De acuerdo a las Naciones Unidas, un promedio de 102 millones de personas se ven afectadas cada año por inundaciones, 37 millones por ciclones, huracanes o tifones y cerca de 336 mil por deslizamientos de tierras.
El coste que supone reconstruir una zona devastada es enorme; en términos económicos, el rendimiento de un país azotado por una catástrofe cae un 3%, y el daño que hace al desarrollo es aún mayor.
Es importante saber que el grado de devastación, en pérdidas humanas y daños materiales que ocasionan los desastres, es el resultado de la combinación de las fuerzas naturales y la actividad humana. El peligro depende en gran medida de las decisiones que se toman a nivel individual y colectivo.
La puesta en marcha de sistemas de prevención, alerta temprana, preparación y recuperación rápida, disminuye el riesgo y mitiga los efectos devastadores de un desastre natural.
Uno de los objetivos de Desarrollo Sostenible de la ONU es lograr que las ciudades y asentamientos humanos sean inclusivos, seguros, resilientes y sostenibles. Para contribuir con este objetivo, CEMEX como parte de su estrategia de responsabilidad social tiene un programa para hacer comunidades resilientes.
Una comunidad resiliente es aquella que proporciona apoyo, conocimiento y apoyo para organizarse colectivamente, ayudar a los individuos y sobreponerse a periodos difíciles o de catástrofe. Con el programa de CEMEX se prepara a los habitantes de las diversas comunidades donde la marca opera para hacer frente a las emergencias o desastres a los que están expuestos.
En la semana del 14 al 18 de septiembre, se llevaron a cabo 17 simulacros en instalaciones comunitarias y educativas en 10 estados de la República de la mano de Protección Civil, coordinados por el área de responsabilidad social de la empresa y el área de seguridad industrial de CEMEX.
Las evacuaciones se hicieron de acuerdo al riesgo preponderante de la zona de cada centro comunitario, se hicieron simulacros de temblor, incendio, primeros auxilios, huracán, fuga de gas e incendio de caña.
Para CEMEX la seguridad además de ser un valor es una prioridad; en todas las etapas de su proceso cuenta con un plan de prevención de riesgos así como un plan de respuesta a emergencias para salvaguardar a los empleados de la empresa y los usuarios de los centros comunitarios.
De esta manera a través de capacitación informativa y técnicas de supervivencia, se forman comunidades resilientes y preparadas para afrontar de la mejor manera adversidades que se puedan presentar.