¿Qué hace que una marca logre un engagement con el público? ¿En qué radica el secreto de la preferencia? Por supuesto que en sus productos y servicios, en su publicidad, en su innovación… y obviamente en su compromiso social y medioambiental. Coca-Cola es un gran ejemplo.
La refresquera apareció en 2010 rankeada como número uno en el listado anual de Interbrand, lo que refuerza ese liderazgo que la marca representa desde hace muchos años.
Retomando un poco el punto del compromiso social y ambiental podríamos enunciar una larguísima lista de acciones de la marca en pro de estos dos rubros, incluyendo hitos históricos como el ser los responsables de la primera botella de bebida elaborada con PET reciclado; el haber desarrollado la PlantBottle, primera botella hecha parcialmente a base de plantas, o el haber publicado el primer anuncio interracial en Estados Unidos apenas un año después de la muerte de Martin Luther King.
Continuando con estas acciones nos gustaría platicar brevemente de una, su anuncio de Times Square.
La cartelera de Coca-Cola llegó a Times Square en 1920. En 1923, la iluminación de neón se añadió para darle una nueva dimensión. Era la segunda señal eléctrica más grande del mundo en ese momento. Luego, en 1932, el signo de Coca-Cola se trasladó a la ubicación de la calle 47. Finalmente en 2008, Coca-Cola fue la primera compañía en usar energía eólica para iluminar su cartelera. Después de que Coca-Cola ejecutara esta acción, todas las vallas publicitarias de sus vecinos de tres edificios alrededor de Times Square se unieron al movimiento.
Acciones como éstas, que denotan un claro liderazgo, aún en las acciones sociales y ambientales, a donde muchas marcas les da miedo entrar, son las que fortalecen a una marca y le ayudan a posicionarse en la preferencia de los consumidores. Como diría Vince Lombardi: Ganar es un hábito.
En este contexto, una vez más se comprueba la rentabilidad de la responsabilidad social y el excelente manejo de stakeholders.
