Todos los días, desde que despertamos hasta el momento en que vamos a dormir nuevamente, realizamos un sin número de acciones que impactan positiva o negativamente nuestro entorno, ya sea a nivel social o ambiental. Nos damos un baño en el que usamos determinada cantidad de litros de agua, seleccionamos la ropa que usaremos y elegimos si nuestro desayuno incluirá alimentos de origen animal o si consumiremos algún producto proveniente del comercio justo. Todas estas pequeñas elecciones contribuyen a la propagación o solución de problemas ambientales que van desde la explotación excesiva de recursos naturales hasta la extinción de especies y el calentamiento global.
Gobiernos, empresas y organizaciones de la sociedad civil han puesto en marcha numerosos esfuerzos por atacar los problemas ambientales que afectan al mundo entero, sin embargo sus iniciativas difícilmente tendrán un impacto significativo a menos que todos adoptemos un compromiso de fondo con la conservación de nuestro planeta y para ello es necesario involucrar a las nuevas generaciones promoviendo el desarrollo de valores y actitudes que contribuyan a un aprovechamiento adecuado de los recursos naturales y un estilo de vida responsable.
Aun cuando con frecuencia la educación ambiental puede parecer aterradora para los padres que la perciben como algo de poco o nulo interés para los más pequeños del hogar, los niños pueden responder positivamente ante ella siempre que se plantee de una forma adecuada. Los niños suelen estar legítimamente preocupados por su planeta, por lo que para aprovechar su interés basta contar algunas historias y generar actividades que terminen por enamorarlos del mundo de posibilidades que se abre ante ellos cuando desean aprovechar los recursos al máximo.
1. Haz que forme parte de su día a día
Evita que el reciclaje se convierta en una obligación o un obstáculo para sus actividades favoritas; coloca contenedores especiales para material reciclable en casa y habla de ello con la misma naturalidad con que hablas de bañarse, dormir o tirar el envoltorio de un chocolate en el lugar adecuado.
No dejes que esto interfiera con su horario de esparcimiento o con ver televisión. De lo contrario, en lugar de verlo como una acción positiva, aprenderán que es un castigo por algo que no ha hecho bien y una vez asumido esto le costará mucho trabajo volver a cambiar el paradigma.
2. Estimula su creatividad
Una de las cualidades más valiosas de los pequeños del hogar es sin duda su capacidad para imaginar soluciones distintas a las que podemos plantear como adultos y encontrar diseños únicos, por lo que además de enseñarle las decenas de ideas que seguramente ya has encontrado en Pinterest, es importante que lo motives a hacer sus propias creaciones; de esta forma no sólo le ayudarás a desarrollar su creatividad, seguramente también se divertirá como nunca.
3. Impúlsalo a alcanzar nuevos retos
Determina una meta de botellas de PET, latas o periódicos a cubrir para alcanzar un objetivo, ya sea la fabricación de un objeto de material reciclado o la compra de un nuevo juguete. Deja claro que no se trata de consumir más productos con elementos contaminantes, sino de recuperar el material reciclable a fin de reducir el impacto que estos residuos tienen sobre el medio ambiente.
4. Muéstrale un mundo de posibilidades
Enseña a tu hijo que el reciclaje se limita únicamente las acciones que realiza en casa para dar una nueva vida a diferentes objetos, sino que también hay personas realizando esta labor a gran escala utilizando este material para fabricar ropa, lamparas, estufas o incluso construir edificios. Sin duda se trata de un panorama que lo sorprenderá y… quién sabe, tal vez un día lo ayude a convertirse en todo un agente de cambio.