Cuando visitamos lugares lejanos es muy común encontrarnos con las versiones miniatura de diferentes monumentos representativos como la Torre Eiffel en París, el campanario de la catedral de Pisa en Italia o la misma estatua de la Libertad en Nueva York. Sin embargo tener en casa una replica tamaño natural de alguno de alguno de estos emblemáticos lugares sería una proeza inimaginable, por no hablar de la posibilidad de causar incluso conflictos internacionales.
En cada uno de estos monumentos descansa gran parte de la identidad de una comunidad o nación; sus raíces, sus costumbres y si historia están contenidas en estos representativos lugares y viven para dar forma a todo aquello que los diferencia del resto del mundo. La famosa Esfinge de la pirámide de Guiza, en Egipto sin duda forma parte de esa selecta lista de tesoros nacionales y globales. Aunque ahora ha dejado de ser única.
A las afueres de Shijiazhuang, capital de la provincia de Hebei, un parque alberga la obra que le arrebató a este monumento su exclusividad: una replica casi exacta de la original esfinge cuyos 60 metros de largo y 20 de alto casi son consistentes con los 73 y 21 que mide la ubicada en Egipto.
La existencia de esta copia ha ofendido seriamente a las autoridades de Egipto, quienes incluso buscan interponer una denuncia ante la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura, pues consideran que el tema viola la Convención sobre Patrimonio Mundial promulgada en 1972. Sin embargo las autoridades de China argumentan que se trata de una iniciativa privada.
De acuerdo con información de El Universal, el ministro de antigüedades Mohamed Ibrahim asegura que se trata de una mala imitación que desfigura el original, por lo que amenazó la semana pasada con presentar una queja a la directora general de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura, Irina Bokova.
La imitación donde se sustituye la piedra caliza que da vida a la escultura original por cemento y una armazón de acero fue terminada el pasado mes de abril. Un vocero del parque declaró a la agencia Xinhua que será utilizada como escenario para algunas películas y series de televisión, por lo que se proyecta su demolición al terminar el rodaje, aunque no ofreció fecha estimada para ello.
Como era de esperarse la reacción de Egipto ha llamado la atención de las redes sociales y del público internacional, abriendo un fuerte debate en relación a la imitación de los monumentos históricos en diferentes partes del mundo. La noticia de la demolición de esta representación con un costo de 8 millones de yuanes ha desencadenado ya un aumento considerable de visitantes en el parque de Shijiazhuang, donde los turistas se han mostrado inquietos ante la desaparición de la obra e incluso han dado ideas para modificarla y evitar así su desaparición.
Las propuestas que van desde la reconstrucción de la nariz que la escultura original perdió con el paso del tiempo, hasta la construcción de una cola en la parte posterior, probablemente responden al hecho de que China no es el primer país en el que se representa este monumento egipcio, el Hotel Luxor en Los Angeles, California ha hecho uso de esta imagen por años, aunque sus colores y reconstrucción en el rostro la han distinguido de la original, pretendiendo evocar y realizar una copia fiel del monumento.
Aparentemente los 4 500 años de antigüedad de la esfinge y lo que representa a nivel histórico y cultural tanto para Egipto como para el resto del mundo no la han protegido suficiente contra las copias no autorizadas en diferentes partes del mundo. ¿Será que las naciones deben ahora patentar sus monumentos históricos?