La regulación del comercio internacional de flora y fauna evita que se frene el tráfico de la biodiversidad, sin embargo aún hay muchos retos
¿Qué se puede comprar con 3 mil dólares? Algunos creen que el elíxir de la eterna juventud. La vesícula del oso negro asiático (Ursus thibetanus) se utiliza en la medicina tradicional china para ayudar a combatir una serie de padecimientos que van desde fiebre hasta piedras biliares. Se piensa que llega a prolongar considerablemente la vida de quien la consume regularmente. Tan doradas expectativas han colocado a esta especie en el Apéndice l de las CITES, la Convención Internacional sobre el Comercio de Especies Amenazadas de Fauna y Flora.
El biólogo Hesiquio Benítez, director General de Cooperación Internacional e Implementación de la CONABIO, que funciona como autoridad científica de las CITES de México desde hace 14 años, señala que «es una realidad que existe el comercio de especies a nivel mundial y parte de este comercio está regulado a nivel internacional. En ese sentido, la misión de las CITES es asegurar que el comercio de especies de flora y fauna silvestres no amenace su supervivencia».
El objetivo es que se realice de manera sustentable, de tal forma que se promueva la conservación de las poblaciones mediante la regulación de importaciones, exportaciones y reexportaciones de especies a través de un marco jurídico internacional que contempla alrededor de 35 mil especies divididas en tres apéndices.
Casi mil especies se encuentran en el Apéndice l, la alerta roja de la biodiversidad, pues cuando una especie animal o vegetal «asciende» a esta categoría significa que se trata de una especie en peligro de extinción, por lo que su intercambio con fines comerciales está prohibido. En esta lista comparten asiento con el oso negro asiático especies que habitan en nuestro país como la tortuga carey, el jaguar, la vaquita marina, el cóndor de California y la preferida de los shows de los parques de diversiones: la guacamaya roja.
En el Apéndice ll se incluyen especies no necesariamente amenazadas de extinción, pero cuyo comercio debe controlarse para evitar pasar al siguiente apéndice.
Eso es justo lo que paso recientemente con dos especies de aves endémicas: el loro tamaulipeco y el loro cabeza amarilla, los clásicos «periquitos» capaces de repetir algunas frases y que nuestras abuelas mantenían de mascotas.
Estas especies pasaron del Apéndice ll al l, aunque parezca que el mensaje no se ha propagado en muchos de los mercados capitalinos encargados de comercializar animales.
Según cifras de la PROFEPA durante este año se han realizado 40 operativos, 227 visitas de inspección y 243 recorridos de vigilancia, asegurando más de mil ejemplares y 566 productos asegurados. La pregunta es si esto bastará para uno de los negocios más redituables del mundo.
Lucrativo negocio
Después del tráfico de armas y de drogas, el comercio ilegal de especies se ha convertido en una de las actividades más lucrativas del mundo. Los animales suelen ser comercializados como mascotas o para enriquecer el acervo de algún coleccionista, pero también sus pieles, huesos, colmillos y hasta uñas son utilizados para la fabricación de vestimenta o costosas piezas de decoración.
Los órganos de muchos animales son ocupados para la medicina tradicional china y cuando se trata de altas cifras de dinero las reglas se pueden acomodar a conveniencia, como el caso de la bilis de oso.
No se mata el animal para obtener su vesícula, pero se le mantiene en granjas chinas que le drenan la bilis por años en prácticas de extrema crueldad.
Pero probablemente el caso más alarmante de ataque a la vida silvestre en pro de los intereses económicos son las matanzas de elefantes y rinocerontes en África, que según Benítez han rebasado cualquier capacidad gubernamental.
Cifras de la WWF señalan que el año pasado fueron cazados ilegalmente más de 600 rinocerontes sólo en Sudáfrica.
Un estudio de TRAFFIC, la red internacional de monitoreo de comercio de vida silvestre, señala que el cuerno de rinoceronte, además de ser empleado como supuesto afrodisiaco y en la talla de objetos ornamentales, es asociado como símbolo de poder, una necesidad de identidad que trasciende cualquier uso médico.
Hay especies que al no ser tan conocidas, pueden correr el riesgo de desaparecer sin que algunos siquiera supieran de su existencia. Tal es el caso de la Totoaba. «Se trata de una especie endémica de aguas profundas del Golfo de California que en el mercado negro se cotiza en 4 mil dólares el ejemplar», señala el biólogo.
Este «trofeo» de pesca deportiva que puede llegar a pesar más de 100 kilos, es muy cotizado en Asia. En china sus vejigas son utilizadas para hacer una sopa que puede costar más de mil dólares el plato.
«En los países pobres generalmente es en donde se encuentran las especies para alimentar las demandas comerciales de los países industriales, así que es importante la regulación para que este comercio sea legal y que se establezca con precios justos», semana Benítez y agrega que generalmente los criterios para anexar una nueva especie a las listas de CITES son estudios sobre biodiversidad de las principales universidades.
En el caso de la flora, en nuestro país están en peligro una larga lista de especies de cactus y orquídeas.
«Llegan muchos checos y alemanes que aparentan ser turistas pero que en realidad buscan determinadas plantas que pueden alcanzar precios muy altos en el mercado internacional», señala el representante de CONABIO.
A partir de la década de los 90 el furor de la decoración minimalista alcanzó los jardines de todo el mundo mediante un paisajismo elaborado principalmente con cactáceas. Nuestro país concentra alrededor de 50% de los géneros de este tipo de flora que crece principalmente en las zonas desérticas de Chihuahua y Sonora.
Ante una falta de programas más estrictos de vigilancia, mantenimiento y reproducción de cactáceas que incluso podrían beneficiar económicamente a comunidades nacionales, muchas especies endémicas han desaparecido.
La CITES fue establecida en 1973 y México se incorporó en 1991. Nuestro país por primera vez será sede del Comité de Fauna y el Comité de flora, que se celebrarán del 28 de abril al 8 de mayo en Veracruz.
La idea de este tipo de eventos, según lo explica el biólogo, es la difusión de los esquemas de manejo de especies silvestres para que puedan ser utilizadas como modelo mundial, como el caso en nuestro país del Programa de Monitoreo del Cocodrilo de Pantano (Crocodylus moreleti).
En México ésta especie paso del Apéndice l al ll desde hace cuatro años, gracias a las vedas y los programas de áreas protegidas y reproducción. Esto significa que sigue la prohibición de comercio con ejemplares silvestres, pero se permite la comercialización de pieles de cocodrilo producidas en cautiverio.
Este es un ejemplo de fomento del aprovechamiento sustentable en beneficio de las comunidades locales, evitando la sobreexplotación y saqueo a nivel internacional que pueda poner nuevamente en riesgo de desaparecer a una especie, el principal atentado del comercio ilegal.
Fuente: El Universal