Aunque Brian Niccol comenzará sus funciones como director ejecutivo de Starbucks el próximo 9 de septiembre de 2024, los daños reputacionales para la cafetería de talla internacional no se han hecho esperar luego de que se diera a conocer que el nuevo CEO de Starbucks viajará en jet privado a la oficina para cumplir con sus labores.
La indignación de la gente por causa de esta controversial decisión ha empañado el inicio de esta nueva era de dirección encabezada por Niccol, a quien han señalado como el “mesías” que esta empresa, cuyo valor ha sufrido un descenso considerable en los últimos meses, necesitaba para volver a despuntar.
Sin duda la empresa logró atraer la atención del público, quien ahora enjuicia a esta compañía por tomar decisiones cataclísmicas a pesar de que el Planeta pide a gritos cambios profundos en nuestros estilos de vida. ¿Puede Starbucks seguir ostentando títulos de sostenibilidad después de esto? ¡Te decimos!
¡Viva el lujo, muera el Planeta!: CEO de Starbucks viajará en jet privado
Starbucks echó la casa por la ventana para traer a Brian Niccol como su nuevo director ejecutivo, al cual se le ofreció un ostentoso acuerdo salarial de hasta 113 millones de dólares, además de beneficios como un modelo híbrido de trabajo que requiere su presencia en la oficina de Seattle tres veces por semana, por lo que tendrá que desplazarse mil 600 kilómetros desde California, el estado actual en el que reside, hasta Seattle, donde se encuentra la oficina central de la compañía y se le facilitará una casa, aunque,
«Si bien Brian tendrá una oficina en el sur de California, su oficina principal y la mayor parte de su tiempo lo pasará en nuestro Centro de Soporte de Seattle. Cuando no esté viajando por trabajo, estará en nuestra oficina de Seattle al menos tres días a la semana, de acuerdo con nuestras políticas de trabajo híbrido. También tendrá una casa en Seattle»
Portavoz de Starbucks en una declaración a CBS MoneyWatch
Es así que, mientras el empleado promedio de la cafetería llegará en transporte público o auto, el nuevo CEO de Starbucks viajará en jet privado dese California hasta la oficina en lugar de mudarse a Seattle a la casa que, de cualquier manera, tendrá habilitada alli, y pese a que todo esto vaya contra las metas ambientales que la compañía adquirió en 2020 sobre reducir sus emisiones en operaciones directas y cadena de suministro a la mitad. Mientras tanto, la empresa internacional seguirá ostentando sus credenciales de sustentabilidad por utilizar popotes de papel y vasos compostables, aunque su representante supremo utilice uno de los medios de transporte que más contaminan y que, según la Federación Europea de Transporte y Medio Ambiente, genera de cinco a catorce veces mayor polución por pasajero que los vuelos comerciales.
¿Cuál ha sido la reacción pública ante esta noticia?
Las reacciones en redes sociales ante la clara falta de RSE de Starbucks por esta decisión con altos costos ambientales no se han hecho esperar. «Hipocresía típica, reglas para la gente común pero no para los reyes de la sociedad», comentó un usuario en X, pues mientras la gente común se esfuerza por cambiar sus hábitos de consumo y cuidar el medio ambiente con esas pequeñas acciones, los superricos, con sus lujos y gastos superfluos, generan hasta un millón de veces más de emisiones que una persona promedio, de acuerdo con un informe de Oxfam.
Otro usuario de X señaló la falta de coherencia entre los dichos y hechos de la compañía que dice ser líder en sostenibilidad: «¿Es esta la hipocresía corporativa en su apogeo: Starbucks introduce pajitas y vasos de papel mientras avanza hacia la sostenibilidad?».
Por otra parte, Clara Thompson, activista climática de Greenpeace, destacó la irresponsabilidad de la compañía al proporcionar este tipo de “beneficios” que se tornan en severos perjuicios para el único Planeta que tenemos:
“Mientras el mundo se enfrenta a olas de calor, sequías, inundaciones y otras consecuencias nefastas sin precedentes de una crisis climática que se acelera, es injustificable que las empresas ofrezcan aviones de empresa como beneficios a sus empleados”
Clara Thompson, activista climática de Greenpeace
Por más contradictorio que pueda sonar, la empresa que incita a sus clientes a utilizar envases retornables para reducir su huella de carbono, también azusa a su CEO a realizar viajes altamente contaminantes varias veces por semana, reafirmando así los datos de que el 1% de la población mundial contamina más que el resto y sin que eso les cause culpa:
“Estos aviones son un símbolo claro de la injusticia social y climática, donde unos pocos privilegiados se entregan a la forma de viajar más perjudicial para el medio ambiente por mera conveniencia”.
Clara Thompson, activista climática de Greenpeace
A Starbucks le faltó contemplar otro de los costos que ocasionaría tan generoso “beneficio” para su CEO, además del ambiental: el reputativo, porque, como afirma Arwa Mahdawi, escritora en The Guardian, poseer un avión ya no es sólo un símbolo de riqueza, sino que es símbolo de destrucción ambiental sin miramientos, un atentado contra nuestro hogar común y un claro signo de que para los multimillonarios todavía parece que el cuidado ambiental es una limitante que sólo el otro 99% de la población debe respetar. Los consumidores no olvidarán de un día para otro que el CEO de Starbucks viajará en jet privado mientras la empresa se autodenomina “sostenible” por sus popotes de papel.
Ni RSE ni congruencia…
El anuncio de que el CEO de Starbucks viajará en jet privado pone de manifiesto una preocupante disonancia entre las declaraciones de sostenibilidad de la empresa y sus prácticas reales. Aunque el gigante del café ha promovido con entusiasmo su compromiso con el medio ambiente a través de iniciativas como el uso de popotes de papel y vasos compostables, esta elección pone en evidencia una hipocresía que contradice sus propios objetivos ambientales.
¿Cómo podrá el nuevo CEO dirigir a la empresa hacia la sostenibilidad si sus acciones no demuestran que el cuidado ambiental sea una prioridad en sus estrategias de liderazgo? En un momento en que la crisis climática exige acciones concretas y consistentes, Starbucks parece haber olvidado que el verdadero liderazgo en sostenibilidad no se limita a las acciones visibles y superficiales, sino que debe reflejar un compromiso integral que incluya incluso las decisiones más privilegiadas. La percepción pública de la marca podría verse gravemente afectada si no se abordan estas incongruencias de manera inmediata y efectiva.
