Hay una relación muy estrecha entre la industrialización, la manufactura y la integración, ya que la creación de cadenas de valor ayuda a la generación de empleos de calidad y fomenta la productividad al mismo tiempo, mientras que los sectores basados en la agricultura y recursos naturales se quedan atrás en términos de innovación y protección social”, declaró hoy Alicia Bárcena, Secretaria Ejecutiva de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), durante un evento internacional virtual de alto nivel organizado por el Centro de Desarrollo de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE).
Bárcena participó en la reunión titulada “Road to regional integration: what are the drivers and constraints?”, parte de la serie de DEV Talks sobre la reformulación del desarrollo organizada por la OCDE, en la cual también intervinieron Anita Prakash, Directora para Relaciones de Política del Economic Research Institute for ASEAN and East Asia (ERIA); Ibrahim Assane Mayaki, Chief Executive Officer de la African Union Development Agency (AUDA-NEPAD); y Diene Keita, Directora Ejecutiva Adjunta de Programas del Fondo de Población de las Naciones Unidas (UNFPA) y ex ministra de Cooperación e Integración Africana de la República de Guinea. El encuentro fue moderado por Mario Pezzini, Director del Centro de Desarrollo de la OCDE.
En su exposición, Alicia Bárcena destacó que el actual proceso de debilitamiento de la globalización está ofreciendo oportunidades para la integración productiva regional y es a la vez un desafío, ya que la reestructuración de la geografía económica global está produciendo un reacomodo de las cadenas de valor debido a los procesos de reshoring y nearshoring.
“La regionalización en marcha a nivel mundial probablemente se organizará en torno a tres regiones principales: América del Norte, con Estados Unidos en el centro; Europa, con Alemania en el centro; y el Asia Pacífico, con China, Japón y Korea en torno a la Asociación Económica Integral Regional (RCEP, siglas en inglés de Regional Comprehensive Economic Partnership). ¿Cómo puede América Latina y el Caribe sacar ventaja de este proceso?”, explicó Bárcena.
Según la alta funcionaria de las Naciones Unidas, no es posible tener una única estrategia, ya que existen tres realidades muy diferentes en la región, cada una con sus propios avances o retrocesos en materia de integración. Por un lado, está Centroamérica, México y República Dominicana, que tienen uno de los mecanismos de integración más exitosos: el Mercado Común Centroamericano (MCCA), creado hace ya más de 60 años, y que ha logrado establecer cadenas de valor con América del Norte.
Una realidad muy distinta vive América del Sur, que ha sufrido problemas debido a que sus exportaciones están basadas principalmente en recursos naturales y sus esquemas de integración se encuentran cada vez más fragmentados y perdiendo espacios, como el MERCOSUR y la CAN (Comunidad Andina de Naciones). Además se ha producido un efecto de “lock-in” con China, su principal socio comercial, que se ha agudizado con la pandemia, por lo que el riesgo de reprimarización de esta subregión es muy alto.
Y finalmente está el Caribe, con la Comunidad del Caribe (CARICOM) y la Organización de Estados del Caribe Oriental (OECS, por sus siglas en inglés), que ha sido la más exitosa, pero estos países enfrentan dificultades por su carácter insular, su alto nivel de endeudamiento, su extrema vulnerabilidad al cambio climático, y su desintegración con los mercados globales.
Bárcena agregó que otro serio problema que enfrenta la región de América Latina y el Caribe es su bajo nivel de comercio intrarregional: llegaba solo al 13% antes de la pandemia, comparado con casi 40% de Asia Pacífico y 65% de Europa. Ahora, con los efectos de la crisis desatada por el COVID-19, incluso ha disminuido más, hasta llegar al 11%.
Con relación a la situación de la región frente a la pandemia, la Secretaria Ejecutiva de la CEPAL indicó que todos se dan cuenta de la fragilidad del mundo y de lo importante que es actuar juntos. Sin embargo, esto todavía no se ha concretado, porque cada país está intentando alejarse de la pandemia con un enfoque muy individualista.
“Tenemos opciones y desafíos frente a esto. Uno de ellos es COVAX (la plataforma creada para la producción y distribución de las vacunas), las tecnologías y mercados digitales -que son esenciales-, y sobre todo el financiamiento para el desarrollo, que debe ser una oportunidad para que nuestra región participe con una sola voz en varios frentes, por ejemplo, en lo que se refiere a los Derechos Especiales de Giro del Fondo Monetario Internacional (FMI) y en el acceso a financiamiento concesional para los países de renta media (muchos de ellos ubicados en América Latina)”, señaló.
Bárcena explicó que los países de renta media representan el 96% de la deuda global. “Por lo tanto, si estos países tienen un problema, el mundo entero también lo tendrá”, dijo. Agregó que la iniciativa de suspensión de la deuda del G-20 (DSSI, Debt Suspension Initiative) “se queda corta” porque no incluye a los países de renta media y, lo que es aún más importante, tampoco a los pequeños estados insulares en desarrollo (SIDS). En este sentido, alabó la propuesta de Costa Rica del fondo FACE (de US$516 mil millones), que precisamente puede ayudar a los países sin importar su graduación por niveles de ingreso.
“Lo que nuestra región necesita es: liderazgo de países claves. Aquí hago un llamado a Brasil y México, ya que representan el 55% del PIB y el 53% de la población de la región; plataformas para los debates -la CEPAL es una de ellas-; un mercado integrado; y fortalecer industrias estratégicas, como la farmacéutica y de insumos médicos, energías renovables, economía circular, electromovilidad y, por supuesto, un mercado digital”, indicó.
“América Latina y el Caribe es la región más desigual del mundo. No la más pobre, sino la más desigual. La desigualdad conspira contra el desarrollo, es ineficiente y no permite a la población absorber el progreso técnico. Necesitamos facilitación del comercio, infraestructura y logística, cooperación digital, pero lo más importante es un sistema de protección social que sea universal”, declaró finalmente Alicia Bárcena.
Más información: