Hic sunt leones. Aquí hay leones, escribían los cartógrafos romanos cuando llegaban al punto del mapa que mostraba un territorio desconocido. Era su manera de expresar una advertencia: si alguien pasa esta frontera, no sabemos lo que puede ocurrir. En materia de combate a los monopolios, hemos llegado a ese lugar. Nos hemos situado en territorio desconocido. Así nos lo indica la multa multimillonaria a Telcel y la inminente aprobación de la nueva ley de competencia económica.
Here, there be dragons. Aquí se encontrarán con dragones, dicen algunas cartografías mágico-medievales para describir esa zona donde comienza la terra incognita. No es exagerado hablar de territorio ignoto. Se está abriendo un escenario que no tiene precedente y supone todo un reto para nuestras capacidades adivinatorias ¿Cómo reaccionarán los propietarios de las empresas oligopólicas de México ante una legislación de otorga dientes a la Comisión federal de Competencia? ¿Cuánta capacidad tendrán las autoridades de hacer valer la fuerza del Estado ante algunos de los hombres más poderosos de nuestro país? ¿Cómo se verán beneficiados los consumidores mexicanos?
Las reformas a la ley de competencia son una de las grandes noticias de este año, a pesar del poco espacio que la mayoría de los medios le han dedicado. Estas reformas son fundamentales porque México es un país asfixiado por las prácticas monopólicas y con un marco legal inadecuado para combatir los monopolios y oligopolios. 60% de la población realiza la mayoría de sus compras en mercados donde no existe la competencia. En México la producción de pollo y huevo es un asunto de tres grandes jugadores. La cerveza es una batalla entre dos, lo mismo que la competencia por la publicidad y la audiencia de la televisión abierta. Dos grupos empresariales controlan la distribución del gas LP. Cuatro empresas acaparan el mercado de cemento. La producción de pan industrializado es asunto de uno, mientras que los competidores en telefonía e Internet caben en un Minicooper.
La ley que el Senado tiene en sus manos es revolucionaria para México, pero no es una excentricidad si se le compara con otras legislaciones. En Europa es normal que se dicte formal prisión a quien comete delitos contra la competencia económica. En Estados Unidos incluyen la posibilidad de dividir la empresa infractora en varias unidades económicas, como mecanismo para garantizar la competencia en mercados dominados por un gran jugador.
Todo parece indicar que la ley será aprobada la próxima semana. De ser así, en México habrá sanciones mucho mayores para quienes realicen prácticas monopólicas. El gran cambio en esta materia implica que la multa no tendrá un tope económico, sino que la infracción máxima será un porcentaje de las ventas de la empresa implicada. En algunos casos, además, habría sanción penal para el dueño y/o los ejecutivos involucrados. Las autoridades de la Comisión federal de Competencia tendrán facultades para realizar visitas sorpresa a las instalaciones de las empresas investigadas.
¿Qué tanto cambiarán las cosas con una legislación anti-monopolios equiparable a las que existen en otros países?
Es imposible adivinarlo. La teoría dice que esto podría detonar el crecimiento económico en uno o dos puntos del PIB. Así pasó en Australia, pero no podemos hacer pronósticos. Hic sunt leones…here, there be dragons. Nos adentramos a la dimensión desconocida.
Fuente: El Economista, Política y Sociedad, p. 51.
Columnista: Luis Miguel González
Publicada: 20 de abril de 2011.