El gran tamaño de Brasil (el quinto país más grande el mundo en área total) es una de las razones por las que se calcula que la Copa del Mundo tendrá una enorme huella ecológica. Para las empresas y asistentes, el traslado en tan grandes distancias significará no solo problemas de logística, sino emisiones de CO2. Una compañía que está evitando esto es Heineken.
La empresa comenzó en 2012 un proyecto piloto que experimenta con un medio de transporte alternativo para su cadena de suministro: el tren. Esto se logró con la colaboración de varios stakeholders, incluyendo un distribuidor local de Coca-Cola y una organización experta en logística. Desde octubre de 2012, todas las entregas en el centro norte de Brasil se hacen por tren.
Esta solución es innovadora no solamente porque reduce en un 40% las emisiones de CO2 resultantes del transporte de cervezas (unas 320 toneladas anuales), sino porque también acaba con un problema que tenía la empresa: en temporada de caña de azúcar, el transporte terrestre se vuelve escaso y poco confiable, ya que varias industrias y empresas se pelean los camiones existentes. Esto sin contar con que las carreteras no siempre se encuentran en el mejor estado.
El principal obstáculo de los trenes no llegan a todos los rincones del país, pero ahora la compañía usa las estaciones de tren para almacenamiento, donde sus clientes pueden ir a buscar el producto. Estos buenos resultados demuestran que en muchas ocasiones la opción más sostenible es también la que es mejor desde un punto de vista de negocios. Según Heineken, el siguiente paso es la introducción de biocombustibles.