Constantemente se están buscando nuevas formas de energías alternas o limpias para mitigar los efectos del cambio climático. Lo mejor se obtiene cuando se logra un proceso combinando tecnología con elementos de la misma naturaleza.
Recientemente, científicos descubrieron la posibilidad de convertir agua en combustible, utilizando como herramienta principal: el sol. De acuerdo a los desarrolladores del proyecto, la investigación está inspirada en los procesos naturales del medio ambiente.
Los iniciadores del proyecto son investigadores de la Universidad de Reading, Reino Unido, quienes afirman haber descubierto un nuevo catalizador capaz de separar las moléculas de agua en átomos de hidrógeno y oxígeno, replicando la forma en la que las plantas absorben la energía del sol. El material que resulta de esto puede ser útil para transformar el dióxido de carbono del aire en un combustible como el metanol.
Para convertir el agua en hidrógeno y oxígeno se necesita un proceso que significa un alto consumo de energía. Específicamente en este proyecto, para lograr un proceso de mayor eficiencia, se requirió un material capaz de absorber la luz solar utilizada para activar los electrones a niveles de energía más altos; es entonces cuando los electrones agitados por el proceso son capaces de producir las reacciones necesarias para hacer la división del agua.
El equipo de Reading realizó varias simulaciones para evaluar la capacidad de diferentes elementos como posibles catalizadores para la producción de combustible.
En la revista científica Journal of Materials Chemistry A, informaron que en su más reciente investigación, un nuevo nanomaterial o armazón organometálico, combina átomos metálicos y moléculas orgánicas y posee la estructura ideal para catalizar de una mejor manera las reacciones del agua.
De acuerdo con Ricardo Grau Crespola, experto de la universidad y creador del proyecto, la investigación se inspiró en la naturaleza, y explica que la clorofila que contienen las plantas es el elemento encargado de realizar la fotosíntesis absorbiendo la energía solar para convertirla en energía química.
“Ahora el desafío es incorporar estos catalizadores naturales en materiales capaces de hacer el trabajo químico específico que necesitamos. Si podemos hacerlo, podría convertirse con alta eficiencia, la energía solar en química”.
De esta manera se pueden descubrir distintas formas de energía limpia imitando los procesos de la naturaleza y obteniendo tipos de combustible para el funcionamiento de herramientas, aminorando el impacto al medio ambiente.