Revolution Food hace negocio combatiendo la obesidad en niños, que han cambiado su comportamiento y mejorado su desempeño académico.
En un país con alto índice de obesidad, como Estados Unidos, dos estudiantes de la escuela de negocios de Berkeley encontraron una oportunidad de negocio que deja anualmente más de 50 millones de dólares en ganancias.
Kirsten Toby y Kristin Richmond son dos jóvenes que se conocieron en la escuela y que en una clase de diseño de productos sentaron las bases de Revolution Food, una empresa que lleva alimentos sanos y frescos a las escuelas en Estados Unidos.
Fundada oficialmente en el año 2006, en la actualidad esta empresa estadounidense da empleo a 770 personas y atiende 600 escuelas en más de 20 ciudades de la Unión Americana.
Sus fundadoras se propusieron combatir la obesidad infantil a través de programas de educación nutrimental y la entrega de alimentos frescos y sanos a las escuelas. Se dieron cuenta que los niños, además de padecer obesidad, no podían relacionar sus alimentos con su origen.
Kirsten tuvo la oportunidad de trabajar en escuelas públicas, donde se dedicó a interrogar a los niños sobre su alimentación. Les preguntaba, por ejemplo, si sabían de dónde provenían sus alimentos. La mayoría de los pequeños refería que venían de una caja o de una tienda, y muy pocos podían decir que venían del campo, de una granja o una parcela.
Eso disparó su interés por comenzar a conectar a los niños con los alimentos reales, en lugar de la comida procesada e industrializada. La naciente idea contemplaba estándares que actualmente mantiene: nada de jarabe de maíz de alta fructosa, nada de saborizantes artificiales, nada de colorantes artificiales, nada de conservantes y nada de grasas transgénicas artificiales.
Con esa idea en la cabeza, ambas estudiantes decidieron poner manos a la obra. Pocos creían en su proyecto, pues llevar alimentos frescos todos los días a las escuelas es un trabajo titánico. Uno de los principios de esta empresa es que los alimentos deben ser frescos, es decir, deben ser comprados, trasladados, preparados y entregados el mismo día.
Para cumplir su misión, Revolution Food ha instalado un centro culinario en cada ciudad donde opera, con un equipo de chefs que diseñan los almuerzos y una flota de camiones repartidores. Cada centro culinario opera en un radio de tres horas de camino de su ubicación.
El negocio inició en una escuela de la ciudad de Oakland, California, donde les dieron oportunidad de emprender un programa piloto. Debido al éxito logrado en esa ciudad, el negocio comenzó su expansión hacia Los Ángeles, donde pusieron a prueba su modelo del centro culinario para dar paso al crecimiento que han mantenido año con año.
Revolution Food aprovechó perfectamente la conjugación de un problema existente (la obesidad infantil) y la visión de negocios, pues no existía ninguna empresa que llevara alimentos sanos y frescos a las escuelas de Estados Unidos.
Y aunque no hay un estudio al respecto, Kirsten Toby y Kristin Richmond afirman que maestros, directores y los mismos padres de familia han afirmado, en conversaciones informales, que con esa alimentación el comportamiento de los niños ha cambiado y su desempeño académico ha ido en aumento. Los almuerzos que esta empresa prepara siempre incluyen frutas y vegetales, y todos los panes son integrales.
Pero no sólo es llevar alimentos no procesados a las escuelas; hay que tener la estrategia adecuada para que los niños los coman y dejen de ser aficionados a los alimentos chatarra. Para ello realizan entrevistas a los estudiantes, y con sus respuestas y opiniones, los chefs diseñan los almuerzos para que la comida, además de nutritiva, sepa realmente bien y emocione a los pequeños.
Actualmente, Revolution Food sirve 120,000 almuerzos al día, todos frescos, y sigue creciendo.
Fuente: Forbes