El 2020 ha sido uno de los años más complicados debido a la pandemia. Esta no solo ha hecho que pasemos demasiado tiempo lejos de nuestros seres queridos, sino que también alteró la manera en que vivimos y trabajamos, lo que sin duda complica aún más la búsqueda por hallar un equilibrio entre la vida personal y laboral.
No obstante, esta situación demostró cómo las mujeres trabajadoras ya vivían este tipo de rutina mucho antes de la emergencia sanitaria por la falta de políticas laborales relacionadas con la maternidad y paternidad.
Lo que provocaba que ellas constantemente se vieran en la necesidad de ofrecer disculpas. ¿La razón? Por el solo hecho de ser madres mientras se esforzaban por mantener sus carreras a flote. Empero, COVID-19 fomentó que alzaran la voz para no volverlo hacer.
Una cruda realidad…
De acuerdo con el portal WerkLabs, antes de la llegada de COVID-19, el 83% de las madres trabajadoras consideraban estresante maniobrar la logística del día a día y administrar los horarios del hogar.
Y que más del 75% de las madres trabajadoras encuestadas encontraron que la falta de flexibilidad en su lugar de trabajo es extremadamente preocupante, sobre todo con la pandemia.
De la noche a la mañana, las madres y padres de todo el mundo se encontraron realizando diversos roles que van desde educadoras hasta compañeras de juegos, todo mientras trataban de administrar sus actividades profesiones, de forma remota.
Así que de los 1,1 millones de personas de 20 años o más que dejaron la fuerza laboral entre agosto y septiembre, aproximadamente 865.000 eran mujeres, cuatro veces más que hombres, según la Oficina de Estadísticas Laborales de EE. UU.
Esta investigación invitó a las empresas a preguntarse cómo les va a las madres trabajadoras con el cierre de escuelas, el aprendizaje remoto continuo y el cuidado infantil limitado
Una de las madres encuestadas compartió que es físicamente imposible tener un trabajo de tiempo completo y cuidar 24/7 a las niñas y niños, sobre todo si se ejercen empleos relacionados con la educación, salud y seguridad.
Sin embargo, la pandemia ha puesto en relieve cada uno de estos problemas, colocándolos al frente y al centro en nuestras pantallas, tabletas e incluso periódicos.
¡No más disculpas por ser mamá!
Este año ha sido, como mínimo, un curso intensivo de empatía que ha puesto a prueba nuestra capacidad para fomentar el liderazgo humano, ya que muchas mamás y papás que trabajan han tenido que aprender a trabajar desde casa mientras hacen malabares con las necesidades de sus hijos.
Poco a poco hemos visto a todo el mundo acostumbrarse a que los niños asistan a las reuniones y llamadas de trabajo de Zoom y finalmente sabemos que podemos ser igual de productivos trabajando de forma remota y que los horarios flexibles son una herramienta eficaz de inclusión.
Así que si hay algo positivo que surge de la pandemia, es que las madres trabajadoras pueden dejar de disculparse por tener que hacer que el trabajo funcione.
Las corporaciones ahora darán prioridad a la construcción de un lugar de trabajo que se adapte a la vida moderna, y pronto veremos qué nos depara el futuro del trabajo desde casa.
Home office hoy y mañana
A pesar de que todo apunta a que los siguientes meses serán desafiantes a medida que el virus continúa y se realizan las pruebas para que la vacuna esté disponible, se ha ido construyendo un mejor ambiente laboral y más flexible.
Esto también está construyendo un espacio de trabajo más equitativo y empático que permitirá que los colaboradores puedan continuar con sus actividades personales sin afectar su desarrollo profesional.
Por otra parte, las empresas empiezan a ver las ventajas de trabajar de manera remota y cómo su equipo de trabajo es igual o más productivo desde este formato.
Todo este nuevo esquema de trabajo ha logrado aumentar la lealtad y ha impulsado a muchos profesionales a superarse y a querer continuar en su empleo actual porque se sienten más valorados y apoyados.
Además, a medida que nos acercamos a los primeros días de 2021, es hora de que las madres trabajadoras puedan exigir que el trabajo se adapte a un mundo en el que todo ha cambiado.
