“Pienso que conviene despejar las vías para que, con el debido control y magnanimidad del Estado, evitando abusos y desviaciones, lleguemos a tener un voluntariado certificado, en el que todos podamos participar y confiar, con seguridad y alegría”.
Nicolás Parducci
Por Emilio Guerra Díaz
Me he encontrado en la red un interesante artículo de Nicolás Parducci, periodista ecuatoriano, que intituló “Voluntariado Certificado”, (El Universo, octubre 2, Guayaquil, Ecuador) que motivó la redacción de este modesto artículo y a quién dedicamos estas líneas.
El propósito de certificar voluntarios para mostrar, asegurar o crear confianza pública de que ellos están calificados para hacer prestar un servicio en la comunidad resulta ser un tema harto complejo que en mi opinión debe ser abordado cuidando todas las partes del proceso de gerencia de un voluntariado.
Como ha quedado de manifiesto en este espacio “Ciudadanía en Construcción”, la certificación en todo caso es un asunto de interés público y por lo tanto, corresponde al Estado considerar los asuntos que deberá avalar.
Hace algunos meses una dependencia me consultó en calidad de asesor de la Alianza Mexicana de Voluntariado respecto a la posibilidad de establecer una certificación para sus voluntarios. Pregunté cuál era el motivo para ello. Mi interlocutor expuso el problema: Algunas personas voluntarias se habían tomado atribuciones que no les correspondían y su servicio mediaba entre la relación médico – paciente.
Los voluntarios trasmitían delicada información sobre el estado de salud de los pacientes a sus familiares y por otra parte su presencia en los pabellones médicos les permitía que fuesen consultados por los enfermos, algunos expresaban sus propias percepciones que eran interpretadas como diagnósticos clínicos.
Por otro lado, otros voluntarios que prestan servicio en los albergues para familiares de pacientes hospitalizados también generaban ciertos problemas administrativos.
La certificación deseada para aquel grupo voluntario revela aspectos sumamente interesantes de la gestión de voluntariados que muestran más bien fallas durante el proceso de administración del recurso voluntario. La certificación se ubica al final del proceso y si ésta se busca anticipadamente a las responsabilidades que debe cubrir previamente la organización parece poner el problema del mal desempeño del voluntario en la persona y no la institución.
Para ubicarnos. En diversas experiencias las organizaciones, tanto públicas como sin fines de lucro, que requieren y convocan voluntarios para apoyar los servicios que brindan, a falta del desarrollo integral del grupo, responsabilizan al voluntario respecto a su actitud como a su aptitud en el desempeño al prestar un determinado servicio.
De tal manera, se coloca la atención principal del desafío de gestión de voluntarios en elementos que aparentemente el grupo no puede controlar y surge la certificación como el elemento “salvador”, es la garante de que todo marchará bien. En realidad sólo se ve la punta del iceberg. Se piensa con frecuencia que la certificación se trata de evaluar la aptitud del voluntario pero en realidad lo primero que hay que juzgar es la aptitud institucional.
¿Pero qué factores determinan este yerro?
Primero que nada la organización no asume a plenitud todo el espectro necesario para gerenciamiento adecuado del voluntariado. Existen diversos elementos a considerar para una gestión eficaz del voluntariado que nos refiere a establecer dentro del proceso de gerencia de voluntarios al menos los siguientes elementos. Primero. La organización debe cubrir las etapas básicas de su programa: 1) Preparación Institucional, 2) Selección e Inducción, 3) Administración y Seguimiento, 4) Reconocimiento y Retención, 5) Desvinculación y 6) Evaluación del programa.
Se distingue la realización de un trabajo consistente en tres de las 6 fases para considerar luego la pertinencia de la certificación. En la preparación institucional se vislumbran a partir de las necesidades las características de las personas para determinado servicio. Esas cualidades se ubican en el perfil. Posteriormente en la Selección e Inducción el coordinador ha de ofrecer la capacitación necesaria vista desde dos necesidades: 1) que el voluntario conozca a la organización, sus principios, valores y programas, resultados y aportes, etc. para luego 2) brindar la capacitación requerida para el desempeño especial o focalizado. Si va a ofrecer servicio voluntario en pabellones se le debe dejar claro qué si y qué no puede hacer. Recibe entrenamiento y acompañamiento (que son parte de la etapa Administración y Seguimiento) para su adecuado desempeño. En esta etapa el coordinador no debe dejar de considerar que a él le atañe la responsabilidad de desarrollar el Sistema de Reforzamiento del Grupo Voluntario.
De tal manera que el coordinador dedique tiempo al grupo voluntario para fortalecer; a) la aptitud de la institución para manejar voluntarios, b) la actitud institucional respecto a los voluntarios, c) la aptitud desarrollada en el voluntario y d) la actitud del voluntario.
La gerencia de grupos voluntarios a la que le falte atender estos cuatro elementos de manera integral y balanceada, sólo pone atención a un elemento: el aspecto personal de actitud del voluntario. Así la relación organización-voluntario-comunidad depende de qué tan motivados se encuentran los voluntarios en un determinado momento. A menudo se piensa: “Caray, ya de desinfló el grupo”, “Disminuyó su ímpetu”, “ya no se ponen la camiseta…”, “Y ¿Ahora qué hacemos para inyectarles entusiasmo?”
