En el complejo paisaje empresarial actual, la sostenibilidad y el movimiento ESG (ambiental, social y de gobierno) han sido objeto de críticas y desafíos que han dado forma a prejuicios, especialmente en Estados Unidos. En un entorno donde la percepción y las acciones «antiESG» están en aumento, la forma en que las empresas abordan estas críticas se ha vuelto crucial para mantener un equilibrio entre la sostenibilidad, los valores corporativos y las demandas del mercado.
Como indica el artículo de Harvard Business Review, el «antiESG» representa una resistencia difusa ante la tendencia hacia prácticas más conscientes y sostenibles en el ámbito empresarial. Este movimiento se manifiesta como una respuesta ante la popularidad de los criterios ESG para la toma de decisiones de las empresas.
Ante esta situación, resulta necesario comprender la manera en que las empresas deben responder frente al anti-ESG, clarificando el horizonte y desmitificando los criterios. ¡Te contamos todo al respecto!
ESG frente al anti-ESG
El anti-ESG ha llevado a un cambio perceptible en el comportamiento empresarial, con ejecutivos adoptando una postura más discreta en sus esfuerzos por la sostenibilidad. Aunque aún no está claro si este retroceso ha ralentizado las acciones empresariales en cuestiones climáticas y de equidad, la presión para mantener un perfil bajo no favorece la transición hacia prácticas más sostenibles.
Este movimiento comprende una amalgama de voces con perspectivas diversas, las cuales, pueden sostenerse en el escepticismo o la desidia. Desde aquellos que se oponen radicalmente a la sostenibilidad hasta aquellos que, aunque la respaldan, mantienen una postura complicada.
Por supuesto, la falta de uniformidad en las críticas complica el enfoque estratégico de las empresas. En ese sentido, esta carencia sí incide en los objetivos de sustentabilidad que las mismas puedan llegarse a fijar. Pero, ¿Qué medidas pueden tomar las empresas frente al anti-ESG?
Un modelo matizado para líderes empresariales
Las principales críticas emitidas por parte del anti-ESG y otros movimientos surgen en medio de premisas poco claras. En este marco, la objetividad de las críticas puede resultar cuestionable y sugerir conflictos de interés o simplemente denotar la intención de querer marcar de forma negativa la reputación de las empresas.
Ante estos complejos, Andrew Winston, teórico de estrategias de negocios sustentables y redactor de Harvard Buisness Review, propone un modelo que permite a los líderes empresariales comprender y abordar las diversas críticas «anti-ESG». Este modelo se basa en un mapeo bidimensional, evaluando la amplitud de las críticas y la sinceridad de los críticos.
- Amplitud de las Críticas: Un eje clasifica si las críticas se centran en el uso del término ESG en el ámbito financiero y en la respuesta empresarial a inversores, o si representan una oposición más amplia a la agenda de sostenibilidad percibida como liberal o progresista.
- Sinceridad de los Críticos: El otro eje evalúa si los críticos argumentan de buena fe, buscando resolver problemas y mejorar la sociedad, o si sus motivaciones son más cínicas, buscando solo ganar o hacer que otros pierdan.
Este enfoque matizado busca proporcionar a los ejecutivos una herramienta para comprender las distintas perspectivas «anti-ESG». Al reconocer la diversidad de opiniones y motivaciones, las empresas pueden adaptar sus estrategias de sostenibilidad de manera más efectiva.
Clarificando el diálogo: el ESG
En un entorno empresarial donde la transparencia y la autenticidad son cada vez más valoradas, abordar las críticas de manera matizada podría establecer las bases para un compromiso más sólido con la responsabilidad social corporativa.
Así mismo, entender que los criterios ESG funcionan para medir el impacto son un conjunto de parámetros utilizados para evaluar el desempeño y la responsabilidad corporativa de las empresas, midiendo la manera en que impactan de manera positiva en sus partes involucradas y, a su vez, en las comunidades en las que operan.
Desde esta mirada, basar la toma de decisiones empresariales en criterios ESG aporta diversos beneficios a las empresas:
- Mitiga riesgos y aborda sostenibilidad
- Impulsa la reputación empresarial
- Genera eficiencias operativas
En resumen, los criterios ESG proporcionan un marco integral para evaluar el impacto global de una empresa, incorporando consideraciones éticas, sociales y ambientales en la toma de decisiones empresariales. En última instancia, para lidiar con el escepticismo y las críticas hacia la sostenibilidad, se requieren criterios ESG sólidos que expongan la efectividad de las prácticas sostenibles y la RSE.