La sustentabilidad en los mercados financieros dejó de ser «erróneamente» una opción «verde».
El mundo ha cambiado, y lo más relevante ya no es hacer dinero en el corto plazo; los temas ambientales y sociales están cobrando fuerza para la toma de decisiones de los inversionistas en el mundo.
«La década pasada se caracterizó por la quiebra de empresas altamente exitosas -Enron, Parmalat, WorldCom y Lehman Brothers, entre otras-, pero el éxito de una organización ya no se basa en la generación de ingreso de un año, sino de la capacidad de riqueza para los próximos 30.
«Las empresas que cayeron nunca pensaron ser sustentables en el largo plazo y de mantenerse a través del tiempo», sentencia Jesús González.
El socio de la Práctica de Asesoría de KPMG de México explica que todavía se piensa erróneamente que la sustentabilidad es medio ambiente, es una parte del concepto; sin embargo, no todo es medio ambiente.
En sostenibilidad hay tres pilares: la parte económica, la ambiental y la social. Entre este trío tiene que encontrarse un balance de equilibrio.
Una empresa está hecha para hacer dinero, aquí entra la parte económica; otra parte es la armonía entre la actividad productiva y el medio ambiente. Y los efectos sociales, un trato digno a los empleados.
Oportunidad
A casi cuatro décadas del surgimiento de la sustentabilidad en el mundo, la Bolsa Mexicana de Valores (BMV) está en camino de crear un índice de sustentabilidad.
«Hoy la sustentabilidad es una extraordinaria oportunidad competitiva, ya que se ha convertido en parte fundamental de la planeación y el éxito futuro de las organizaciones, dejando de ser una mera `opción verde´ a un imperativo para los negocios», puntualiza Javier Romero, de Deloitte México.
Con el fin de coquetear con grandes fondos de inversión, interesados en empresas sustentables, la BMV puso el reto a las emisoras de que sean sustentables y, así, atraigan más inversión a sus negocios.
Para ello, a finales de agosto inició un proceso de calificación de las 140 empresas que cotizan en la BMV para pertenecer al Índice de Sustentabilidad del mercado accionario mexicano, cuya muestra todavía no está completa, pues su estreno se aplazó de febrero a junio (cuatro meses).
«Con la finalidad de construir el índice con un mayor número de emisoras, la BMV ha decidido posponer su lanzamiento para que las empresas dispongan de más tiempo para publicar la información sobre sus actividades ambientales, sociales y de gobierno corporativo, indispensables para el índice».
Mensajes
La BMV se sumará al el Dow Jones Sustainability Index, el FTSE 4 Good, el BOVESPA-IFC Sustainability y el Johannesburgo, cuyos rendimientos se traducen en el grado de sustentabilidad de las empresas y es un premio financiero.
Jesús González afirma que hace falta mucha cultura sobre sustentabilidad en México. Prueba de ello fue el resultado de los cuestionarios que envió la firma inglesa EIRIS (Experts in Responsible Investments) a las emisoras.
Primer mensaje: las empresas mexicanas tienen que revelar mejor y bajo estándares institucionales y claros. Aunque a muchas compañías le hayan dado oportunidad de replicar, éstas no tienen prácticas eficientes en los conceptos económico, ambiental y social.
El más cubierto es el económico, porque han cumplido con las regulaciones de gobierno corporativo y las leyes bursátiles.
CEMEX, FEMSA, Bimbo y Mexichem son de las 20 compañías que han presentado su reporte de sustentabilidad, las cuales pueden estar en el índice; el resto no cotizan en la BMV.
Con 10 por ciento del total de empresas que cotizan en la BMV denota que estamos bajos en estándares internacionales -en 2005 Brasil estrenó su índice con 40 emisoras-, aunque se vislumbra un índice serio, «que no le venderá espejitos a los inversionistas, pero con un camino largo que recorrer».
Fuente: El Financiero, Finanzas, p. 8.
Reportero: Clara Zepeda.
Publicada: 2 de marzo de 2011.