Aunque utilizamos fluidamente la “jerga verde”, un factor evidente de pocos resultados es la resistencia al cambio y la falta de colaboración.
En la última semana y media he tenido reuniones diversas con diseñadores, instituciones académicas, directores de empresa, emprendedores, ONG’s y dependencias de gobierno, y prácticamente todos coinciden en que el tema de la sustentabilidad es un imperativo. Coinciden en la necesidad de colaborar, en la necesidad de hacer las cosas de forma distinta en donde veamos, valoremos y utilicemos los recursos naturales de forma más responsable y respetuosa. Pareciera que todos estamos de acuerdo, sin embargo, no todos estamos tomando los pasos necesarios para lograr que éstos suceda, ni estamos creando conjuntamente las condiciones necesarias para fomentar esta colaboración y uso apropiado de los recursos. ¿Qué pasa?
Una vez más me encuentro hablando de planeación estratégica y sustentabilidad con diversos actores y al cabo de un par de reuniones caigo en cuenta, oportunamente, que para que el proyecto pueda seguir avanzando tenemos que hacer una pausa y a) evaluar la forma en como el equipo ha trabajado anteriormente, b) tomar las estructuras que han probado ser exitosas, y finalmente, c) diseñar desde cero una nueva estructura lo suficientemente sólida –basada en principios y valores irremplazables- para soportar el peso del proyecto hoy y en el futuro, pero lo suficientemente flexible para que se pueda adaptar a condiciones cambiantes e inesperadas –como crisis, o innovaciones tecnológicas por poner un ejemplo-.
El compromiso y el interés en el tema del impacto social y ambiental por parte de los directores o líderes de los proyectos sí existe, de eso no cabe la menor duda. De hecho si no fuera así, los proyectos no habrían sido concebidos. Lo que sucede es simple y sencillamente que la cultura del equipo es lo primero que empieza a sacar “chispas”. Se tienen muy arraigados ciertos patrones de interacción en los que no siempre se favorece la colaboración. También me parece que estamos tan ocupados por ver hasta la punta de nuestra nariz, que ignoramos por completo que todos formamos parte de un tejido social que está en descomposición y al sentirnos ajenos a él, perpetuamos más la disfuncionalidad del mismo. (Estos dos primeros puntos tienen relación con lo que mencionaba sobre silos y pensamiento sistémico en un artículo anterior). Encuentro también que hace falta mayor apertura, o más bien lo que llamo innovación del pensamiento al abordar los proyectos de forma diferente para que éstos sean exitosos y además logren el impacto positivo que se aspira tener.
En mi experiencia trabajando en algunos proyectos he observado que la resistencia al cambio es casi innata, especialmente cuando se habla de “sustentabilidad”, “nuevos paradigmas”, “hacer las cosas de manera diferente”, “pensamiento sistémico”, etc. Esta “jerga verde” resulta ser prácticamente palabrotas, se sobre utiliza, la queremos hacer propia, pero no la entendemos y menos la aceptamos. La evidencia se encuentra en los resultados. Con los conocimientos y la tecnología a nuestro alcance, aún nos estamos moviendo muy lentamente para lograr cambios radicales y disruptivos hacia un planeta más sustentable. Me parece que las cosas van a empezar a cambiar cuando: a) rompamos el molde con el que absorbemos y procesamos la información a nuestro alcance; b) hagamos un esfuerzo por ver las cosas con una nueva visión; y sobretodo, mexicanos, c) cuando estemos dispuestos a colaborar y entender que cada uno aporta algo valioso, y que “el todo es más grande que la suma de sus partes”.
Itzel Orozco
Itzel Orozco cuenta con más de 15 años de trayectoria profesional ha desarrollado su práctica de consultoría de negocios y sustentabilidad en Latinoamérica, EE.UU. y Europa. Se ha especializado en dar asesorías y entrenamientos en liderazgo y estrategia de negocios con el enfoque en sustentabilidad.
Itzel ha impartido y facilitado multiples talleres y seminarios en temas de liderazgo, sustentabilidad, innovación, emprendedurismo, responsabilidad social corporativa; también ha impartido clases de Empresas Sustentables en la Universidad Iberoamericana y en la Universidad Anáhuac.
Itzel cuenta con MBA de la Universidad de Oregon, con una maestría en Liderazgo Estratégico hacia la Sustentabilidad por el Blekinge Institute of Technology en Suecia y cuenta con una licenciatura en Economía (Honores) por la Universidad Tecnológica de México. Actualmente radica en la Ciudad de México.
