¿Qué diría un CEO con verdadera responsabilidad?
«Cumpló bien con mi trabajo y me pagan un salario normal. Después de todo, ¡me pagan por hacer mi trabajo! Si mi labor es excepcional, quizá reciba una modesta bonificación.»
Dicho sea de paso, para quienes no sean presidentes ejecutivos, la bonificación nunca sextuplica el salario, sino que es una fracción del sueldo. Y si hacen mal su trabajo, hasta es posible que los despidan. Por cierto, como empleadores, los CEO son los que establecen estas reglas. Si quieren que los demás dejen de echarles la culpa, deben de empezar a vivir según las mismas normas. ¿Han hecho bien su tarea? Parte de ella implica tomar buenas decisiones estrátegicas y operativas, previendo el futuro de su compañía, de su industria, de la competencia y del ambiente financiero.
¿Es tan difícil? Si. No se puede esperar que un CEO razonable haya previsto mercados de crédito congelados y mercados financieros destrozados. Sin embargo, a diferencia de los puestos de menor nivel, el de CEO incluye manejar las finanzas con un horizonte de tiempo que abarca muchos años. «No lo vi venir» es una excusa muy pobre. Si un CEO sólo ve lo evidente y sigue a la manada, ¿para qué se le paga?
Enfrentarse a la culpa es el precio que pagan los número uno por una cultura que recompensa a varios de ellos mucho más alla de la calidad de su desempeño. Los lamentos que dicen «yo no soy responsable» no conmueven a nadie cuando, durante mucho tiempo, los enormes salarios y los grandes privilegios se han justificado con la frase «yo soy responsable». La verdadera responsabilidad tiene que ver con reconocer que el desempeño sobresaliente se debe a varios factores: al mercado, a los empleados y a circunstancias que van más allá del control del número uno. Hasta que eso no ocurra, «la responsabilidad» no será más que un cuento de hadas.
Stever Robbins tiene en su haber nueve emprendimientos y cuatro IPOs (ofertas públicas iniciales). Actualmente se desempeña como consultor de management.