La solución a la que se acude y se abusa de ella es estimular, estimular y estimular. Vendrán entonces las reuniones con voluntarios a las que se les dedican numerosos minutos que llegan a ser horas y que generan efectos contrarios. La fórmula de esas “motivaciones inyectadoras de entusiasmo” basan sus argumentos en aspectos moralizadores y del deber ser.
Por ello podríamos concluir que antes de certificar (como ese acto de aval público para reconocer la aptitud del voluntario) hay que profesionalizar al grupo voluntario. Ese trabajo inicia dentro de la organización pero recaen en ella la mayor parte de la responsabilidad y primero debe trabajar en su actitud y aptitud para administrar un voluntariado, luego atender a la persona.
Finalmente, en el aspecto más general de los propósitos certificadores de organizaciones de la sociedad civil y sus grupos voluntarios, se abre una posibilidad de alternativas no todas pensando en el bien común. Reiteramos, las certificaciones públicas corresponden al gobierno como una facultad que la sociedad le confiere y aquella estará basada en la neutralidad, en principios aplicables a todos por igual, en márgenes de estándares de desempeños objetivos y con normas claras e indicadores pertinentes. Pero cuando una organización privada (aún sin fines de lucro) se asume como “certificadora” ya estamos mal. En México tenemos este caso y en tanto sigan ofreciendo servicios donde las organizaciones sean calificadas a cambio de una cuota y parámetros e indicadores propuestos desde una óptica particular, seguiré preguntando: ¿Y al certificador, quién lo califica? Más aún cuando ese “certificador” a sus colaboradores no le son cubiertos sus salarios a tiempo.
Ciudadanos trabajando
Merecido reconocimiento a Fernando Landeros Verdugo
El fundador de Fundación Teletón recibió este miércoles la Medalla “Eduardo Neri” al mérito ciudadano. Sin duda la contribución de Landeros al sector filantrópico ha sido amplia, profunda y significativa. ¡Qué reciba más reconocimientos! Fernando ha alentado dar visibilidad a la discapacidad, les ha dado recursos para su rehabilitación e integración a la vida, los ha dignificado y desde luego, ha impulsado las donaciones en México contribuyendo a crear una cultura de dar. Al escuchar el discurso de Ricardo Anaya Cortés, Presidente de la Cámara de Diputados parecería que estos legisladores comprenden el valor de la acción de las organizaciones filantrópicas. Si su discurso es congruente, coherente y consistente, entonces el sector filantrópico tendría un gran aliado en el congreso para que en lugar de limitar en la reforma fiscal el techo de las donaciones como lo propone la iniciativa enviada por el Presidente Enrique Peña Nieto, los diputados, por el contrario podrían aumentarlo, ampliar también los objetos sociales susceptibles a ser considerados motivos para autorizar nuevas donatarias y el gobierno podría fomentar tanto el desarrollo de las organizaciones civiles y el voluntariado. Como ha quedado manifiesto, el sector filantrópico complementa la acción de gobierno allende no tiene suficiente capacidad de respuesta.
Próximos eventos
XIV Encuentro Estatal de la FECHAC
Este jueves 17 y viernes 18 de octubre se llevará a cabo en Ciudad Juárez el 14º Encuentro de OSC de Chihuahua donde se abordará como tema central “Impacto Colectivo, Juntos por una misma visión”. En esta reunión se analizará una metodología para potenciar la efectividad en la participación y coordinación de los diferentes actores que interactúan en el desarrollo de proyectos de beneficio común, y así multiplicar el impacto de las acciones sociales. Para mayor información visite www.fechac.org
IV Encuentro Fortaleza en la Península de Yucatán
La nueva edición de esta reunión de organizaciones se llevará a cabo el miércoles 16 en Mérida, Yucatán y el jueves 17 en Cancún. El programa contempla la conferencia Magistral que dictará Rodrigo Villar “Desarrollo de base y Desarrollo Local para la sostenibilidad social”. También habrá un panel con el tema “El Valor de la Mercadotecnia Social: Experiencias de las OSC’s y tres talleres simultáneos: a) Desarrollo de base, b) Desarrollo de Recursos y c) Vinculación con Medios y otras audiencias a través de herramientas digitales. Por la calidad de los ponentes, vale la pena participar. Inscríbase en www.fortalece.org
Día de la Filantropía de AFP
La Association For Fundrasing Professionals, Capítulo de la Ciudad de México realizará el Día de la Filantropía este martes 22 de octubre, donde reconocerá a Arturo Jiménez Bayardo como Empresario filántropo del año, a la Fundación Azteca como Institución ejemplar y a Cecilia Occelli González como Voluntaria del año. El evento se llevará a cabo en el Club de Industriales que está ubicado en Andrés Bello 29, Col. Polanco, en la ciudad de México. Además Bob Carter, Presidente del Consejo Internacional de la AFP, dictará una conferencia magistral. Tiene costo y puede recibir mayor información en el teléfono 3626 1595.
Emilio Guerra Díaz
Emilio Guerra cuenta con amplia experiencia en la Gestión de la RSC, destacando su trabajo en el área de vinculación con la comunidad que potenciar la inversión social empresarial. Ha gerenciado fundaciones empresariales.
Coincido con tu punto de vista, Emilio. Más que una certificación del voluntario y un énfasis desproporcionado en el entusiasmo, me parece que se deben aplicar técnicas gerenciales como las etapas que comentas.