo se percibe. Para muchas personas, se ha reducido a lo ambiental, asociado con términos como “tecnología limpia” o “emisiones cero”. Elegir un coche eléctrico puede parecer una decisión sustentable, pero el caso de BYD en Brasil nos invita a profundizar más. La verdadera sustentabilidad no se limita a un solo aspecto; implica un equilibrio integral entre los impactos sociales, ambientales y económicos, que deben gestionarse de manera consciente y responsable.
Aunque los vehículos eléctricos de BYD puedan tener un impacto positivo en el medio ambiente, este caso nos recuerda que ningún producto es realmente sustentable si las operaciones que lo hacen posible afectan negativamente a las personas. Las condiciones laborales denunciadas en Brasil son una clara señal de que no hay verdadero equilibrio cuando los pilares sociales y económicos son ignorados.
Aquí es donde entra la responsabilidad social empresarial (RSE). Más allá de reaccionar ante los problemas, las empresas tienen la capacidad de prevenirlos. A través de procesos de debida diligencia, pueden identificar riesgos como condiciones laborales inadecuadas o violaciones a los derechos humanos y actuar antes de que se conviertan en crisis. Este caso de BYD era evitable con una gestión ética y controles adecuados desde el inicio. Pero la RSE no solo implica prevenir. También significa reconocer los errores, compensar a los afectados y mejorar los procesos internos para garantizar que algo así no vuelva a ocurrir.
La sostenibilidad, por su parte, es lo que permite a una empresa permanecer en el tiempo siendo competitiva, ética y relevante. No se trata solo de crear productos innovadores; se trata de garantizar que cada aspecto de las operaciones sea justo y equilibrado.
Mientras reflexionamos sobre esta noticia, en un Día de los Santos Inocentes que nos recuerda que no todo es lo que parece, vale la pena pensar en lo que entendemos por sustentabilidad. Más allá de etiquetas verdes o productos “limpios”, ser sustentable significa gestionar responsablemente todos los impactos que generamos. No es una etiqueta ni una respuesta rápida a nuestras inquietudes; es un compromiso real con las personas, el planeta y el futuro.
Edgar López Pimentel, es actualmente Director en Expok, ejerciendo su liderazgo día a día con pasión por la responsabilidad social y el desarrollo sustentable. Su labor ha contribuido significativamente al posicionamiento de empresas líderes en materia de responsabilidad social.
Su formación académica, enriquecida por programas de Alta Dirección de Empresas en el IPADE e IE Business School, así como una maestría en Responsabilidad Social Empresarial en la Universidad Anáhuac Norte, respaldan su liderazgo.