En estos últimos años, términos como “feminismo”, “equidad de género” y “empoderamiento femenino” han invadido las distintas redes sociales y han fomentado la creación de organizaciones que apoyan a la mujer y le ayudan a romper brechas.
Para muchas personas, y debido a nuestra cultura occidentalizada, una mujer solo puede encontrar la equidad y el éxito profesional si se desarrolla dentro del mundo empresarial. Sin embargo, el empoderamiento de la mujer va más allá de un traje que las haga lucir poderosas.
¡Empodera a tu hija, no solo la eduques!
Algunos grupos han propuesto la capacitación y la educación para niñas como solución para combatir la pobreza. Esta propuesta incluye iniciativas de diferentes organizaciones y empresas como Nike Girl Effect o Let Girls Learn, campañas que presentan a las niñas como seres individualizados que pueden superar cual dificultad como la pobreza y la enfermedad, mediante el trabajo duro y la educación.
Shenila Khoja-Moolji, colaboradora del portal Africasacountry, comparte que este tipo de “Poder femenino” asume que cualquier niña es capaz de ser independiente, confiar en sí misma y mejorar sus circunstancias sola… sin el apoyo de las organizaciones y el estado; Shenila enfatiza entonces que este tipo de programas desvían la atención de la política, los patrones de consumo y las verdaderas necesidades que tienen los sectores más vulnerables a nivel a mundial.
De esta forma, muchos proyectos de empoderamiento, si bien brindan ayuda, también fomentan que la pobreza se convierta y sea vista como un problema personal y no como un conflicto global que a muchas minorías las condena, alejándolas del desarrollo sostenible.
Para destacar estas minorías que se quedan sepultadas, Disney, decidió compartir la historia Phiona Mutesi, una jugadora de ajedrez que mostró al mundo una lección de empoderamiento femenino que no entiende de trajes y negocios.
Reina de Katwe, el empoderamiento es un juego de ajedrez
La exclusión, la pobreza y las dificultades de acceder a la educación y a un empleo digno, han hecho de Katwe, uno de los barrios más poblados y violentos de Uganda. De acuerdo con la Federación Internacional de Ajedrez (FIDE), Phiona Mutesi, campeona de ajedrez, nació en 1993 justo allí, siendo hija de una familia numerosa que perdió todo cuando el padre falleció y la madre no pudo pagar el alquiler.
Phiona comparte que cuando su padre murió perdieron el acceso a un techo, a la educación y a la comida:
Lo perdimos todo, tuve que abandonar el colegio porque mi madre no podía pagarlo, nuestro día a día era luchar por conseguir algo que comer. Con nueve años nos echaron de la casa donde vivíamos porque no podíamos pagar el alquiler, dormíamos en la calle, habíamos perdido la esperanza, cuenta un relato publicado por El Diario.
El ajedrez a cambio de comida
Su acercamiento con el ajedrez llegó cuando decidió perseguir a uno de sus hermanos, quien se escapaba todos los días, a la misma hora, mientras sus demás hermanos trabajaban vendiendo artesanías afuera del mercado.
Durante esta persecución descubrió que su hermano Brian, se escapaba a un local atendido por Robert Katende, quien inició programa de enseñanza de ajedrez en colaboración con una organización cristiana. Esta iniciativa les ofrecía un plato de comida a todos los niños a cambio de que se sentaran a aprender ajedrez; y al igual que su hermano, Phiona accedió a tomar estas lecciones.
En sus primeras lecciones ella se sentaba y escuchaba a una niña (la única que había) que le explicaba todo lo que sabía acerca del juego. Aunque en un inicio su único interés era comer, poco a poco se percató que no solo alimentaba su cuerpo, también su mente y comenzó a interesarse cada vez más por el ajedrez hasta que en el 2009 integró a un equipo entrenado por Katende y ganaron un evento internacional realizado en Sudán.
Para su entrenador la historia de Phiona muestra como el ajedrez se convirtió en un juego de supervivencia: «tienes un recurso y según el uso que hagas de él, tu estrategia y tu plan, así será tu devenir. Eso se identifica mucho con el estilo de vida de estos niños. En los suburbios viven para sobrevivir, tratando de averiguar qué va a ser lo próximo, dónde te vas a quedar, si es seguro, cómo hacer para comer», agregó.
El periodista Tim Crothers, descubrió a Phiona y todo lo que había detrás de ella, y decidió iniciar un artículo que al final se transformó en “La reina Katwe”, el libro que tomaría Disney para hacer una película y mostrar la historia de esta poderosa mujer a nivel mundial
¿Qué busca destacar Disney?
Los responsables de llevar esta historia al cine, buscan destacar la importancia de la educación, no entendida como simple preparación académica, sino como un concepto holístico, pragmático, real. De nada sirve que le enseñemos a las niñas a usar herramientas si jamás les prestaremos una o no les daremos la oportunidad de usar las suyas. La Reina de Katwe muestra la necesidad de volver a redefinir el término del «poder femenino«.
Yo no sabía lo que era Disney, me dijeron que iban a hacer una película sobre mí, pero yo no tenía ni idea, luego empecé a averiguarlo y cuando lo supe todo fue muy emocionante. Ojalá sirva para que quienes han perdido la esperanza, la recuperen, comentó Phiona.
También quieren mostrar cómo los programas apoyados por instituciones religiosas, están brindando un impacto mayor que muchas empresas y organizaciones prestigiosas que solo enfocan sus esfuerzos en unos cuantos.
La importancia de los otros
La historia de Phiona no solo es el triunfo de una chica autónoma que supera por sí misma todas las adversidades, es el relato de una mujer que encuentra en las instituciones religiosas, en la comunidad y en su propia familia el apoyo que la impulsó a salir adelante.
El empoderamiento no es un tema de solitarios como muchas campañas nos quieren hacer creer.
Esta película también tiene como objetivo mostrar que la educación no es la única respuesta a problemas como el hambre y la pobreza, y que el empoderar realmente a las niñas va más allá de un mundo ejecutivo, ya que se trata no solo de brindarles educación sino de ayudarles a buscar los recursos necesarios con los que puedan cumplir sus objetivos y a crear un impacto verdadero a nivel personal y en su comunidad porque al final son estas historias las que ayudan a darle voz al resto que no la tiene.